Entrevista

Agustín Squella Narducci, candidato a constituyente por el distrito 7.
Abogado, doctor en derecho, periodista, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales.

Agustín Squella Narducci, candidato a constituyente por el distrito 7: “Una sociedad decente no es solo una sociedad de libertades, sino también una en la que han desaparecido las desigualdades graves, injustas y perdurables en las condiciones materiales de existencia de las personas y sus familias”.

Aun cuando cree que la pandemia y la postergación de las elecciones produjo una cierta desconexión de los ciudadanos con el proceso constituyente, está convencido de que “el virus que circula no tiene, entre sus efectos, el de clausurar los ideales de un país que quiere ser mejor y tener una Constitución propia del siglo XI”.

21 de abril de 2021

Por: Dra. Susana Horno, para Diario Constitucional (*)

En el apartado “¿Quién soy?”, del sitio web https://agustinsquella.cl/ , que elaboró para difundir su perfil tanto humano como profesional y sus propuestas como actual candidato a la Convención Constituyente, escribió lo siguiente: Parece una pregunta fácil de contestar, pero no lo es. Alguien ha dicho que cada persona es un baúl lleno de gente, o sea, no un individuo, sino varios”. Luego, ofrece detallada información para develar cuáles son algunos de “esos varios individuos” que habitan en él.

Sintetizamos: abogado, doctor en derecho, periodista, en 2009 obtuvo el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales de Chile. Durante más de cuatro décadas ha sido profesor de las asignaturas “Introducción al Derecho” y “Filosofía del Derecho” en diversas universidades. Autor de 15 libros y decenas de artículos especializados, es además columnista regular de El Mercurio de Santiago, y colaborador frecuente de El  Mercurio de Valparaíso, The Clinic y El Mostrador, medios en los que aborda no solo materias incumbentes a su expertise como jurista, o desde su “mirada de izquierda”, sino también, como declaró en julio de 2019 al medio digital “Palabra Pública”, en los que escribe “sobre novelas, películas, sensaciones que he experimentado en un bar o en un hipódromo, y hasta lo que veo cuando observo el canelo que tengo plantado en el pequeño jardín de mi casa”. En sus escritos, alude también a temáticas vinculadas al fútbol o a los sitios que suele frecuentar. En uno de sus libros, “Soy del Wanderes”, explica: “yo no elegí ser de Wanderers, sino que a los 4 o 5 años descubrí que era de él”. En otro, “Lugares sagrados”, Squella identificó cuáles son aquellos en los que le gusta estar: “cafés, bares, librerías, salas de cine, estadios, hipódromos, y templos vacíos en los que no haya ningún oficio ni rito en curso”.

 

En el tema que ahora nos convoca: si en su próxima columna tuviera que analizar el proceso constituyente que se está desarrollando en Chile, ¿qué destacaría?

Que, a pesar de la pandemia y sus gravísimos efectos, este proceso es el resultado de que Chile fue capaz de levantar la mirada más allá de la contingencia y proponerse tener una nueva Constitución, y que, sumidos siempre en la abrumadora presencia y peso de la enfermedad, seguimos con la mirada en alto y sin renunciar al propósito constituyente que se impuso por amplísima mayoría en el plebiscito del año pasado.

 

En cuanto al rol de los ciudadanos: ¿cómo se puede asegurar que estos se mantengan conectados con el Proceso Constituyente y de qué manera concibe usted el rol de la sociedad en él?

La situación actual de la pandemia y la postergación de las elecciones produjo una cierta desconexión de los ciudadanos con el proceso constituyente, lo cual es muy comprensible, pero se trata de un fenómeno transitorio. El virus que circula no tiene entre sus efectos el de clausurar los ideales de un país que quiere ser mejor y tener una Constitución propia del siglo XXI.

 

A su juicio, la redacción de una nueva Constitución ¿debiera hacerse a partir de cero?

Desde una hoja en blanco, puesto que se trata de una nueva Constitución, pero no desde cero. Chile cuenta con 210 años de vida independiente y tiene una historia constitucional, una biografía política, una doctrina o teoría constitucional encarnada en la obra de antiguos y actuales constitucionalistas, y una jurisprudencia constitucional producida por la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional. Tiene también a la mano las constituciones de otros países, de cuyos textos y aplicación práctica se puede aprender algo. Universidades y centros de estudio vienen trabajando hace tiempo en propuestas de contenidos constitucionales. Entonces, no desde cero, puesto que no nos encontramos solos en el mundo, ni en el momento fundacional de la república, ni en los primeros balbuceos del país que llamamos Chile.

 

Usted ha afirmado que, si bien todas nuestras constituciones se han llamado “Constitución de la República de Chile”, no hemos estado realmente a la altura de la palabra “república”. ¿Por qué y qué propone para revertir dicha situación?

República es lo opuesto a monarquía y en eso estamos bien. Reyes no tenemos, aunque sí un presidencialismo casi monárquico que concentra demasiado poder en la Presidencia y en el gobierno central del país, en desmedro del Congreso Nacional y de los gobiernos regionales y comunales.

República es también gobierno para el bien común o colectivo, y en eso estamos mal. La concentración del poder político y económico en unas cuantas manos –y a veces las mismas- ha hecho un gran daño a un país que en la nueva Constitución tiene una gran oportunidad para distribuir mejor el poder. La democracia, entre otras, tiene esa gracia: organiza el poder político, pero también lo divide, lo limita y lo controla mejor que ninguna otra forma de gobierno.

 

Aunque se declara independiente, en estas elecciones de constituyentes usted está postulando gracias a un cupo que le ofreció el Partido Liberal de Chile. ¿Podrá mantener su independencia?

Celoso de mi individualidad e independencia, no he militado nunca en un partido, de manera que no me cuento entre aquellos que después de haber ejercido durante décadas importantes cargos públicos gracias a sus partidos, descubren de pronto que estos son un asco y salen a la calle a presumir de independientes cuando las encuestas les muestran que los partidos van a la baja. Pero, siendo yo independiente, y no de última hora, tengo ideas políticas propias de un liberalismo igualitario, muy distinto del neoliberalismo, de un liberalismo con justicia social, de un liberalismo que sabe que una sociedad decente no es solo una sociedad de libertades, sino también una en la que han desaparecido las desigualdades graves, injustas y perdurables en las condiciones materiales de existencia de las personas y sus familias. Para las personas que padecen ese tipo de desigualdades se torna bastante quimérico el ejercicio efectivo de sus libertades. Y en todo eso coincido con el Partido Liberal de Chile, que ni antes, ni ahora, ni mañana ejercerá presión alguna sobre mi persona.

 

Ha dicho que, de resultar electo, propondrá relevar “la dignidad humana” como punto de partida de la nueva Constitución. ¿De qué manera ese principio superior irradiaría hacia las demás normas constitucionales?

Perdóneme que responda con una pregunta. ¿Se imaginan usted y los lectores la potencia normativa que tendría para el resto del texto constitucional un primer artículo de la nueva carta magna que dijera que las personas nacen y permanecen iguales en dignidad y que en esta se fundan derechos fundamentales que se reconocen a todas sin excepción, al ser ellas acreedoras a similar consideración y respeto y a ser tratadas cada cual como un fin y no como un medio al servicio de los fines, creencias o intereses de otro?

 

Una Constitución, junto con declarar derechos, debe establecer también un conjunto de deberes. ¿Cuáles ha visto más debilitados, en tiempo reciente, y a cuáles les otorgaría prioridad, en la nueva Carta Fundamental?

Deber de respetarse mutua y pacíficamente en las creencias, ideas y modos de vida que cada cual adopte en ejercicio de su autonomía; deber de votar en las elecciones; deber de conseguir un cierto nivel de enseñanza; deber de los padres de educar a sus hijos y de estos de cuidar a sus padres cuando hayan envejecido o enfermen; y deber de pagar los impuestos establecidos por las leyes y de no eludirlos ni evadirlos mediante triquiñuelas o de salidas a paraísos fiscales que están lejos de Chile, es decir, lejos del país en que la riqueza que se esconde en ellos fue producida gracias a instituciones chilenas, a infraestructura chilena, a leyes chilenas, y con la participación de trabajadores también chilenos.

 

Adicionalmente a las demandas históricas y que sin duda son centrales para la sociedad, como pensiones, salud, educación, vivienda, ¿qué otros elementos y temas deberían ser considerados en la elaboración de una Constitución moderna?

Derechos medioambientales, derechos culturales, derechos de conexión digital. ¿Otros temas de interés constitucional? No pocos: carácter del Estado, régimen político, Presidencia de la República, Congreso Nacional, Poder Judicial, Fuerzas Armadas, Contraloría General de la República, Justicia Constitucional, municipios. Todo un material normativo que tendrá que ser luego aplicado y desarrollado por las políticas públicas de los gobiernos, las leyes ordinarias del Congreso, las resoluciones de las autoridades administrativas, y las sentencias de los jueces. Esa es la pirámide que forma el ordenamiento jurídico de un país y que hace posible la convivencia pacífica en medio de la diversidad de toda sociedad democrática y abierta.

 

En síntesis: ¿por qué los electores del distrito 7, integrado por las comunas de Concón, Viña del Mar, Valparaíso, Juan Fernández, Isla de Pascua, Algarroba, El Tabo, El Quisco, Cartagena, San Antonio y Santo Domingo, deberían votar por usted?

Ante todo, deberían votar, concurrir a las urnas, seguir participando en este proceso único en la historia del país, y a la hora de votar, hacerlo por alguien que les inspire confianza para la tarea de que se trata: estudiar, debatir, concordar, redactar y proponer una nueva Constitución para la República de Chile.

 

(*) Facultad Humanidades – Escuela de Periodismo / Universidad Mayor.

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