Estimados miembros de la comunidad educativa:
Me dirijo a ustedes con el propósito de reflexionar y destacar la importancia del papel que juegan tanto la familia como la escuela en la prevención del consumo de drogas entre los estudiantes, una problemática que, lamentablemente, sigue afectando a jóvenes en diferentes entornos sociales y educativos.
La adolescencia es una etapa crucial del desarrollo humano, caracterizada por la búsqueda de identidad, la necesidad de pertenencia y la construcción de la autonomía. En este contexto, los estudiantes pueden enfrentarse a múltiples presiones sociales y emocionales que los vuelven más vulnerables ante el consumo de sustancias nocivas. Por ello, resulta indispensable que tanto la familia como la escuela trabajen en conjunto para brindarles apoyo, orientación y valores sólidos.
Todos sabemos que las drogas pueden destruir vidas, no solo físicamente, sino también emocional y social. Muchas veces, los estudiantes prueban drogas por curiosidad, presión de grupo o porque tienen problemas en casa y sienten que no tienen con quién hablar.
La familia constituye el primer espacio de socialización del individuo. El diálogo abierto, el acompañamiento afectivo, la supervisión adecuada y el establecimiento de límites claros son factores protectores fundamentales. Un hogar en el que se fomente la confianza, el respeto y la comunicación contribuye significativamente a reducir los riesgos asociados al consumo de drogas.
Por su parte, la escuela no solo cumple una función académica, sino también formativa. A través de programas de educación preventiva, talleres, orientación psicopedagógica y actividades extracurriculares, se pueden fortalecer habilidades como la toma de decisiones, el autocontrol y la autoestima. Asimismo, la detección temprana de conductas de riesgo permite actuar de manera oportuna y eficaz.
En conclusión, prevenir el consumo de drogas en estudiantes es una tarea compartida. Solo mediante el compromiso conjunto de padres, madres, docentes y autoridades educativas podremos construir entornos seguros, saludables y propicios para el desarrollo integral de nuestros jóvenes.
Estoy muy agradecida por la atención y apoyo que recibimos de su parte, y también por brindarnos sus conocimientos sobre todo en estos temas delicados en partículas.
Ámbar Sandoval
Estudiante del Colegio Christ School, La Serena