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domingo 8 de junio de 2025

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Profesores orientadores educacionales: Una deuda del Mineduc

La orientación educacional cumple un rol clave en el bienestar y desarrollo integral de los estudiantes, pero en Chile enfrenta una preocupante falta de reconocimiento institucional. Es urgente que el Ministerio de Educación fortalezca esta labor, garantizando su implementación efectiva, formación continua y presencia en todos los establecimientos del país.

La labor del profesor orientador educacional es esencial para el desarrollo integral de los estudiantes, pues articula dimensiones formativas, preventivas, curriculares y vocacionales, acompañando a niños, niñas y jóvenes en la construcción de sus proyectos de vida y en la toma de decisiones responsables. Sin embargo, en Chile, los orientadores enfrentan una preocupante invisibilización y discriminación institucional, que se traduce en falta de reconocimiento, escasez de recursos y ausencia de lineamientos claros para su ejercicio profesional.

Pese a que la Resolución Exenta N° 2076 de 2021 estableció un marco actualizado para la orientación educacional, definiendo sus objetivos y roles en el sistema escolar, el Ministerio de Educación no ha cumplido con la difusión ni con la implementación efectiva de estos lineamientos. La consecuencia directa es la confusión en las comunidades educativas sobre las funciones del orientador, lo que debilita su capacidad de liderar procesos formativos y de acompañamiento, especialmente en contextos de alta vulnerabilidad social, muy lejos de la recomendación internacional de 250 estudiantes. Esta desproporción limita gravemente el acceso de los estudiantes a orientación personalizada, afectando su bienestar emocional, su permanencia escolar y sus oportunidades de desarrollo académico y profesional.

El Ministerio de Educación tiene la obligación normativa y ética de transparentar y fortalecer el rol de los orientadores. Esto implica cumplir con la publicación de los documentos comprometidos sobre roles y funciones, implementar programas de formación continua y asegurar la existencia de al menos un orientador por establecimiento, tal como recomienda la normativa nacional e internacional. Además, es fundamental distinguir claramente entre las funciones de orientación y las de convivencia escolar, evitando la superposición de roles y la desvalorización de la especialidad.

Reconocer y potenciar la orientación educacional no es solo una cuestión gremial; es una condición indispensable para avanzar en equidad, inclusión y calidad educativa. La orientación es el puente entre el currículum, la gestión escolar y las trayectorias vitales de los estudiantes, y su fortalecimiento es clave para responder a los desafíos formativos del siglo XXI. Urge, por tanto, que el Mineduc salde esta deuda histórica y asuma el compromiso de garantizar una orientación educacional robusta, profesional y visible en todas las escuelas y liceos del país.

Federación Gremial Nacional Orientadores Educacionales.
FENORED

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