Entrevista

Patricia Politzer Kerekes, candidata a constituyente por el distrito 10
Acceso a las tecnologías de la información, derechos sociales, protección ambiental

Patricia Politzer Kerekes, candidata a constituyente por el distrito 10: “La clave en torno a los derechos sociales básicos es que estén garantizados por la nueva Constitución y no sean sólo una declaración de buenas intenciones”.

Estar garantizados – puntualiza- “significa que cualquier persona que estime que esos derechos no se están cumpliendo puede recurrir a los tribunales de justicia. Así ocurre hoy con la libertad de emprender, pero no con la educación ni la salud”.

15 de abril de 2021

Por Dra. Susana Horno, para Diario Constitucional (*)

En noviembre de 2020 anunció su candidatura a la Convención Constitucional y desde entonces ha recorrido -con los resguardo sanitarios impuestos por la pandemia- las seis comunas del distrito 10 que aspira a representar: Santiago, Ñuñoa, Providencia, La Granja, Macul y San Joaquín. Periodista, escritora, casada, 2 hijas y 3 nietos, en su trayectoria laboral destaca el haber integrado los equipos fundadores de El Diario de Cooperativa, revista HOY y diario La Época. ‍

Asumió como Directora de Prensa de TVN en los primeros años de democracia y, más tarde, encabezó el Consejo Nacional de Televisión. Es autora de ocho libros, según enfatiza, “todos ellos enfocados a la política y la sociedad”.  En 2017, recibió el premio Lenka Franulic, otorgado por la Asociación Nacional de Mujeres Periodistas de Chile. Su aspiración más inmediata es resultar electa como una de las 155 convencionales que redactarán la nueva Carta Fundamental chilena y, para ello, ha propuesto un programa basado en 5 ejes de trabajo: “Igualdad real”, “Medio ambiente sano”, “Participación ciudadana efectiva”, “Igualdad de género” y “Equilibrio de poder”, respecto de los cuáles se puede hallar más información en https://www.patriciapolitzerconstituyente.cl/

 

¿Qué es lo medular de su análisis con respecto al Proceso Constituyente que se está desarrollando en Chile?

El proceso constituyente es una oportunidad histórica de replantearnos el país que vivimos y elaborar un nuevo pacto social con un rumbo distinto. Mi lema de campaña es “Podemos cambiar Chile”, porque estoy convencida de que la Constitución puede establecer los lineamientos para un país más justo, inclusivo y con pleno respeto a los derechos humanos. Eso no significa que una nueva Constitución vaya a resolver automáticamente todos los problemas. De hecho, mi experiencia en terreno durante esta campaña, en comunas tan distintas como Providencia y La Granja, me demuestran que la gente sabe que la Constitución no es un remedio milagroso: la gente tiene esperanza  -la última, dicen muchos- pero, al mismo tiempo, es realista y entiende que será un proceso gradual y largo. La mayoría se refiere a la esperanza de un país mejor que verán sus hijos y nietos. La idea de una ciudadanía que no entiende, que busca el cambio de una día para otro, es una fantasía de la elite que vive en otro mundo, que sólo reitera la distancia sideral que muestran diversos estudios entre las elites y la ciudadanía en general.

 

A su juicio, la redacción de una nueva Constitución ¿se hará a partir de cero?

Muchos le tienen miedo a la llamada “hoja en blanco”, pero a mí me gusta. Obviamente, nada parte de cero ni inventaremos la rueda. A veces me preguntan qué artículo de la Constitución actual me gustaría mantener, pero ese no es el punto. Sin duda, la Constitución de 1980 tiene ciertas normas que  son impecables pero, desgraciadamente, a medida que uno sigue leyendo el texto, estas normas son contradichas o pierden valor a través de otro artículo. La Constitución debe ser un todo coherente.  Por eso me gusta la hoja en blanco, porque nos da la oportunidad de mirar el conjunto, no para desechar lo que está bien planteado sino para escribir una nueva Constitución con prioridades y valores bien determinados, que atraviesen todo el texto constitucional, y que no permitan que un artículo convierta a otro en letra muerta. Todos sabemos que vivimos hace décadas guiado por un Estado subsidiario, esta palabra no está en la Constitución del 80, pero sí los artículos que lo hacen posible. Pienso que debemos avanzar clara y explícitamente hacia un Estado democrático y social de derechos, asegurar el respeto a los derechos humanos, garantizar derechos sociales básicos y avanzar en perspectiva de género.

 

Adicionalmente a las demandas históricas y que sin duda son centrales para la sociedad, como pensiones, salud, educación, vivienda ¿qué otros elementos y temas deberían ser considerados en la elaboración de una Constitución moderna?

Agregaría dos temas: primero, reconocer derechos cuya relevancia se ha hecho evidente en el contexto de la pandemia, como el acceso a las tecnologías de la información. Un niño o niña que no tiene un computador o acceso a internet no tiene la educación de calidad que requiere el siglo XXI. El acceso universal a Internet debe incluirse entre los derechos sociales garantizados. Segundo, la protección del medio ambiente. Ese es uno de los ejes de mi campaña. El proceso constituyente se da en el contexto de una emergencia ambiental, lo que obliga a la Constitución a un enfoque ecológico. Esto requiere incluir, entre otros, principios como protección ambiental y justicia ambiental e intergeneracional (proteger el medio ambiente para los que vienen).  Pero la clave en torno a los derechos sociales básicos es que estén garantizados por la nueva Constitución y no sean sólo una declaración de buenas intenciones. Estar garantizados significa que cualquier persona que estime que esos derechos no se están cumpliendo puede recurrir a los tribunales de justicia. Así ocurre hoy con la libertad de emprender, pero no con la educación ni la salud.

 

En su programa, usted declara “Queremos construir una nueva Constitución, en la que participen los y las ciudadanos/as independientes que quieran ser protagonistas de este proceso”. Concretamente, ¿cómo se puede asegurar que la ciudadanía se mantenga conectada con el Proceso Constituyente y de qué manera concibe usted el rol de la sociedad en este proceso?

Este proceso constitucional se inició producto de la movilización ciudadana masiva, por lo tanto, resulta impensable que ahora se lleve a cabo a puertas cerradas. Quien crea que este proceso será posible sin participación ciudadana efectiva, está fumando opio, como dijo alguna vez un senador ante la posibilidad de cambiar la Constitución.

Existe distintos momentos de participación, el primero es ahora durante la campaña electoral, en que muchos se han sumado voluntariamente a colaborar.  Luego vendrá el proceso constitucional propiamente tal, en el cual la Convención deberá establecer mecanismos de participación efectiva. No basta con la transparencia de los debates ni la rendición de cuentas periódicas, también podrá haber sesiones de la Convención en distintos lugares, audiencias públicas, encuentros territoriales, cabildos que entreguen sus sugerencias, iniciativa popular de norma constitucional, entre otras.

Por último, la Nueva Constitución debe reconocer la participación como un principio rector de la gestión pública, que oriente sus instituciones y el actuar de los poderes del Estado, que deberán incorporar la participación en sus procedimientos. La democracia representativa no es suficiente para asegurar la democracia en el siglo XXI, requiere de mecanismos concretos que la complementen con para ser también una democracia deliberativa y participativa. Las tecnologías que usamos a diario, constituyen una herramienta que permite avanzar en esta dirección, con consultas y plebiscitos, en los niveles que lo determinen la Constitución y las leyes.

 

¿Qué tienen en común los candidatos de la lista de “Independientes No Neutrales”, que usted integra, y cuál es su propio sello distintivo?

 El nombre Independientes No Neutrales buscaba representar a un grupo de personas que venían de la sociedad civil, los movimientos sociales, la academia y otros, que éramos todos independientes, pues no militábamos en ningún partido político, pero que nuestra independencia no significaba que fuéramos indiferentes. Teníamos y tenemos posturas claras sobre temas relevantes para el desarrollo de nuestro país, por eso no somos neutrales. Comenzamos haciendo campaña por el Apruebo, y a partir de eso, nos reunimos semanalmente para elaborar propuestas de cambio para el país. Definimos democráticamente -en asambleas muy numerosas y deliberativas- nuestros lineamientos para la nueva Constitución, a los cuales yo me sumo con mucha convicción. Sin perjuicio de esta adhesión, cada uno tiene distintos énfasis según sus áreas de interés o trabajo. Personalmente, me interesa de manera especial un reequilibrio del poder, lo que no se limita al Ejecutivo y el Legislativo, sino que aborda diversos ámbitos como el centro y las regiones, hombres y mujeres, empresarios y trabajadores, autoridades y ciudadanos. Al mismo tiempo, me interesa poner el foco en los derechos sociales y en la perspectiva de género.

 

En su programa se lee que “La Constitución deberá reconocer y garantizar el derecho a las personas a forjar sus propios planes de vida y proyectos personales de acuerdo a sus creencias, principios y valores”. Lo anterior implica, por ejemplo, que respaldará menciones explícitas, en la Constitución, a que se reconozca el derecho al aborto, en cualquier causal, y a la eutanasia?

 Personalmente, soy partidaria del aborto y de la eutanasia. Sin embargo, no creo que sean temas que necesariamente deban incluirse en la Constitución. Más bien me inclino por lo que hacen muchos países, que reconocen en su Constitución los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y en general el pleno reconocimiento a la autonomía de las personas en su toma de decisiones. Y, a partir de estos, se debate democráticamente cómo las leyes encaran la despenalización del aborto, la necesidad de cuidados paliativos y la eutanasia.

 

En su calidad de periodista ¿qué fortalezas y debilidades destacaría con respecto al rol que ha cumplido la prensa nacional en este Proceso Constituyente y qué sugeriría para que, en el futuro, la prensa chilena consolide su misión de contribuir al fortalecimiento de la democracia?

En el mundo entero, los medios de comunicación están viviendo una crisis profunda producto de las nuevas tecnologías y la concentración en la propiedad de los medios. Chile no es la excepción. Frente al proceso constitucional, me gustaría ver que los medios fueran más activos en la información en torno a la relevancia del momento histórico que estamos viviendo. Desgraciadamente, la gravedad de la pandemia, tanto en los sanitario como en lo económico social, y la búsqueda de rating a través de la cobertura de la delincuencia, parecen dejar poco espacio a la política en general. Tanto el proceso constituyente como el fortalecimiento de la democracia requieren de un mayor pluralismo en el sentido más amplio de la palabra, no sólo ideológico sino de diversidad de voces ciudadanas. Al mismo tiempo, una mayor dedicación a los temas que afectan nuestras vidas más allá de estridencia frente a un escándalo determinado. Una cosa es la tragedia de la última cama durante la pandemia y, otra, lo grave de un sistema de salud que atiende al 80% de la población sin el aporte del 20% más rico. Hay que distinguir la crisis de los medios producto de las nuevas tecnologías, de la crisis del periodismo que sigue teniendo los mismos objetivos, rigurosidad y ética que siempre. Sólo faltan los recursos y la decisión política para que mantenerlo vivo.

(*) Facultad Humanidades – Escuela de Periodismo / Universidad Mayor.

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