Entrevista

Estancamiento o avance en la materia.

Sobre la discusión en el parlamento del proyecto de ley de Matrimonio Igualitario: Entrevista a Marcelo Díaz, diputado.

Según el legislador el debate de la ley se ve complicado en las bancadas del oficialismo, hecho que tiene al Presidente Piñera «complicado y enredado» en cuanto a temas valóricos.

3 de agosto de 2018

Por Juan Camilo Tovar y Roger Paz Souza 

En días recientes Diario Constitucional entrevistó al diputado Marcelo Díaz, quien revela que en el escenario de la Ley de Matrimonio Igualitario existe una complejidad, debido a que no se encuentra entre las prioridades del Gobierno del Presidente de la República, Sebastián Piñera. Sin embargo, es optimista y asegura que “Chile evolucionará en esta materia, porque tiene un pueblo progresista”.
Cabe señalar que este proyecto de ley surge como cumplimiento del acuerdo de solución amistosa firmado en el contexto de una petición procesada por la CIDH, P 946-12, Cesar Antonio Peralta Wetzel y otros respecto de Chile, referida a la falta de acceso de tres parejas del mismo sexo al matrimonio civil en Chile, así como la denegación del reconocimiento legal de matrimonios contraídos en otros países.

Actualmente, como diputado, ¿cómo ve usted la discusión de este tema particularmente en el Congreso Nacional?

La veo difícil porque el Gobierno, además de no tener este tema entre sus prioridades, existe una fuerte confrontación debido a la presencia de partes con postura conservadora. A pesar de que Chile suscribió un Acuerdo de Solución Amistosa (ASA) con el Movilh ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Gobierno está indeciso para decidir si siguen adelante con el proyecto o no. En mi opinión es un proyecto con pronóstico reservado.
Claro está que hay una guerra interina entre liberales y conservadores, y el Gobierno va a concentrar todos sus esfuerzos para intentar que esa coalición no se rompa. No puedes estar de acuerdo con el matrimonio y al mismo tiempo no estar de acuerdo. El apresuramiento electoral hizo que se quedara sin más opción que comprometerse a demasiadas cosas con una coalición que, al tener muchas diferencias entre sí, tuvo que dejar a un lado este tema que, a fin de cuentas, es vital que su Gobierno debata.

 

El último avance del proyecto realizado por la Corte Suprema, habla sobre los posibles cambios de la actuación de los tribunales. ¿Cuánto tiempo cree usted que tarde en ser aprobado?

Sería ideal poder legislarlo este año, pero honestamente lo veo difícil, al poner el Gobierno prioridades distintas. Sobre este proyecto también pueden recaer otros que dificultan que podamos tratarlo. Ahora, como Cámara teniendo mayoría, cosa que también sucede en el Senado, tenemos que esforzarnos por poner el tema en la mesa. Hay que tener en cuenta que nosotros no tenemos una sola opinión, están también las de la oposición, en las que hay sectores conservadores, lo cual complica el abordaje del tema.

 

¿Cuál sería entonces el próximo paso a seguir con el propósito de que este debate continúe?

A los presidentes de las comisiones en las que se va a debatir el proyecto les corresponde exponerlo como tal. Si por alguna razón el Ministro Secretario General de la Presidencia dice que el proyecto es viable para realizarlo, yo pondría en la mesa el proyecto que la presidenta Bachelet me encomendó y empezaría a tramitarlo. Ya que no existe una agenda legislativa en este Gobierno, muy pocos proyectos de ley, incluyendo este, provienen del Gobierno anterior y esta sequía legislativa nos posibilita discutir proyectos que sí se encuentran en tramitación.

 

Hablando del proyecto, ¿qué apreciación tiene usted acerca de la no inclusión de la sociedad conyugal?

Personalmente, no me gusta la aplicación del régimen de sociedad conyugal para nadie. Por ejemplo, en materia de matrimonio heterosexual es muy inequitativo para la mujer, y de hecho se está discutiendo la necesidad de cambios al régimen de sociedad conyugal que se encuentra vigente. Yo soy partidario de que tanto los matrimonios heterosexuales como homosexuales sean equitativos, que no haya distinciones. La única diferencia es que en uno se pueda procrear y en el otro no, y de ahí partiría el tema de la adopción.

 

Desde el regreso a la democracia han pasado 28 años y ha habido muchas conquistas en el tema de igualdad de género y en los derechos LGBT. ¿Cómo evalúa ese período de 28 años durante el cual han surgido estos cambios? ¿Cuánto tiempo más es necesario para que se logre una verdadera igualdad en el país?

Probablemente durante el último cuarto de estos 28 años es donde más se ha avanzado; por ejemplo en el divorcio, la unión civil, el aborto bajo las tres causales. Además en estos momentos estamos debatiendo sobre la identidad de género, que es otro proyecto de ley, y ya existe un proyecto enviado por el Gobierno anterior al Congreso, precisamente el de matrimonio igualitario. El  avance en la agenda valórica se va a dar, con mayor razón, después de las revueltas feministas, a partir de las cuales surge la necesidad de otros proyectos para resolver problemas en cuanto a la igualdad de género. Sin embargo, no tengo la potestad de decir cuánto tiempo va a transcurrir para que esto suceda, pero puedo ver que últimamente se han acelerado los cambios en cuanto a igualdad de género, lo cual considero crucial para lograr este objetivo.

 

Justamente tuvimos la oportunidad de entrevistar a Rolando Jiménez y nos planteaba que de que aquí a los próximos 5 años va a existir una igualdad verdadera, entre los géneros LGBT y los heterosexuales. ¿No cree que Jiménez fue muy optimista al plantearnos lo anterior?

Pienso que fue muy optimista al plantearlo, más aún cuando un Gobierno conservador rige al país el día de hoy, pero ojalá sea él quien tenga la razón y no yo.

 

¿De qué manera se puede superar esa barrera conservadora del Gobierno?

El secreto está en que la sociedad civil sea la que impulse el cambio. La reforma constitucional que trata la igualdad de género puede ser importante o, al contrario, no serlo, dependiendo de las leyes que la complementen. Pero no es algo normal de este Gobierno, pese a lo cual se vio obligado a hacerlo. No estaba dentro de su agenda la ley de la identidad de género pero va a tener que trabajar en ello porque está ahí. Hay cosas que no tienen escapatoria y éste es el caso.

 

Según un informe del Movilh, el año pasado se contabilizaron un total de 484 casos de agresiones homofóbicas en el país. ¿Cómo cree usted que la aprobación de la ley de matrimonios igualitarios va a incidir en los ataques por homofobia?

La gran mayoría de los chilenos estamos a favor de la aprobación de esta ley. Las encuestas mostraban solo el 60% de apoyo, por lo que dudo que esto vaya a cambiar de alguna manera la aguja. La ley no va a hacer que aumente o disminuya la discriminación homofóbica, más bien es la cultura misma la que debería cambiar, ser más tolerante, educarse más. Yo sé que no se ha avanzado mucho en este tema, pero es bueno ver que han disminuido los casos de agresiones y eso se debería publicar en los diarios y que los medios de comunicación destaquen lo anterior.

 

¿Cómo cree que la sociedad chilena ve actualmente el tema?

En mi opinión, la sociedad chilena se caracteriza por ser una sociedad progresista. Por ejemplo, en el tema del aborto bajo las 3 causales hubo un 70% de apoyo, lo mismo sucedió con el matrimonio igualitario. Este apoyo baja significativamente cuando se habla de adopción por parte de personas del mismo género. No solo en el Gobierno se presenta una postura conservadora, sino también en las iglesias cristianas y presbiterianas.

 

Las mujeres pudieron votar y se aprobó la ley del aborto en Irlanda. ¿Cuál es la diferencia entre Chile y estos países europeos en donde ya se han aprobado leyes de esta índole?

En esos países hay mecanismos de democracia participativa que posibilitan el pronunciamiento de la población. Si aquí se hiciera un referéndum del matrimonio igualitario, la ley ya estaría aprobada. De hecho, hay un proyecto de plebiscito del proceso constituyente que se organizó durante el Gobierno anterior, incorporando elementos de la democracia directa como referéndum, plebiscito, consulta directa, entre otros, cosa que Piñera no ha hecho hasta el momento, ya que, además de ser su Gobierno conservador, está enfocado en otras cosas como el ámbito empresarial.

 

 

 

 

 

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  1. Está bien que el oficialismo postergue esa aberración que va en contra de la familia bien constituidas de este país, tanto en valores morales como cristianos. Según el diputado Díaz, eha a toda la sociedad en un mismo saco y no es así, NO TODOS SOMOS PROGRESISTAS…es falaz.