Artículos de Opinión

Reforma laboral y equidad de género: una ecuación compleja.

Hay muchas de nosotras que deben dejar de trabajar para ser cuidadoras de sus padres o madres ancianos, de los que el Estado tampoco parece querer hacerse cargo.

La actual propuesta de reforma laboral y de pensiones, permite instalar en el centro del debate no sólo la reducción de la cantidad de horas o la flexibilidad de la jornada, lo que provoca interesantes reflexiones. Todo esto, sin olvidar otros proyectos que actualmente se tramitan en el congreso que conectan directamente con la equidad de género, como por ejemplo,  la llamada propuesta de ley de sala cuna universal, cuya idea de legislar fue aprobada recientemente.
Sin duda es esta, una de las modificaciones que más podrían influir en la mayor y mejor incorporación de la mujer al mundo del trabajo.
Esta es una discusión que recién comienza, habrá que estar atentos al debate parlamentario que terminará por modelar el contorno definitivo de la norma.
Sin duda una mujer joven que decide enfrentar un embarazo, pese a la edad o a los desafíos que esto representa, es probable que deba renunciar o postergar la decisión de estudiar una carrera. En el mejor de los casos quienes continúan estudiando, en ocasiones deciden congelar o interrumpir sus estudios, para retomar al cabo de un tiempo o bien proseguir con estudios de una carrera técnica, que permitan dentro de un tiempo más breve incorporarse al mundo laboral. Esta situación genera brechas que distancian a hombres y mujeres respecto de sus aspiraciones y metas en relación al derecho a acceder a un trabajo digno, remunerado y que además permita conciliar la vida personal y familiar, de algún modo.
Si de verdad nos preocupa la familia, es imperativo transitar hacia modelos más flexibles, donde la amenaza con la que habrá que lidiar desde el Derecho será la precarización de los empleos, cuestión que habrá que enfrentar desde la discusión inteligente y esperemos propositiva de estos nuevos proyectos.
La encuesta Casen, sigue siendo desfavorable para nuestro género, en particular en los primeros quintiles. Cada vez somos más mujeres las que somos jefas de hogar, en modelos más diversos de familia. También hay muchas de nosotras que deben dejar de trabajar para ser cuidadoras de sus padres o madres ancianos, de los que el Estado tampoco parece querer hacerse cargo.
Mientras que las que son madres a temprana edad, deben enfrentar la difícil disyuntiva, no sólo acerca de continuar estudiando, sino cómo hacer para resolver la difícil ecuación de  trabajar para poder contribuir en lo económico, o quedarse al cuidado de sus hijos.
Si bien estas son preocupaciones transversales para todas las mujeres, la inequidad aquí también se manifiesta. Mientras las mujeres con mayores recursos disponemos de apoyos y podemos recurrir a nuestras propias redes familiares, las que no los tienen deben optar por quedarse en casa, incrementando así la cifra de mujeres que aún no logran incorporarse al mundo del trabajo, la que revela todavía un brutal 50%.
Nuestras mujeres no pueden esperar, señores legisladores!! (Santiago, 10 mayo 2019)

 

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