Columnistas

Samuel Fernández
Diplomado CDI Ginebra y UNITAR Nueva York. Ex Presidente Comités Jurídicos OMPI, FAO, y UNESCO.
Profesor Titular de Dº Internacional UCEN y otras Universidades. Profesor Academia Diplomática (ACADE).
Abogado (UC), Magister en Derecho (UCEN), Embajador (R). Académico Universitario y Profesor de la Academia Diplomática.
Ucrania, más de un año agredida.
Vladimir Putin, el causante, ha culpado a occidente falseando los hechos de una invasión militar premeditada e infructuosa. Las guerras siempre pretenden victorias, prestigio, honor, poder, conquista o defensa de territorios, y apoyos a su causa, entre muchos objetivos. Rusia no ha logrado ninguno, hasta ahora, aunque siga siendo una potencia militar. No ha podido ocupar toda Ucrania, sólo porciones territoriales devastadas por ella, en avances y retrocesos indeterminados. Carece de apoyos, salvo de incondicionales que buscan nuevos posicionamientos, y perdió su honor y prestigio como interlocutor confiable.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y sus turbulencias.
No obstante los acuerdos enumerados resumidamente, muchos de ellos más declarativos que llevados a la práctica, la CELAC no estuvo exenta de divergencias, algunas muy profundas, que se evidenciaron en los discursos o en réplicas, y hasta ásperos cruces de opiniones entre los más altos representantes. No hubo constancia de ellas en el documento citado, adoptado por consenso. Era de esperar, pues existen situaciones regionales, que se evalúan con posiciones claramente político-partidistas, basadas en ideológicas muchas veces antagónicas, sin evidenciar la unidad proclamada en la Declaración Final.
Un año desarticulado.
El daño ya está hecho, y se puede constatar ya que no faltan los imitadores, ante la paralización del sistema internacional. Posiblemente ésta sea su consecuencia más grave y riesgosa para el resto del mundo. Un sistema ineficaz e impracticable, resulta tentador para quienes no lo respaldan y desean imponer sus propias reglas, por sobre las existentes. Se aprecia en la relación cada vez más tensa e infructuosa entre las tres Grandes Potencias y sus líderes, enemistados y sin mayores contactos, intentando ganar posiciones, frente a una Unión Europea disminuida. Resulta cotidiano y los medios lo constatan, así como un Consejo de Seguridad, que decide sobre temas de menor impacto mundial, en buena parte rutinarios, impotente ante la mayor guerra al este de Europa.
Sentencia sobre el Silala.
Respecto a las tres Reconvenciones (Contrademandas) bolivianas, por cambio posterior en las posiciones de Bolivia, el reconocimiento de Chile de algunas de sus alegaciones, y por dejar de existir una real controversia, en dos de ellas, la Corte no se pronunció por falta de objeto, y rechazó la tercera. El fallo deja atrás, las declaraciones ofensivas del Ex Presidente Evo Morales, de que las “robábamos”, y otras acusaciones. En consecuencia, la Corte reconoce que Chile tiene derecho a la utilización equitativa y razonable de todo el sistema hidrográfico, no es un simple manantial de su exclusiva propiedad, y podemos continuar aprovechándolo como lo hacemos actualmente, sin indemnizaciones.
Desafíos al Sistema Internacional.
Bases institucionales y legales, sumadas a la interdependencia entre las naciones, han creado un ámbito mundial capaz de sortear, con pragmatismo, los diferendos que siempre existirán, solucionándolos de manera pacífica; o si se traducen en episodios bélicos pese a los esfuerzos, se ha impedido que alcancen dimensiones mundiales mayores, o de larga duración. No es así en la actualidad. Hay ejemplos que lo confirman. La agresión de Rusia a Ucrania que prosigue, y se intensifica sin avizorar ninguna solución.
Balance internacional personalizado.
Pocos momentos en la historia moderna, han congregado la concurrencia de la mayoría de los líderes mundiales, casas reales, vigentes y pretendientes, con representantes de la Mancomunidad, y dignatarios de todos los países. Una oportunidad notable y propicia para que, paralelamente al merecido homenaje a la difunta Reina, y al propio Reino Unido, los asistentes se encuentren, reanuden vínculos, e intercambien saludos, ideas y porqué no, hasta decisiones para el futuro político y económico entre sus respectivos Estados.
Principios internacionales antiguos y nuevos.
Las actuales relaciones internacionales y profundas divisiones entre las grandes potencias, algunos Estados entre sí, muestran una paralización del sistema de paz y seguridad mundiales. La agresión rusa a Ucrania, o las amenazas de China a Taiwán, son representativas. Asimismo hay quienes privilegian sus intereses por sobre las medidas o condenas a los responsables, sin adherir o soslayándolas impunemente.
Dos conductas.
La presente posición rusa se podría resumir en que, no hay que provocar a la OTAN, su mayor prevención, ya que le sería intolerable si lograra circundar su territorio. Todo lo demás, como los ingresos a la Unión Europea o los apoyos políticos de países vecinos, no representan un riesgo cierto para Rusia en lo interno ni en lo internacional.
El mundo paralizado.
No ha sido casualidad de que en Rusia como en China, sus respectivos regímenes, durante y después del momento más álgido de la pandemia, hayan redoblado su control gubernamental, limitado las libertades, perseguido detractores, restringido la aplicación irrestricta de los derechos fundamentales, alejado toda posibilidad de ejercer la democracia, e institucionalizar de la manera más permanente posible, el poder estatal y líderes vigentes.
¿Qué hacer con Rusia?
Occidente ha puesto en marcha diversas acciones, desde las sanciones económicas, comerciales, financieras, bancarias, y tantas otras menos llamativas, pero que en conjunto, han creado una barrera que, poco a poco, comienza a poner fin a la globalización de la que Rusia a usufructuado por más de veinte años. No son medidas de fácil implementación, ni producen efectos inmediatos, si bien, finalmente sus resultados le serán contrarios y sumamente perjudiciales, por largo tiempo.