Imputado no puede argumentar el consumo de drogas como ejercicio legítimo de un derecho, y su condena no puede ser revisada mediante la acción de amparo.
El amparado acusó que el tribunal lo criminalizó al considerar sus actos como los de un traficante, en circunstancias que él es alguien dedicado a la difusión y la enseñanza de los estados alterados o amplificados de la percepción.