Grandes Juristas

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Pablo Ramírez Rodríguez

Considerado como el gran reformador de la Administración Pública al sentar las bases de una nueva institucionalidad en el país.

Abogado, primer Contralor General de la República, hombre de carácter y considerado como el gran reformador de la Administración Pública al sentar las bases de una nueva institucionalidad en el país.

Juventud y personalidad

Hijo de Manuel Ramírez y Elvira Rodríguez, nació en 1886 en Valparaíso, ciudad en la cual cursó también sus primeros estudios en el Colegio Mackay y Sutherland, para luego pasar al Seminario y a estudiar Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Santiago, donde cursó sus primeros 4 años de carrera, y finalizar en su último año en la Universidad de Chile; casa de estudios que le otorga su título de abogado en 1908.

Durante su juventud ingresó al Partido Radical y tuvo un destacado paso por la universidad, disertando en congresos científicos y como representante estudiantil, siendo fundador y primer vicepresidente de la FECH. Adicionalmente, fue Presidente del Club Náutico Universitario, y desde esa instancia, se le atribuye el haber participado en el diseño del Escudo del Club Deportivo de la Universidad de Chile.

En 1908 presentó al Congreso Científico un trabajo muy importante sobre «Régimen, de los Bienes Matrimoniales» donde insinuaba las reformas del Derecho Americano que le valió muchas felicitaciones, sobre todo de la delegación del Brasil, país que está muy adelantado en esta materia.

Luego, en 1909, es nombrado abogado miembro de la Corte de Apelaciones de Santiago, para que elaborara la defensa, de acuerdo con la legislación vigentes, del histórico criminal Guillermo Beckert; así, el autor Alfredo Valderrama Pérez, ilustra dicho escenario señalando: “El prócer de ese criminal “sui géneris”- adonde sólo pudo llegar la piedad de la gente de perdón realmente único dio origen a la más bullanguera de las vocinglerías, empapadas en la ,sed de justicia y de ejemplo para la civilización que nos asediaba; sin embargo, aunque se trataron muchas materias nuevas del Código de Procedimiento Penal y de Medicina legal, que han establecido jurisprudencia, la defensa del joven Ramírez Rodríguez, fue tan sensacional, dado el carácter legal imposible de los hechos consumados que desde entonces su inteligencia y sus estudios en materias jurídicas le han levantado en pedestal difícil de ser azotado, por el vendaval de las pasiones y por la polilla de las mezquindades que engendra la envidia.”. Tres años más tarde resulta designado como Consejero de Estado.[i]

Se caracterizó por su gran capacidad de trabajo y energía, así como de una aguda inteligencia, poseedor de increíble simpatía y buen sentido del humor; sus ideas, acertadas o erróneas, fueron siempre nobles, de bien público [ii].

Cargos públicos

En 1912 entra por primera vez al Congreso, como representante del partido Radical; este presentó su candidatura a Diputado, resultando electo en 4 ocasiones por diferentes agrupaciones, donde integró las Comisiones de Elecciones y Gobierno, Instrucción Pública, así como la de Legislación y Justicia; en lo primero, Ramírez fue:

Diputado por Valdivia y La Unión (1912-1915)

Diputado por Itata y Maule (1915-1918)

Diputado por Valdivia, Villarrica, Río Bueno y La Unión (1918-1921)

Diputado por Tarapacá y Pisagua (1924-1927)

Durante su paso por la Cámara, obtuvo relevancia como caudillo en la lucha anticlerical, siendo particularmente relevantes sus discursos sobre la permanencia del Internuncio Monseñor Silva, repudiado por el clero y el Partido Conservador; así como en la discusión de las leyes de presupuesto.

Sobre el ámbito ministerial, se desempeñó como Ministro de Justicia e Instrucción Pública bajo el gobierno de Juan Sanfuentes, Agricultura, Industria y Colonización, Educación y de Hacienda, durante el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo. En este orden de ideas, de los relatos que Jaime Esponda Fernández realiza en su libro “Pablo Ramírez: El chileno desconocido”, lo caracteriza principalmente en su estadía con Ibáñez como un hombre que no vacilaba a la hora de deliberar por propia convicción y llevar adelante sus proyectos; pasajes que evidencian claramente la cumbre de su trayectoria política.[iii]

Adicionalmente, ocupó diversos cargos, tales como Presidente de la Comisión Organizadora de la Compañía Salitrera de Chile (COSACH) y Delegado del Gobierno de Chile en Europa y Egipto.

Durante su organización en la COSACH, dirigió su actuar en salvar y consolidar en el largo plazo la industria del salitre, en primer lugar, mediante la unificación de la dirección, centralización de producción y mecanización de faenas productivas. Su proyecto pretendía establecer una nueva industria administrada con base en progresos modernos que buscasen satisfacer la demanda mundial.

Contraloría General de la República

Durante los 2 años y medio en que participa del gobierno de Ibáñez, tuvo una intensa actividad orientada a la reformación, modernización y expansión de la Administración Pública, llegado a ser considerado en palabras de Esponda como el gran arquitecto de Ibáñez. En este sentido, fue el impulsor y creador de una serie de instituciones, tales como la Tesorería General de la República, la Inspección General de Sociedades Anónimas y operaciones Bursátiles, la Superintendencia de Seguros o el Instituto de Crédito Industrial; siendo tal vez la más conocida, la Contraloría General de la República, de la cual fue también su primer Contralor y organizador; en este orden de ideas, el 26 de marzo  de 1927 se firma el Decreto con Fuerza de Ley N° 400 bis, el que junto con crear el ente aludido, nombra a Ramírez con el cargo, en carácter interino, sin perjuicio de sus funciones con las en aquel entonces de Ministro de Hacienda del electo presidente Emiliano Figueroa Larraín, lugar en donde además impulso la reorganización de la administración en consideración a sus estudios financieros.

Su labor se caracterizó por imponer la meritocracia como principio en la Administración, en su concepto, la forma de lograr su eficiencia “debe abandonarse por completo la teoría de una Administración de beneficencia, propia de pueblos en decadencia, y debe aplicarse a la organización de los servicios públicos los mismos principios que emplea para su bien éxito una empresa particular” [iv].

Sus últimos años

Durante sus últimos años, Ramírez no destacó de gran forma en el ámbito político; así, con ocasión del mandato del presidente Juan Antonio Ríos en 1945 fue instado a desempeñar el cargo de ministro de Hacienda, evidentemente se observó a otra persona, limitada a tan solo la administración de la hacienda pública.

Carente de descendientes en línea recta y sin una colectividad que rememorase; tras el agravamiento de su salud, unos años más tarde y rodeado principalmente por su familia, fallece el 11 de julio de 1949 en la ciudad de Santiago, a la edad de 63 años.

Y, tal como señaló Valderrama en su minuto: “El señor Ramírez es uno de nuestros jóvenes políticos más preparados y que está llamada al más brillante porvenir en sus tareas por la instrucción del pueblo, sin distinción de religiones, ¡en la separación de la iglesia y de! Estado, tal como la soñó en 1890 el eminente político don Juan E. Mackenna, y en el orden económico y social de nuestras instituciones”.

Ramírez resulto ser un legado que evidentemente destaca por una gran transformación de la administración pública y cuyas acciones fueron dirigidas a una franca y explicita intervención del estado en la economía, no para un control estatal directo, sino para un desarrollo autárquico de la industria nacional, impulsado por un estado que debía favorecer a los capitalistas nacionales, proteger los productos nacionales e impulsar las obras públicas.

[i] Álbum Político: El Gobierno, el Parlamento y el Consejo de Estado en la República de Chile (1912-1915); Alfredo Valderrama Pérez; Editorial Zig-Zag; Santiago, Chile, 1914; página 335.

[ii] VIAL, Gonzalo. Historia de Chile. Volumen II. Editorial Santillana. Santiago, 1988. p164.

[iii] Pablo Ramírez: El chileno desconocido; Jaime Esponda; RIL editores; Santiago, Chile, 2013.

[iv] Las Últimas Noticias. Santiago, 16 de febrero de 1917.