Entrevista

Candidata al Consejo Constitucional.

Natalia Piergentili: “Me parecía mucho más esperanzador plantear la idea de Estado de bienestar, pero quedo tranquila con la denominación del Estado Democrático de Derecho”.

Piergentili explicó su punto de vista sobre el Estado Social y Democrático de Derecho, “Creo que es legítimo plantear cuáles van a ser los componentes de la sociedad, que no sólo es el Estado”. Además, la presidenta del PPD opinó sobre materias de seguridad que actualmente han estado en la palestra del nuevo proceso constituyente.

29 de marzo de 2023

Por Maite Palacios, Universidad de Chile.

La actual presidenta del Partido por la Democracia y candidata al Consejo Constitucional, Natalia Piergentili, comentó las razones por las cuales fracasó el proceso constituyente pasado. Entre ellas, la administradora pública y política chilena mencionó el tono de conversación dentro del pleno y la “exageración” de algunos temas.

A su parecer, ¿cuáles fueron las razones del fracaso de la propuesta constitucional de 2022?

Las formas políticas son muy importantes. El tono en que se ejecutó la instalación de la convención y lo que vino después fue algo muy poco sobrio, poco republicano. Mucha pelea, mucho dogmatismo, mucha mirada de trinchera.

Creo que además, hay temas que se exageraron mucho,  asociados a planteamientos reivindicatorios. Yo no tengo un juicio de valor sobre ellos, pero creo que no son materia constitucional. Creo que eso generó rechazo, temor, desinterés. Frente a eso, a pesar de que en este caso mi sector había planteado renovar y mejorar, sintió el rechazo. Era mejor partir de nuevo, eso fue una tremenda lección.

¿Cómo cree que se deben corregir estos errores?

Creo que gran parte de los errores se corrigieron en el acuerdo al que llegaron los partidos políticos. Porque aunque para algunos fuese poco legítimo, fue un proceso de negociación transversal donde nadie operó desde la perspectiva del vencedor y el otro desde la perspectiva del vencido. Se acudió a un acuerdo donde se repararon, a mi juicio, los legítimos miedos, los dogmas, los extremos que se habían planteado en la Convención anterior.

Hoy día tener un grupo experto que parte haciendo una propuesta, me parece que es una buena fórmula. Por lo tanto, creo que de base se entendió de dónde veníamos y se ha ido midiendo y calculando, no cometer los errores que se cometieron en el proceso anterior.

Dentro de sus propuestas está la idea de impulsar un “Estado de bienestar” y no un Estado Social y Democrático de Derecho el cual está estipulado en los 12 puntos del Acuerdo por Chile. ¿Por qué considera que el Estado de Bienestar es la opción para Chile?

Creo que un Estado de bienestar es un lugar deseado, un punto de llegada. Porque, a mi juicio, para algunos, el Estado subsidiario puede ser complementario. Yo creo que eso no es así. De modo que quizás clarificar el punto de llegada a lo que aspiramos como sociedad, entendiendo que va a ser incremental. Entendiendo que dependemos de las finanzas públicas.

Me parecía mucho más esperanzador plantear la idea de Estado de bienestar. Pero quedo tranquila con la denominación del Estado Democrático de Derecho. Es el título de la canción, hay que ponerle más contenido y ese contenido tiene que ser un reordenamiento del rol del Estado, que no tiene que ser, el único. Creo que es legítimo plantear cuáles van a ser los componentes de la sociedad, que no sólo es el Estado. Por eso, me pareció quizás más gráfico el plantear un Estado bienestar.

Una de sus propuestas es “Robustecer el rol de las policías y la seguridad ciudadana a nivel constitucional, con herramientas territoriales específicas que combatan la inseguridad”. ¿Cuáles son esas herramientas territoriales específicas?

En la Constitución, es una arquitectura institucional y en ese contexto, creo que la descentralización, esto quiere decir el trabajo de poder, recursos y competencias a los territorios, es una buena noticia en materia de desarrollo y en materia de seguridad.

Si bien creo que la política nacional o el manejo de las policías tiene que venir del poder civil, en este caso en un Estado presidencial, desde la primera Magistratura o del Ministerio del Interior, creo que tienen que dotarse a los gobiernos subnacionales de la capacidad de ser actores participantes, de las definiciones de la política de seguridad y, sobre todo, de la implementación de la política de seguridad.

Yo entiendo el uso de las fuerzas, que Carabineros no puede depender de cada uno de los gobernadores regionales, sino que depende del Estado central, porque el orden, la seguridad, es una función que no se descentraliza. Pero sí creo que a propósito de la realidad del tema de seguridad en los territorios, que es distinta, es heterogénea; se puede darle mayores competencias a las autoridades territoriales para ser incumbentes en el diseño de las estrategias o de las políticas.

Algunos comisionados han mencionado que se deben estudiar nuevos mecanismos que permitan una relación más fluida entre el ejecutivo y el legislativo. ¿Qué propuestas constitucionales podrían, a su juicio, facilitar el diálogo entre los poderes y el mismo parlamento?

Una de las cosas iniciales es relevar la separación de poderes. Y en ese contexto, una de las formas en que a mi juicio, va a haber una mirada discordante entre el rol del Ejecutivo y el Parlamento, es que tengamos un sistema electoral distinto, que mitigue la fragmentación, que apele a asimilar mayorías.

Ojalá que podamos votar por lista y no por personas, porque cuando tú votas por personas, votas por el carisma, porque es famoso, por una serie de cosas que a lo mejor no son las más relevantes. En cambio, cuando tú votas con una lista, votas por una idea, por un programa. Además esas personas que están elegidas en esa lista cerrada entienden que ellos son instrumentos de un programa, no son estrellas en el firmamento.

Hace que se vea un poquito chabacano y que incremente la distancia de los ciudadanos con el Parlamento y con la política.

Voy a ser políticamente incorrecta, yo creo que los partidos políticos son irreemplazables en una democracia. Pongámosle más requerimiento, más necesidad de transparencia, más cuenta pública, lo que sea. Pero, de ahí a fragilizar a los partidos, me parece que ha sido una mala idea.

Yo creo que hay que hacer un esfuerzo porque se vuelva a apreciar el valor de los partidos, por su valor y la democracia. Y, por cierto, buscar mejores mecanismos que a lo mejor no sean tan populares en un inicio, pero que de fondo van a ayudar a tener una institucionalidad democrática más robusta.

Las relaciones con los partidos de Unidad para Chile quedaron tensionadas tras la inscripción de las listas. ¿Cree que ambos pactos podrán alcanzar acuerdos?

Yo diría que, más que tensión fue sólo un malestar. Y lo puedo entender porque había un gran interés de algunos por que fuéramos en una sola lista, pero nuestro objetivo planteó desde siempre cuáles eran nuestros argumentos para ir en 2 listas que no eran denostar a los otros partidos ni hacer una diferenciación odiosa, sino más bien ampliar la base progresista del país. De modo que yo no tengo ninguna duda que a la hora de sentarnos los consejeros, tanto de Todo por Chile como Unidad para Chile, tendremos que trabajar para ponernos de acuerdo en los temas que son importantes para el país. A mí eso no me cabe ninguna duda.

En entrevista con la Radio Universidad de Chile, mencionó algunos proyectos que no van a tener viabilidad durante este gobierno, como la condonación del CAE. ¿Cómo debería implementarse el derecho a la educación en la propuesta de nueva Constitución?

La educación es un bien público que hay que resguardar. Y la educación en Chile es el único bien público que está deteriorado en vez de ir mejorando.

Podemos tener una queja hoy día por cómo accedemos a la salud, pero nadie desconoce que hace 40 años en Chile nuestros índices de salud son mejores. En la educación pasa al revés, porque a propósito del crimen que se hizo con la municipalización de la educación, se “abundaron” las desigualdades educativas que no habían en los 60 ni en los 70.

En esa época alguien salía de un colegio fiscal o de un colegio privado y tenía casi las mismas posibilidades de acceso en términos académicos a la educación superior, no así familiares y sociales de cultura. Y en ese contexto, creo que la educación tiene que estar resguardada como un derecho. Pero así mismo tenemos que bregar, no sólo porque ese derecho sea un acceso, sino que creo que eso tiene que ir de la mano de políticas públicas que le den contenido a la desmunicipalización, que generen estándares tanto de infraestructura como de calidad, que permitan que volvamos a tener una educación pública en el sitial que la tuvimos 40 años atrás.

Dentro del debate constitucional se ha establecido una división en la Comisión Experta ante la opción de mantener o eliminar el indulto presidencial. ¿Cuál es su postura al respecto?

Lo peor es tomar decisiones sobre caliente. En este caso son una mini crisis. ¿Cuál es el problema hoy día con los indultos, que existen? ¿O que algunos piensen que el presidente generó indultos inadecuados? Creo humildemente que la respuesta es lo segundo, que ya está en tela de juicio porque a la vista de la opinión pública, el presidente utiliza una potestad e indulta personas que a todas luces a la gran mayoría de los chilenos le parece inapropiado.

Entonces yo creo que no podemos prescindir de un mecanismo que se plantea en función del tema humanitario.

Quizás podamos acotar los indultos. Quizá pongamosle que sea para cosas más puntuales que la sola definición presidencial. Pero creo que no podemos desatender ciertas necesidades que son de orden humanitario.

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