Cartas al Director

Gobiernos de coalición.

Adolfo Paúl Latorre

22 de julio de 2020


En relación con la situación de “Chile Vamos” nos parece pertinente citar a Karl Popper, quien se ha referido a las devastadoras consecuencias del sistema electoral de representación proporcional y a la conveniencia de un sistema bipartidista o algo que al menos se le acerque, ya que este último alienta a sus dos partidos a vivir un continuo proceso de autocrítica. El sistema proporcional tiende a aumentar la cantidad de partidos existentes, lo que a primera vista parece deseable: más partidos permiten más posibilidades de elección, más oportunidades, menos rigidez, más crítica y, por lo tanto, una mejor distribución de la influencia y del poder.

Esta primera impresión resulta totalmente engañosa. La proliferación de partidos conduce a hacer inevitable un gobierno de coalición, lo que dificulta su integración y la posibilidad de mantenerlo unido durante un tiempo razonable. Un gobierno de coalición significa la debilitación de la responsabilidad y, a menudo, permite que partidos pequeños ejerzan una influencia desproporcionadamente grande en las decisiones del gobierno, si están en condiciones de decidir con cuál de los dos grandes partidos aliarse.

En un sistema bipartidista —o de grandes bloques, que reflejan las grandes corrientes de opinión¾ el partido derrotado tiende a tomarse en serio su fracaso electoral y lo lleva a una reforma interna o a la revisión de sus metas y a la búsqueda de ideas nuevas; no así en un sistema de múltiples partidos que ven la derrota como parte del juego, ya que ninguno ha asumido responsabilidades claras. Contrariamente a lo que a primera vista se piensa, los sistemas de dos partidos suelen ser más flexibles que los pluripartidistas.

 

Adolfo Paúl Latorre

Abogado

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