En una reciente publicación se da a conocer el artículo “Un marco de análisis en la antesala de la elección”.
Se sostiene que a días de la decisiva elección presidencial y parlamentaria, que es también concurrente con la elección de consejeros regionales, se abren interrogantes respecto de múltiples variables que harán de éste un proceso democrático con características especiales, que le confieren un carácter de inédito en nuestra historia electoral reciente.
Así, se explica que la novedad desde el punto de vista institucional, viene dada por la entrada en vigencia de un nuevo sistema electoral parlamentario “proporcional moderado” que no sólo generará cambios a nivel de composición de fuerzas políticas en el Congreso, sino que también podría alterar patrones de competitividad en el sistema político, tales como los niveles de incumbencia o renovación en la legislatura.
Del mismo modo, se agrega, este sistema podrá ser contrastado con el antiguo sistema binominal al momento de evaluar si los cambios anunciados y la expectativa generada tendrán asidero frente a la realidad de los hechos. En la misma línea, la composición de las cámaras a raíz de la cuota de género que exigía presentar a lo menos un 40% de candidatas por partido político es otra dimensión de análisis a la luz de la cual será posible evaluar la efectividad de este tipo de acciones afirmativas; hoy en la Cámara de Diputados las mujeres representan un 16% y un 18% en el Senado.
A continuación, el documento sostiene que por otra parte, el voto de los chilenos en el exterior para la elección presidencial es también una particularidad de este proceso, por lo que una evaluación en relación a su implementación será también necesaria; al respecto, 39.137 electores podrán sufragar desde el exterior, de los cuales un 40% se encuentra en Argentina.
Asimismo, se añade que tanto las restricciones a las fuentes de financiamiento de campañas como a la propaganda electoral serán variables críticas que han incidido en las formas de hacer campaña y podrían también ser un factor en el rendimiento de los candidatos.
Pero, se agrega, sin lugar a dudas que uno de los focos sobre los cuales estará puesto el interés de analistas y formadores de opinión pública será la participación electoral.
Con respecto a este punto, se señala que El Centro de Estudios Públicos (CEP) estimó un 44% de participación en su pasada encuesta de octubre, mientras que CADEM en su última encuesta electoral de noviembre ha estimado un 48%.
Por otra parte, se afirma que los críticos del voto voluntario han vuelto a instalar la idea de retroceder hacia un modelo de voto obligatorio, conducidos por el efectismo que supone obligar a los ciudadanos a sufragar para incrementar la legitimidad de los procesos eleccionarios.
Luego se plantea que la mencionada estrategia solo esquiva el problema de fondo y desconoce la complejidad del fenómeno abstencionista. Es preciso aclarar que la abstención no debe ser entendida como un todo uniforme. Podemos distinguir a lo menos tres tipologías de ella, donde cada una requiere medidas específicas para reencantar a la ciudadanía con la oferta política.
Finalmente, se advierte en el texto que el tratamiento y las interpretaciones que se le den a los niveles de participación deben ser cautelosos, puesto que el abstencionismo es un fenómeno que no es monolítico respecto de sus causas y, por ende, no necesariamente debe entenderse como un cuestionamiento a la legitimidad de las instituciones de nuestro ordenamiento democrático en la medida que es también una forma de expresar preferencias: de desinterés, irrelevancia o, en algunos casos, protesta. Solo en el último caso podría ser alarmante. Fuente:www.lyd.cl
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