Artículos de Opinión

La extemporaneidad de Guaidó en el cargo, sus promesas incumplidas y su evidente campaña electoral.

En Venezuela existe dos presidentes, dos Tribunales Supremos de Justicia y la oposición aún considera que con un nuevo Consejo Nacional Electoral, Maduro saldrá con la elección de un nuevo presidente.

El 15 de enero de 2019, la Asamblea Nacional de Venezuela aprobó un acuerdo en el que declara a Nicolas Maduro como usurpador del cargo presidencial, asumiendo de acuerdo con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) en su artículo 233 segundo párrafo, el Presidente de la Asamblea Nacional (AN) Juan Guaidó. Recordemos que dicho pronunciamiento por parte de la AN se debió al desconocimiento de las elecciones presidenciales del 2018 que fueron catalogadas de fraudulentas.
Tomando como referencia el artículo Ut Supra mencionado, Juan Guaidó debió convocar a elecciones dentro de los treinta días consecutivos a partir del 23 de enero, fecha en la que se juramentó como Presidente Encargado (E) de Venezuela. Hasta la fecha han transcurrido más de lo treinta días en los que Guaidó debió llamar a elecciones de acuerdo al texto constitucional; es necesario resaltar que el Consejo Nacional Electoral (CNE) está catalogado como un órgano identificado plenamente con la tendencia socialista y en tales circunstancias, no se podría realizar elecciones confiables; la AN declaró en el mes de abril que se encuentra discutiendo la reforma del CNE para convocar a elecciones imparciales dentro de siete o nueves meses. La tensión y crisis que se vive en Venezuela se ha extendido en toda la región no sólo a nivel de relaciones diplomáticas sino además, por la presencia de miles de venezolanos que huyen de la crisis política, económica y social producto de una ideología que a pesar de que en su teoría no se manifiesta autoritaria y devastadora, es la forma en la que se llega a imponerse en la práctica.
Sobre las propuestas o promesas que el Presidente (E) Juan Guaidó les ha hecho a los venezolanos hay que resaltar que, a pesar de su innegable y admirable valentía de enfrentarse a una organización considerada criminal institucionalizada y vinculada al narcotráfico y el terrorismo, no se cumplieron, como lo fueron: 1) El ingreso de la ayuda humanitaria. 2) Las acciones de “calle sin retorno”. 3) La “Operación Libertad” en la que manifestó el 30 de abril que los militares estaban del lado de la Constitución y del pueblo para ponerle fin a la usurpación, por el contrario, los militares demostraron una vez más no estar en favor del Pueblo de Venezuela ni de la Constitución, salvo algunos casos contados. 4) Su negativa a seguirle el juego al gobierno de Maduro de calmar las calles en sus momentos más álgidos por medio de diálogos, tampoco se cumplió, ya que hubo encuentros entre representantes de Maduro y de la Asamblea Nacional en Noruega llámese, diálogo.
Guaidó se encuentra viajando por toda Venezuela tal cual se hace en las campañas electorales, lo que ha creado ciertas matrices de opiniones en su contra tanto de los venezolanos que están en el país como los que se encuentran fuera de este, las críticas reflejan el malestar de los venezolanos debido a que todo parece improvisación, promesas incumplidas, larga espera sin alimentos ni medicinas y, el incremento en la mala prestación de los servicios públicos básicos a lo que hay que sumarle la inseguridad. Se observa y se manifiesta de parte de Guaidó un único fin  como lo es, elecciones libres e imparciales  para elegir un nuevo presidente y ponerle fin a la usurpación de Maduro; un tanto utópica también esta posición si se considera que con un CNE reformado el CNE que Maduro controla no dejará de existir y mucho menos dejará el poder para reconocer a un presidente electo, como referencia hay que mencionar que no ha dejado de existir el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) socialista en Caracas por el TSJ en el exilio,  y el mismo Guaidó, siendo Presidente (E) no ha sido ni será reconocido por Maduro que sigue estando en el Palacio de Miraflores.
En Venezuela existe dos presidentes, dos Tribunales Supremos de Justicia y la oposición aún considera que con un nuevo Consejo Nacional Electoral, Maduro saldrá con la elección de un nuevo presidente.
Se acaba de crear un registro de venezolanos en el exilio vía Internet con miras a obtener información para promover el regreso de los venezolanos que salieron por las condiciones de su país e impulsar el desarrollo del mismo una vez dadas las circunstancias para que ellos retornen a su patria, lo extraño es, que este plan que es bastante interesante y pudiera dar resultados no contiene ningún tipo de detalles sobre las condiciones y el tiempo programado para la ejecución del mismo; generando ciertas incertidumbres sobre si es una improvisación más, nuevas promesas o un medidor electoral internacional.
Sobre las propuestas de Guaidó sin cumplir, debería aprovechar su popularidad, ímpetu, valentía y apoyo internacional para considerar las acciones de acuerdo a las circunstancias. En cuanto a futuras elecciones, es evidente y en reiteradas ocasiones Maduro lo ha anunciado, no va a dejar el poder. La consigna de Guaidó es “Cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”; mientras que ya está pasando medio año de esa consigna, el venezolano lleva veinte esperando un cambio y se pregunta ¿cómo? ¿y cuándo? lo conseguirá, mientras tanto, cientos de jóvenes han dejado sus vidas en las calles y se está desaprovechando el apoyo de la comunidad internacional que tiene todo lo necesario para ponerle fin a la pesadilla en la que se encuentra sumergida el país. Hay quienes consideran que en un país con dos presidentes al mismo tiempo, la sociedad ya hubiese tomado cartas en el asunto y resuelto el problema; postura superficial y alejada de la realidad ya que en las dictaduras de Latinoamérica a nadie se le hubiese ocurrido asumir la presidencia en paralelo en contra el dictador como efectivamente así fue, y mucho menos derrocarlo con esa facilidad verbal, nuestras historias hablan por si mismas.  Mientras tanto, pasa el tiempo y Venezuela sigue en manos de sus enemigos, y por el otro lado, políticos que dicen defenderla, con discursos esperanzadores que no se ajustan a la realidad.   
No hay dudas del valor de Guaidó al asumir la postura que asumió, también es importante resaltar que si está protegiendo la Constitución de Venezuela se ajuste a ella, ya que valga la el recordatorio, el desconocimiento es al gobierno de Maduro no al texto constitucional.
En síntesis. Los treinta días para llamar a elecciones de conformidad con el artículo 233 de la CRBV han transcurrido, los artículos 333 y 350 que constantemente invocan la oposición venezolana para desconocer el régimen de Maduro no son motivos para actuar fuera de las normas constitucionales sino por el contrario, es razón para cumplirlas y tener moral de criticar a Maduro y las violaciones permanentes a dicho texto que el socialismo comete, el TSJ en el exilio en Sala Constitucional haciendo uso del control concentrado que le corresponde, debe pronunciarse al respecto y no guardar más silencio debido a su carácter de garante de la Constitución de conformidad con los artículos 5 único aparte, 7, 334 y 335. La situación excepcional presente en Venezuela requiere medidas excepcionales enmarcadas en la Constitución la cual establece “todas las opciones”, para demostrar que se está protegiendo a la CRBV hay que ajustarse a ella, los órganos del poder público son o deberían ser garantes del Estado de Derecho, esto los diferenciaría de la corriente de Maduro; es responsabilidad del TSJ disponer la condición y un lapso prudencial de la presidencia encargada de Venezuela en manos de Guaidó para que este, esté sujeto también al control constitucional y el órgano jurisdiccional haga valer su independencia; en las situaciones mencionadas cabe la pregunta, se está luchando por cumplimiento o incumplimiento de la CRBV. Guaidó debe seguir ejerciendo sus funciones y el TSJ las suyas.  La temporalidad de Guaidó, podría ser extendida por un pronunciamiento del TSJ motivado en una circunstancia excepcional como lo es, el CNE como impedimento para que hayan elecciones libres e imparciales. Mientras no haya dicho pronunciamiento, el TSJ no está ejerciendo su función, y Guaidó, está haciendo lo que critica. Y Maduro sigue aferrado al poder; no le conviene directamente atacar a Guaidó pero sus paramlitares se están acercando cada vez más a él y el TSJ y la Fiscalía General socialistas, planean la manera de encarcelarlo, al parecer no se atreverían, pero sus excesos no tienen límites. (Santiago, 27 junio 2019)

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