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Amnistía Internacional asegura que autoridades del Estado son cómplices en ataques contra la minoría religiosa ahmadí en Indonesia.

La organización ha llegado a esta conclusión tras entrevistar a personas ahmadíes residentes en los barrios afectados de Montongtangi y Gerengeng. Estas describieron cómo funcionarios del Estado, incluidos agentes de policía, trataron de obligarlas a «volver a la verdadera enseñanza del islam» y les advirtieron de que, en caso contrario, se las iba a matar.

5 de junio de 2018

Amnistía Internacional asegura que las autoridades del Estado han sido cómplices en agresiones colectivas contra la minoría religiosa ahmadí en Lombok Oriental (Nusa Tenggara Oriental), que han destruido viviendas  han obligado a decenas de personas a huir de sus pueblos.
La organización ha llegado a esta conclusión tras entrevistar a personas ahmadíes residentes en los barrios afectados de Montongtangi y Gerengeng. Estas describieron cómo funcionarios del Estado, incluidos agentes de policía, trataron de obligarlas a “volver a la verdadera enseñanza del islam” y les advirtieron de que, en caso contrario, se las iba a matar.
Amnistía explica que los ahmadíes son un grupo religioso que se considera a sí mismo musulmán. No obstante, la legislación indonesia y la mayoría de los musulmanes de Indonesia no los reconocen como parte del islam.
Usman Hamid, director ejecutivo de Amnistía Internacional, afirmó que este es un claro ejemplo de un Estado que participa en la discriminación y la violencia contra una minoría religiosa. Hay personas que han visto sus hogares destruidos y sus pertenencias saqueadas por negarse a abandonar sus creencias”.
Agrega que “el Gobierno de Indonesia debe garantizar que estos incidentes se investigan y que los responsables —incluida cualquier autoridad implicada— comparezcan ante la justicia. Se deben adoptar medidas concretas —tales como cambios en la legislación, decretos, políticas y prácticas— para proteger de la discriminación, la violencia y los desalojos forzosos a comunidades minoritarias como la ahmadí. Las personas deben poder practicar su fe sin discriminación y sin miedo".
Las entrevistas llevadas a cabo por Amnistía Internacional Indonesia revelan que, antes de los ataques del 19 y 20 de mayo en la localidad de Gereneng, autoridades de distrito, agentes de policía, personal militar y agentes del servicio de inteligencia habían tratado de “convertir” a la fuerza a seis ahmadíes residentes en la localidad de Montongtangi.
Este ciclo concreto de persecuciones contra la población ahmadí comenzó el 6 de mayo, tras una reunión de líderes comunitarios, funcionarios y clérigos invitados por el jefe de la población, en la que se decidió que las creencias ahmadíes eran “desviadas” y que las personas ahmadíes debían ser expulsadas de Lombok Oriental. El jefe de la población ordenó a los subjefes iniciar una persecución contra los presuntos ahmadíes.
Al día siguiente se registraron casas, y los ahmadíes contaron que los llevaron ante clérigos locales y los “purificaron”. El 8 de mayo, unos clérigos visitaron la vivienda de un hombre ahmadí en la que vivía con su esposa y sus suegros, que no son ahmadíes. Los clérigos hablaron con los suegros sobre la “desviación” ahmadí, como ellos la llamaban, y advirtieron al hombre de que se le obligaría a divorciarse de su esposa si no abandonaba sus creencias.
Una de las víctimas contó a Amnistía Internacional que el jefe de la población había dicho: Si realmente sois ahmadíes, los ahmadíes son comunistas. Si es verdad que sois ahmadíes, entonces la gente, incluidos clérigos, vendrá a purificaros y la muchedumbre vendrá a atacarlos".
Tras verse obligados a acudir a una comisaría de policía cercana para evitar a una multitud enfurecida, una víctima informó de que la policía había dicho a estos seis hombres que los iban a matar si no abandonaban sus creencias. Al no estar dispuestos a hacerlo, no les quedó más opción que huir de Montongtangi.
Las personas entrevistadas por Amnistía Internacional informaron de que un agente de policía había dicho: “La gente me pide que os juzgue, no podéis ir a casa, si vais, os matarán".
Al parecer, asegura Amnistía, el incidente en la localidad de Montongtangi “inspiró” a la población de Gereneng a realizar una ofensiva similar el 19 de mayo contra los ahmadíes en la que una muchedumbre destruyó seis casas y obligó a 24 ahmadíes —entre ellos 10 menores de edad, 2 hombres y 4 mujeres, una de las cuales estaba embarazada— a acudir a una comisaría de policía cercana.
Amnistía Internacional pide a las autoridades de Indonesia que garanticen que cualquier daño contra la propiedad se repara e indemniza, y que se permite a los miembros de la comunidad ahmadí regresar a sus hogares y barrios tan pronto se hayan llevado a cabo las reparaciones, y que se los protege vigorosamente frente a toda persecución, incluidos la violencia directa y los intentos de “conversión”.

 

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