Con la última noticia donde se detallan cómo abogada y jueza “datearon” a narcotraficantes sobre la intervención de sus celulares solo refleja lo manchado que se encuentra el derecho en Chile.
El tráfico de influencias, los llamados pagos de favores políticos y las cuestionadas sentencias a diversos casos ha mermado en la sociedad la sensación de injusticia como también han llevado a no creer en el sistema judicial. ¿Podemos seguir hablando de casos aislados cuando se han conocido tantas situaciones similares? Si los mismos que deben
proteger el ordenamiento jurídico son los que lo infringen no podemos exigir mucho a los ciudadanos, solo queda esperar que las nuevas generaciones y las que quedan puedan volver a darle el peso que se merece a tan necesaria labor como la abogacía y tener fe de que no será acaparado por la avaricia.
Ignacio Aravena Ferber
Estudiante de Derecho
Universidad San Sebastián Sede Concepción