Algo que siempre me ha llamado la atención, es el desinterés en que siguen existiendo los juzgados de policía local. Pareciera a nadie importarles, siendo que cumplen una función esencial en nuestro día a día ciudadano: velar por el tránsito y la urbanidad. Sin embargo, su evolución es errática, no parecieran mejorar, sino quedarse estáticos o incluso retroceder en el tiempo para llevarnos a épocas de tramitación donde el fax y la fotocopiadora eran lujos.

Por mi profesión, me ha tocado tramitar en estos juzgados ubicados en distintas comunas siendo casi siempre, ineficiente y torpe, desde el momento en que no conocen de la existencia de los correos electrónicos e incluso, a veces del teléfono (sin contar algunos excepcionales casos). Los modernos juzgados de familia o del trabajo, no tienen esos problemas, dada la digitalización de sus plataformas, casi no se requiere de otras formas de comunicación que no sea la Oficina judicial virtual; pero no podemos decir lo mismo de estos tribunales abandonados a la suerte de las municipalidades y de sus anticuados procedimientos.

Pasa que la gente se queja de ellos, pero no tantas veces ni tan seguido, porque solo los visitan cuando tienen un parte o un choque menor, quizás un par de veces cada ciertas décadas, por lo que la molestia queda en el olvido hasta la próxima vez que les toque lidiar con un accidente, pero los profesionales del derecho nos movemos frecuentemente en ese mundillo, aprendiendo las mañas locales de cada sub sistema utilizado por aquellas lúgubres oficinas. Si alguna autoridad o legislador quiere brillar, pues lo que sea que haga en esta materia, será considerado un avance, está botado.

Carlos Muñoz Lecerf