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RIO + 20: Que veinte años no es nada ¿?…

Esta semana tiene lugar la Cumbre sobre desarrollo sostenible RIO + 20, precisamente a 20 años de haberse celebrado la famosa Cumbre de la Tierra de 1992, que también tuvo lugar en la ciudad brasileña y donde como muchos recordarán se adoptaron numerosos acuerdos para hacer frente al inminente cambio climático, la desertificación y la pérdida de la biodiversidad.

Esta semana tiene lugar la Cumbre sobre desarrollo sostenible  RIO + 20, precisamente a 20 años de haberse celebrado la famosa Cumbre de la Tierra de 1992, que también tuvo lugar en la ciudad brasileña y donde como muchos recordarán se adoptaron numerosos acuerdos para hacer frente al inminente cambio climático, la desertificación y  la pérdida de la biodiversidad.
Los ejes centrales de la cumbre son: analizar y sentar las bases de una economía ecológica; considerando la sustentabilidad y la erradicación de la pobreza.
El escenario no es para nada auspicioso, según datos proporcionados por la ONU, la demanda por alimentos y  por energía subirá en un 50% para el 2030, en un contexto de mayor inequidad social, mayor calentamiento global y una gran escasez de agua en todo el planeta.
Lo cierto es que hay una sensación contradictoria en el ambiente. Así, no cabe duda que la causa ecológica  y el derecho fundamental al medio ambiente, han ido ganando un espacio en particular en lo que respecta  a la sociedad civil; no obstante lo anterior  la falta de compromiso de los principales actores globales renuentes a cumplir con los acuerdos pactados,  pone de manifiesto que el llamado “discurso verde” aún no pareciera encontrar eco suficiente en el poder político.
La crisis económica que afecta en particular a los países del Euro, parece haber desplazado como prioridad el eje ambiental, en su apuro por atender las urgencias propias de la crisis.
Ban Ki-Moon, Secretario General de la ONU señalaba al inaugurar la Conferencia: “veinte años después tenemos otra oportunidad…no la desperdiciemos”.   Esta frase puede sonar estimulante a priori pero basta recordar la seguidilla de cumbres, conferencias y rondas múltiples vestidas de verde donde tampoco parece haberse amarrado ninguna solución. Sólo a modo de ejemplo baste recordar que la Cumbre de la Tierra de 1992, tuvo su precedente en la Conferencia de Estocolmo, celebrada precisamente 20 años antes.
La pregunta de fondo parece ser como dejar de dar pasos concéntricos y  abordar con acciones concretas este problema que es de todos.
Al respecto merece la pena echar un vistazo al documento elaborado por un grupo de expertos a solicitud de la ONU, titulado “Resilient people, resilient planet”. Dicho documento fue redactado a propósito de la proximidad de esta cumbre y contempla 56 fórmulas que plantean problemas y señalan ideas para la búsqueda del desarrollo sostenible en el difícil y peligroso equilibrio del desarrollo social, económico y el respeto por el ambiente.
Probablemente fortalecer el derecho a la información que tiene el ciudadano de problemáticas complejas, pero que está claro son capaces de movilizar como ninguna otra,  sea parte de los desafíos que como sociedad tengamos que asumir.
Claramente tenemos una larga y maloliente lista de pésimos ejemplos en lo local: Pelequén, Freirina, Patache, Punta de Choros  y un largo etc., que no son más que una pequeña exhibición de lo que se nos avecina.
Sin duda a este respecto, la pronta materialización de nuestros Tribunales ambientales cuya ley recientemente ha pasado el filtro preventivo del TC, permitirá fortalecer la fiscalización  y el accionar de otros órganos como la Superintendencia de Medio Ambiente, en búsqueda de la necesaria justicia ambiental que hoy reclama la sociedad civil. 

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