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Programa Asia Pacífico.

Publican “Nueva Zelandia y la difícil tarea de soterrar sus cables eléctricos”.

La BCN se refiere también a la nieve caída la madrugada del 15 de julio en la Región Metropolitana, que supuso un desafío considerable para las empresas de electricidad.

21 de julio de 2017

La Biblioteca del Congreso Nacional, en su sección Programa Asia Pacífico, publicó el artículo “Nueva Zelandia y la difícil tarea de soterrar sus cables eléctricos”.
El documento señala que si bien gran parte de la canalización eléctrica sigue distribuyéndose en la superficie mediante torres de altura, ciudades como Auckland han comenzado a enterrar las líneas eléctricas en algunas zonas con el fin de evitar accidentes y brindarle mayor seguridad a sus ciudadanos.
El texto recuerda  la Regulación de Electricidad y Daños para los Árboles, publicada en 2003 por el Parlamento de Nueva Zelandia, que establece que las autoridades locales deben mantener los árboles despejados de los cables, pero también los distribuidores de electricidad deben avisar a la autoridad cuando exista peligro de que un árbol se caiga sobre el tendido.
Independientemente de esta normativa, la BCN destaca que el país oceánico desde el año 2012 cuenta con la Regulación de Electricidad Segura que promueve la salud y seguridad de la ciudadanía frente a las instalaciones. Este cuerpo legal no solo establece normas para el despliegue seguro de la infraestructura eléctrica, sino que también sugiere la construcción de redes subterráneas que permita soterrar cables que puedan significar un riesgo latente para la población, indica.
El documento explica que el sistema de producción eléctrica en Nueva Zelandia se concentra principalmente en la Isla Sur, desde donde se traslada hacia la Isla Norte a través de líneas de alta tensión y subestaciones que alimentan de energía a ciudades pequeñas, sin embargo, en la medida que las ciudades crecen, la Regulación de Electricidad Segura plantea que la transmisión eléctrica sea subterránea.
Luego la BCN sostiene que según un informe publicado en 2013 por Transpower, la empresa estatal de electricidad, la acción de ocultar las líneas eléctricas bajo tierra se ha podido realizar de manera parcial aunque progresiva cuando el crecimiento de las ciudades ha sido planificado, no obstante, reconoce que en muchos casos esto no ha sucedido en el corto plazo porque el costo ha sido alto.
En ese contexto se detalla que la instalación de cables subterráneos tiene un costo de 5 millones de dólares neozelandeses, algo así como 2 mil millones de pesos, sin embargo la necesidad de abarcar los 400 kilómetros de líneas urbanas son explicadas por la regulación a través de dos razones importantes, el aislamiento y el calor. La aislación de las líneas de transmisión cumple con la función de evitar cortes o que tomen contacto con la tierra y electrocuten a personas. Por su parte el calor, debido a que la propia transmisión eléctrica genera altas temperaturas, si los cables se encuentran ocultos del sol y son fabricados de un material que no se sobrecaliente como el cobre pueden evitar recargas.
El documento señala, también, que por lo general los conductores de altura contienen aluminio, y por las inclemencias del tiempo quedan expuestos, y cuando las líneas de transmisión son enterradas en el suelo, se recubren con un material aislante grueso. Asimismo, los cables subterráneos no necesitan torres de transmisión o sistemas especiales de hardware y la mantención de los equipos es menor a la de los cables aéreos, ya que sufren menos daños, agrega.
Añade el texto, que en agosto de 2005 se firmó un acuerdo entre Transpower y la empresa Highbrook Development Limited con el fin de soterrar y realinear vías eléctricas existentes. Esta iniciativa logró cablear en Auckland el tramo entre Otahahu y Penrose, una zona de negocios y residencias. Esta experiencia demostró que Nueva Zelandia no tiene los recursos suficientes como para soterrar todas las áreas urbanas en el corto plazo, aunque para el alcalde de Auckland Phil Goff en una nota señaló que el beneficio a largo plazo ha sido mayor que el costo económico, principalmente por la seguridad y ahorros en mantención.

 

Posibilidad de soterrar cables en la realidad chilena

 

La BCN plantea que  la nieve caída la madrugada del 15 de julio en la Región Metropolitana supuso un desafío considerable para las empresas de electricidad, ya que una gran cantidad de ramas en árboles se cayeron sobre las líneas eléctricas.
Esta situación llevó a que se reabriera la discusión acerca de la necesidad de soterrar los cables eléctricos con el fin de evitar cortes en situaciones climáticas o accidentes.
El texto cita a Roberto Hanley, ingeniero electricista de Green Consult, quien comenta que  las líneas eléctricas subterráneas tienen ventajas y desventajas que deben ser evaluadas según la realidad de cada caso. “Visualmente es mejor para las ciudades y lo más importante es que no tiene interferencia de los árboles o caídas de los postes, por lo que el costo del mantenimiento es menor. Desde el punto de vista de la calidad de la transmisión, las líneas bajo tierra no son distintas de los cables aéreos, por lo que en ese sentido no se apreciaría mayor diferencia”,  argumenta.
En cuanto a las desventajas del entramado subterráneo, el ingeniero se mostró de acuerdo con el caso neozelandés, ya que el costo de soterrar los cables sería muy alto. “Los costos son altos y no aseguran que la gente no se cuelgue del sistema, ya que es más fácil cavar que subirse a los postes a enlazarse. Pero también sucede que ante la eventualidad de un desperfecto, la reparación y el mantenimiento de las líneas aéreas es inmediato, porque los cables subterráneos además son de una aleación de cobre y acero que los hace más gruesos y para evitar que se calienten tienen factores especiales de corrección. Por esto es que la reparación podría ser algo complicada”, agregó.
Sobre el problema que se generó con el suministro eléctrico en la Región Metropolitana, reconoció que los cables en altura son parte del problema, pero que también fueron otros factores los que se sumaron como el mantenimiento de los árboles.

 

Vea texto íntegro del documento

 

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