Como cada cuatro años, en los ires y venires de nuestra democracia, estamos nuevamente ad portas de un proceso eleccionario; en esta ocasión, las primarias presidenciales.

Hoy, sin embargo, quien se atreva a representar a su coalición en la disputa por la banda presidencial y la piocha de O`higgins se enfrentará a desafíos inéditos en la historia de Chile: impulsar la reactivación económica tras la pandemia y promulgar, de aprobarse en el plebiscito de salida, la nueva Constitución de la República.

Gracias al espacio televisivo que entrega ANATEL, los candidatos a la presidencia tienen la oportunidad de desplegar todo su aparataje discursivo para persuadir al televidente para que vaya a votar este domingo 18 de julio. Las propuestas programáticas son diversas; pero el mensaje, desde Apruebo Dignidad hasta Chile Vamos, apunta en la misma dirección: la necesidad de construir un nuevo Chile.

De entre todos los candidatos, el sr. Ignacio Briones, en la apertura de su franja televisiva, señaló que hay que “terminar con la manipulación política que ha bloqueado los cambios”, aludiendo a los aparentes réditos políticos que ha conseguido tanto la derecha como la izquierda a partir de la figura de Augusto Pinochet.

Hoy 3 de julio, en ese mismo espacio, vanagloriándose del “Chile que hemos construido en estos 30 años”, señala que “juntos logramos vencer a una dictadura en las urnas”; llama a “acercar posiciones” en vez de “agudizar las contradicciones de nuestra sociedad» y finaliza dándole las gracias a los protagonistas del proceso que “logró recuperar la democracia”.

Estimado Director, quien le escribe esta carta es un apasionado por la historia; pero, ante todo un ciudadano. Me preocupa que un candidato -cualquiera sea su color político- construya un discurso ninguneando la memoria colectiva de la sociedad chilena. Si su concepción de progreso se basa en ocultar bajo la alfombra este episodio tan lamentable en la historia de Chile, creo que en vez de avanzar estamos retrocediendo.

El pasado es un delicado telar hilado por la Historia; lo que sucede y lo que se escribe muchas veces no es lo mismo. Por ello, es tarea de la sociedad en su conjunto defender nuestro pasado a través de la memoria. En esta decisiva coyuntura que estamos atravesando, marcada por la redacción de una nueva carta magna que definirá el futuro de Chile, es más importante que nunca recordar, por más trillado que suene, que un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro.

Adonis Saldaña

Licenciado en Historia