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Acerca de Cataluña.

17 de diciembre de 2019

Inéditas, inexplicables las imágenes que vimos de Cataluña aferrándose a las urnas para votar, en un supuesto referéndum que debía decidir si los catalanes querían separarse de España y formar una república.
Como una de las democracias más modernas del mundo, España, sí, comparada siempre en los índices con los países escandinavos, más que con los países de Europa del Sur por los niveles de descentralización, autonomía de sus regiones, en muchos casos más avanzados que países federales, un ejemplo en materia de libertades civiles, impedía a los catalanes, una de sus comunidades autónomas el derecho a decidir su futuro.
Eso es lo que parece, pero no es la verdad, lo cierto es que una mayoría relativa 47% de los sufragios  se hizo con el poder  en el  parlamento  catalán con el único  fin de  llevar al país a la independencia.  En esta mayoría  hay sectores de centro derecha o derecha, una izquierda republicana ( Ezquerra)  y un grupo minoritario la CUP, que plantea no sólo la independencia, sino  avanzar hacia un proceso revolucionario, no solo en Cataluña, sino en los denominados Países catalanes, es decir Valencia, Mallorca y la Cataluña francesa.
Lo relevante de la CUP, es que sin ellos, no tendrían la mayoría que hoy ostenta el independentismo. De ahí la capacidad de chantaje de este pequeño grupo de parlamentario, que es la clave para continuar con el “process”: el camino hacia la independencia.
La  oposición parlamentaria  de los partidos constitucionalistas del parlamento catalán: PP, PSOE y Ciudadanos fueron excluidos del debate   y se sumó  a esta decisión la aprobación de la denominada ley de transitoriedad, que es lo que le permitiría a Cataluña  desacoplarse de España. Sin importar el número de votantes por el sí, ni del claustro electoral, ni si se pudo evitar que se votará varias veces por el  mismo  votante, o peor aún si  como lo vimos la gente llenaba  una urna con los sufragios que se traían de casa.

Al referirnos al conflicto que actualmente se está gestando en España, tras el planteamiento democrático de Cataluña por independizarse, es necesario considerar que, desde un punto de vista jurídico, existen ciertos planteamientos que requieren ser despejados antes de iniciar la discusión de fondo respecto de la justicia (o no) de la reivindicación independentista catalana.
Al alero de un Estado de Derecho, mediante el reconocimiento que hacen los catalanes a su pertenencia originaria al Estado español, se establecen ciertas directrices en virtud de su obediencia a la constitución vigente Española. Así las cosas, el referéndum en el que participaron, y que por tanto validaron, no se establece como una alternativa aceptable para la manifestación democrática del derecho a la autonomía de los pueblos fundidos dentro del Estado español.
De tal manera, no puede ser viable su independencia a través de un camino distinto de la Reforma Constitucional, momento en el cual existen temas previos que, en mi opinión, deberán ser abordados por el constituyente derivativo, como la elección entre las opciones de un Estado unitario o federal, abriendo una puerta de fraternidad a las diversas pretensiones independentistas de pueblos autonómicos cuyas reivindicaciones son ya tradicionales, y que deben ser resueltas en forma democrática mediante un respeto irrestricto al Estado de Derecho, principio que, a mi entender, es superior al del derecho a la autonomía invocado por los líderes del movimiento independentista.
Estos planteamientos no justifican en forma alguna el mal uso de la fuerza del Estado español para evitar un referéndum, que desde su gestación vulnera abiertamente los acuerdos constitucionales aceptados por el pueblo catalán.

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