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Amnistía Internacional: ¿por qué el progreso de Gambia debería impulsar la abolición de la pena de muerte en África?

Sabrina Mahtani, investigadora de Amnistía Internacional sobre África Occidental plantea que la pena de muerte es irreversible y no deja ninguna posibilidad de rehabilitación del autor o autora del delito. Ningún sistema de justicia penal puede decidir de un modo imparcial, coherente e infalible quién debe vivir o morir.

8 de marzo de 2018

Sabrina Mahtani, investigadora de Amnistía Internacional sobre África Occidental, sostiene que no hace tanto, la abolición de la pena de muerte en Gambia parecía una quimera.
Relata que en agosto de 2012, durante el régimen del ex presidente Yahya Jammeh, fueron ejecutados nueve presos en una sola noche. No se avisó con antelación ni siquiera a sus familias o abogados, y la ONU calificó los homicidios de “arbitrarios”.
Pero el mes pasado, continúa, en el 53o aniversario de la independencia del país, el 18 de febrero, el presidente Adama Barrow anunció una moratoria oficial de las ejecuciones como paso hacia la abolición de la pena de muerte.
Así, destaca que con retraso, pero con decisión, Gambia se está alejando de este castigo cruel, inhumano y degradante. Casi la mitad de los 18 países de África occidental han abolido ya la pena de muerte.
Pero, asegura a continuación, no todos los países avanzan respecto de la pena de muerte; lamentablemente, algunos retroceden.
Comenta que en 2016, el Ministro del Interior de Sierra Leona ordenó públicamente que se limpiara la horca y afirmó su apoyo a la pena de muerte, a pesar de que el ex fiscal general prometiera ante la ONU en 2014 que Sierra Leona iba a abolirla. En 2017, un informe del Gobierno rechazó la recomendación de la Comisión de Revisión de la Constitución de abolir la pena de muerte.
Casos como éste, plantea, ponen de relieve la necesidad de presionar a favor de la abolición de la pena capital en África.
Las razones, señala, a favor de la abolición son múltiples. En primer lugar, no existen datos creíbles que demuestren que la pena de muerte disuada de cometer delitos. Además, la pena de muerte es a menudo discriminatoria y se utiliza de modo desproporcionado contra las personas pobres y las minorías.
Agrega, que la pena de muerte es irreversible y no deja ninguna posibilidad de rehabilitación del autor o autora del delito. Ningún sistema de justicia penal puede decidir de un modo imparcial, coherente e infalible quién debe vivir o morir. Nunca se podrá eliminar el riesgo de ejecutar a inocentes.
Por último, la investigadora destaca El 22 de mayo de 2017, la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos adoptó una resolución sobre el derecho a la vida en África en la que insta a los países que han establecido una moratoria de las ejecuciones a que tomen medidas encaminadas a la abolición y a los demás países a que establezcan de inmediato una moratoria de las ejecuciones.

 

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