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Sobre las claves para conseguir el look adecuado para un abogado.

La elegancia es algo innato, pero en profesiones como éstas donde el poder de la imagen es tan importante, si no se tiene hay que adquirirla de algún modo.

23 de mayo de 2018

En una publicación del medio online español informativo jurídico se da a conocer el artículo “Las claves para conseguir el look adecuado para un abogado”, de Isabel Yuste Tosina, personal shopper y asesora de imagen.
La autora sostiene que si existe una profesión que nuestra mente relacione inmediatamente con la elegancia esa es la del abogado, sobre todo con la masculina.
Posiblemente, asegura, la culpa la tengan las series de televisión y el cine. Sin ir más lejos uno de los legal drama más exitoso del momento, que emite la cadena USA Network y que ya va por su cuarta temporada en antena, se llama Suits (trajes de chaqueta) y es un verdadero marcador de tendencias en cuanto a moda masculina.
Luego se pregunta ¿Quién no recuerda a los elegantes abogados de La ley de los Ángeles, o más recientemente los perfectos trajes de Armani o Prada de Alicia Florrick la protagonista de The Good Wife? En la pantalla grande ocurre lo mismo, continúa, los abogados siempre suelen ir impecables, y como en la vida real se utiliza el vestuario y la imagen para influir en el telespectador, los que pertenecen a un bufete siempre van trajeados y con corbata, sin estridencias y ellas elegantes y recatadas, y cuando el protagonista es un abogado por cuenta propia su imagen suele ser más relajada, más moderna.
Enseguida responde si esto mismo ocurre en la vida real, señalando que evitando generalizar, se puede decir que sí. Obviamente depende del tipo de abogado, del país o provincia donde ejerza, de la edad, del cliente con el que suela trabajar, etc., pero por lo general es una profesión donde la imagen es muy importante.
Pocas son las universidades o escuelas, ejemplifica, donde los alumnos vayan vestidos de traje a las clases, en cambio en las de Derecho, hay muchas donde ir aseado y trajeado es casi una obligación académica más, y en los bufetes más prestigiosos hay un código de vestimenta estricto.
Por tanto, asevera la experta, no es una locura pensar que los estudiantes de abogacía o los profesionales del sector recurran cada vez más a los servicios de asesores de imagen y personal shoppers.
La elegancia es algo innato, dice, pero en profesiones como éstas donde el poder de la imagen es tan importante, si no se tiene hay que adquirirla de algún modo. No se trata solamente de que el profesional pueda contar con un armario adecuado a sus necesidades, sino también que consiga dar siempre (y sobretodo en un primer contacto), la impresión que desee. Un abogado es su propia imagen de marca. Por otro lado, es una profesión muy sacrificada en la que en muchas ocasiones es difícil conciliar trabajo con vida familiar, y si a esto le sumáramos que el profesional tuviese que dedicar muchas horas de su vida a ir de compras o cuidar su imagen, en muchos casos sería prácticamente imposible, y es entonces cuando la ayuda de un personal shopper es fundamental.

Como debería vestir un abogado

La autora comenta que no hace mucho se desató una gran polémica al respecto, cuando un decano emérito del colegio de abogados de Sevilla, D. José  Ángel García Fernández publicó su obra Vademécum para Abogados Noveles que se repartía como obsequio a los recién colegiados en A Coruña. Abogados coruñeses integrados en la iniciativa 542.2 pidieron su retirada, alegando que los consejos sobre vestimenta que en el libro se daban eran “pautas sexistas y trasnochadas”. El decano aconsejaba a las letradas no usar pendientes grandes, botas con faldas, esmalte de uñas o perfumes muy fuertes para ir al juzgado.
Dejando de lado la polémica, arguye, los consejos del señor García Fernández no están muy alejados de lo que marcaría el protocolo adecuado pero, obviamente, hay que amoldarse a los tiempos y matizar algunas de sus opiniones.
De hecho, afirma la especialista, en los grandes bufetes los trabajadores con su contrato firman acatar una serie de normas de vestimenta que no distan tanto de las que apuntaba el  decano sevillano, como nada de faldas cortas, escotes y tirantes para las señoras o siempre traje de chaqueta con corbata para ellos exceptuando los viernes. Probablemente una letrada en el juzgado con unas uñas rosas, unas botas de punta, tacón y cremalleras y unos pendientes de aro dorado gigantes no sea lo más adecuado, pero podría acudir perfectamente con un esmalte neutro, unas botas elegantes y unos pendientes más discretos.

Algunas recomendaciones de la especialista:

Hombre

Los trajes de chaqueta deberían ser azules marino, grises o marrones oscuros, lisos y de corte clásico.  Corbatas poco llamativas acompañando a camisas azules o blancas sin botones en el cuello, calcetines oscuros, zapatos de pala lisa negros o marrones y cinturón a juego. Pelo siempre arreglado, cara afeitada y ropa impecablemente limpia y planchada, invertir en un buen maletín es una opción inteligente igual que en un par de abrigos elegantes y neutros. ¿Aburrido?, puede ser, pero después cada persona puede llevar sus toques de estilo.
Si la persona tiene algo de guata, deberá optar por trajes de dos botones y dos aperturas atrás, colores lisos y cinturones del mismo tono que el pantalón. Si el cliente es bajito nunca deberá llevar pantalones con vueltas, y le sentarán bien las corbatas llamativas para centrar la atención en la parte superior de su cuerpo; si tiene el cuello ancho deberá usar camisas con cuello inglés, o si es excesivamente alto, trajes con estampados de cuadros o rayas horizontales. Lo perfecto sería que el cliente se hiciese trajes a medida, pero no siempre es fácil dar con el sastre adecuado.

Mujer

Las mujeres por lo general suelen cuidar más su imagen independientemente de en qué sector trabajen. Para una abogada lo correcto sería vestir trajes de chaqueta de pantalón y falda, preferiblemente con un largo por debajo de la rodilla, en colores neutros y oscuros en invierno, y más vivos en verano. Zapatos de tacón medio, cerrados y lisos, vestidos rectos con el largo adecuado, complementos no demasiado llamativos, pero que den un toque distintivo como pañuelos, medias preferiblemente color piel, y bolsos grandes dependiendo de la altura de la persona. El maquillaje debe ser natural y el peinado siempre muy cuidado.

 

Vestirnos de la manera adecuada y vernos bien en el espejo cada día aumenta nuestra autoestima y seguridad en nosotros mismos, lo que puede ayudarnos a desarrollar nuestro trabajo con más firmeza. Es importante saber también qué colores nos sientan mejor tanto para la ropa como para el maquillaje y el tono de pelo, y que largo o tipo de corte de melena favorece más a nuestro rostro.

 

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*Artículo sobre cómo debe vestir una abogada provoca críticas personales contra la autora…

 

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