Cartas al Director

Péndulo y sentido común.

Juan Irarrázaval

17 de mayo de 2023


Mucho se ha debatido respecto de los disímiles resultados en las diferentes votaciones de todo este proceso constitucional. Primero, valga decir que frente a una posición ideológica totalitaria o extrema, el sentido común, que socialmente es el de la soberanía popular libre, es en extremo contrario. Y la posición de este no se ha movido un milímetro a lo largo de todo este calvario, por el contrario, se ha fortalecido.

¿Qué pasó entonces entre el plebiscito de entrada del 25 de octubre del 2020 y el 7 de mayo del 2023? Los chilenos vivían tranquilos, con todas las limitaciones del camino al desarrollo, antes del 19 de octubre del 2019. Pero ese día fueron literalmente asaltados. Recordemos los vecinos haciendo turnos en sus pasajes para sobrevivir en un país sin ley ni estado de derecho. Quien debía cuidarnos no lo hizo. Por el contrario, la primera en «entregar todo» ante este asalto, fue la clase política que de manera casi unánime, les dijo a los chilenos, cuál era la salida. Y naturalmente, como en una encerrona o portonazo, los chilenos coaccionados también entregaron «las llaves» en aquel plebiscito de entrada. Eso no es exigir una nueva Constitución, y por eso tampoco es que aquel fue un acto soberano y libre. Fue fraguado por el miedo, no por el sentido común.

Así las cosas ya muchos buscaron alternativas en lo que había en las elecciones de convencionales, castigando primero a la clase política tradicional y descartando algunas de esas alternativas y fortaleciendo otras ya en las elecciones parlamentarias del 2021, al punto que ya para el 4S el pueblo estaba completamente preparado y envalentonado para enfrentar el crimen octubrista.

Por eso hoy, tanta gente distinta, que añora la institucionalidad y el estado de derecho, que votaba por la Concertación o la Alianza, que entremedio puede incluso haber votado por la Lista del Pueblo, estaba expectante para pasar a la ofensiva del sentido común. Y ya no sólo castigó al gobierno y a la clase política tradicional, sino que se atrevió, más allá de las caricaturas, de votar por un proyecto que les mostró seriedad sostenida: sentido común. De hecho, sentido común encarnado por personas desconocidas, comunes y corrientes, sin mayor experiencia política: dueñas de casa, profesoras, kinesiólogos, agricultores. Y no es casualidad que le haya encargado a personas con esas cualidades solucionar esta crisis.

Por eso la encrucijada de Republicanos no le es ajena; es nada más ni nada menos hacer lo que ha estado haciendo, representar a la gente con sentido común, en fin, a los chilenos que quieren volver a trabajar tranquilos por sus familias. Y para ello basta una actitud republicana, basta el sentido común.

 

Juan Irarrázaval

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