Artículos de Opinión

El caso Uber en el Reino Unido y el rol protector del derecho del trabajo.

Los demandantes argumentaron que en la práctica prestaban servicios como workers (y no como contratistas independientes) de Uber. La compañía, por su parte, argumentó que su rol era simplemente el de ser un medio para conectar clientes y conductores, lo que esta reflejado en sus contratos.

El pasado 19 de Febrero, la Corte Suprema del Reino Unido dictó sentencia final en la saga Uber v Aslam[1]. En forma unánime, el panel de 7 jueces rechazó la apelación presentada por la empresa y declaró que los conductores de Uber que iniciaron la acción en 2016 eran trabajadores (workers) de acuerdo con lo dispuesto en la Employment Rights Act (ERA) de 1996. Por primera vez, el máximo Tribunal de este país reconoce como trabajadores a los ‘socios conductores’ de Uber, y deja a sus conductores bajo la protección del derecho del trabajo. Esta visión rompe con el argumento largamente sostenido por Uber, que sus trabajadores eran independientes. ¿Qué lecciones de esta sentencia podemos extraer para Chile?

El marco jurídico

El derecho británico reconoce distintos tipos de trabajadores: employee y worker. Employee es la categoría laboral más cercana a nuestro concepto de trabajador: se trata de personas que prestan servicios personales en virtud de un contrato de trabajo, bajo control del empleador y existiendo obligaciones mutuas entre las partes.  Esta categoría no fue objeto de discusión en el caso, pues los demandantes solicitaron ser calificados como workers.

Worker es una categoría legal intermedia entre employee y un trabajador independiente. Worker fue creada con el propósito de extender la protección del derecho del trabajo a personas que prestan servicios personales con cierto grado de autonomía, pero que dependen de otra persona que les da trabajo en una calidad distinta a la de un cliente. La categoría de Worker tiene un acceso más limitado a derechos laborales. Con todo, tiene a su disposición los instrumentos de protección laboral más relevantes, entre ellos: derecho al ingreso mínimo mensual, protecciones sobre jornada de trabajo, descansos y derechos colectivos. Esta es la categoría en discusión en el caso de Uber.

¿Qué decidió la Corte?

La Corte debía definir dos puntos: (i) si los conductores de Uber eran workers (según argumentaban los trabajadores, respaldados por sindicatos nacionales) o, por el contrario, contratistas independientes (según argumentaba la empresa); (ii) como se calcula el tiempo de trabajo. Nuestro análisis se concentrará en el primer punto.

Los demandantes argumentaron que en la práctica prestaban servicios como workers (y no como contratistas independientes) de Uber. La compañía, por su parte, argumentó que su rol era simplemente el de ser un medio para conectar clientes y conductores, lo que esta reflejado en sus contratos. Siguiendo el argumento de la empresa, los conductores de Uber tendrían contratos electrónicos de transporte directamente con cada pasajero al que acuerdan llevar a través de la aplicación de teléfono.

En Chile, desacuerdos entre partes sobre la naturaleza del vínculo laboral normalmente se resuelven aplicando el principio de la primacía de la realidad. En el Reino Unido, es necesario analizar los precedentes judiciales relevantes. En este caso, el precedente está contenido en una decisión de la misma Corte Suprema en el caso Autoclenz[2], sobre el estatus laboral de valets en un negocio de lavado de autos.

La decisión de la Corte en Autoclenz versa sobre la facultad que tienen las cortes para “ir más allá” de lo escrito en los contratos y discernir cual es el verdadero vínculo entre las partes. En el caso de Uber v. Aslam la pregunta es, ¿Cuál es la extensión en que el juez puede revisar contratos para ajustarlos a la realidad?

La Corte rechazó la postura restrictiva (defendida por Uber) de la facultad de un juez de revisar los contratos para ajustarlos a la realidad. El punto central de la Corte Suprema inglesa no es interpretar si ciertos derechos emanan del contrato, sino que analizar los derechos en la realidad, y para ello es necesario efectuar una interpretación finalista. En otras palabras, lo que debe hacer un tribunal es buscar el objetivo que justifica la existencia de la norma, que en el caso de las normas laborales no es otro que la protección del trabajador.

En un argumento desarrollado con claridad entre los párrafos 68 y 72, la opinión de la Corte en estos casos es analizar los hechos y decidir si en virtud de ellos la persona es worker, employee, o trabajador independiente. Si los hechos indican que los conductores de Uber están dentro de la categoría de worker, se les deben otorgar los derechos asociados, más allá de lo que digan los contratos. El fundamento de esta aproximación es la evidente desigualdad en el poder negociador de las partes (resumidas en formas de dominación, tales como la subordinación y dependencia). Según la Corte Suprema inglesa, es esa desigualdad la que permite al empleador dictar los términos del contrato (incluido el estatus jurídico del trabajador), incorporar al trabajador en su organización y controlar la forma en que presta servicios.

A continuación, la Corte Suprema inglesa procede a aplicar la definición de worker al caso. Para ello, toma 4 hechos acreditados por el tribunal de primera instancia para sostener que los conductores de Uber son workers y no contratistas independientes: (i) Uber fija e impone los términos de los contratos, incluida la tarifa a cobrar, (ii) la plataforma conoce en todo momento todos los servicios de transporte, incluido el porcentaje de aceptación del conductor. Nada de esto le es posible al conductor, (iii) Uber controla la prestación del servicio. Por ejemplo, Uber controla el rendimiento del conductor con un sistema de ratings que directa o indirectamente disciplina su actuar, (iv) Uber restringe la comunicación entre pasajero y conductor al mínimo necesario para que pueda desarrollarse el servicio.

La Corte concluye que los conductores demandantes deben ser considerados workers trabajando para Uber.

Reflexiones finales

El fallo destaca por la adopción de una interpretación finalista de la ley para prevenir que la libertad de las partes contratantes sea simplemente ilusoria. Ello lleva a la Corte a elevar el sentido protector del derecho del trabajo, alejándose de la tradicional deferencia a la autonomía de las partes para contratar que suele mostrar el common law. Ello guarda una interesante similitud con nuestro principio protector del derecho del trabajo. Esta reflexión sobre los objetivos de las leyes del trabajo quita preponderancia al hecho que en Chile, a diferencia de Reino Unido, no existe la categoría de worker.

En esa línea, el segundo punto a destacar es que esta decisión es otra más en un giro mundial hacia la regulación del trabajo en plataformas La decisión de la Corte se suma a otras jurisdicciones (principalmente en Europa y Estados Unidos) que han identificado elementos de control y subordinación en el vínculo entre trabajadores y diversas plataformas. Si bien el debate sigue abierto, en este caso, la Corte inglesa nos muestra que estamos en presencia de viejas prácticas laborales cubiertas bajo una narrativa de ‘emprendimiento’, en el contexto de trabajo digital e innovación. (Santiago, 10 marzo 2011)

 

[1] Uber BV & Others v Aslam & Others [2021] UKSC 5 (19 February 2021). El texto completo (así como un resumen) está disponible en https://www.supremecourt.uk/cases/uksc-2019-0029.html.

[2] Autoclenz Ltd v Belcher [2011] UKSC 41; [2011] ICR 1157, disponible en https://www.bailii.org/uk/cases/UKSC/2011/41.html.

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