Cartas al Director

La corrupción no es un accidente.

Angélica Céspedes Cifuentes

7 de junio de 2017


Algunos piensan que la corrupción es algo que simplemente "ocurre" en la organización, que ya estaba asentada desde antes, que no se sabe cómo ni cuándo empezó, que es inevitable e inabarcable, que es parte de la forma "natural" de hacer negocios o que se trata de una manzana podrida (como un hecho puntual y accidental) que contamina al resto.
Pero en realidad, la corrupción no es algo que simplemente le pasa o le ocurre a las entidades públicas o privadas, como un meteorito que cae del cielo o un imprevisto, o a veces previsto, imposible de resistir. La corrupción es un problema de sistema, el cual, mientras más se mantenga en el tiempo sin control ni reparación alguna, daña no sólo a los elementos que afecta directamente, sino que también perjudica al funcionamiento entero de la organización y, cuando esto pasa, se hace más difícil su reparación.
Nuestra sociedad, tal como lo evidencian las encuestas, tiene presente en un alto porcentaje que la corrupción en nuestro país es más alta de lo que habíamos pensado y que la forma de enfrentarla hasta la fecha, no  ha sido satisfactoria.
En este sentido, ya no es posible sostener que la corrupción obedece a casos puntuales y que, una vez cambiada la pieza dañada se resuelve el problema. Actualmente, la corrupción se considera en forma amplia, se evidencia en las acciones u omisiones de personas que no controlaron su entidad debidamente, que no se hicieron cargo de las señales de alerta, que miraron para el lado a fin de evitarse problemas, que nombraron en un cargo relevante a alguien incompetente, que propusieron medidas o el camino fácil sin el sustento técnico adecuado o, que simplemente pagaron a un funcionario público para facilitar algunos trámites.
Así las cosas, el origen de la corrupción es algo más complejo que la voluntad de quien aceptó o entregó un soborno, abarca también la participación de quienes directa o indirectamente la facilitaron o no hicieron nada para evitarla, a pesar de estar en una posición de garante.

 

Angélica Céspedes Cifuentes
Abogada

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