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No acosen al asesino – José María Guelbenzu

El libro trata el asesinato del magistrado Medina, un antiguo juez de la localidad que se encontraba en retiro.

Por Isidora De Luca, Universidad Central de Chile

Esta novela del autor José María Guelbenzu trata, en 6 resumidos capítulos, sobre el asesinato de un magistrado cometido en la isla Las Lomas, un privilegiado complejo de villas utilizadas por grupos de veraneantes en los meses de agosto a septiembre, ubicado en la Región de Santander. Este lugar despoblado a lo largo del año, vuelve a la vida en la época de vacaciones donde las familias tradicionales se trasladan a San Pedro del Mar para cambiar de aires.

El magistrado Medina, un antiguo juez de la localidad, se encontraba en retiro. Era conocido por ser un jurista demasiado impregnado por su ideología y sus convicciones morales, un hombre pagado de sus convicciones, un padre enérgico y un esposo viudo. Un hombre mayor al cual sus hijos ya no visitaban con frecuencia y el que integraba las reuniones sociales en San Pedro como una figura hostil y reservada, manteniendo a todos al margen.

El crimen se desarrolla un día soleado bajo un cielo despejado, encontrándose el juez en el despacho de su hogar, dormitando sobre su sillón, donde es interceptado por un “para estos efectos desconocido-conocido”, el cual se acerca por la espalda y procede a abrir su cuello con una navaja, para posteriormente rodear el sillón, verlo directamente a la cara y constatar el fallecimiento, efectuando tras esto su retirada del lugar sin ser visto, sin dejar algún indicio, ni motivo, nada.

La instrucción del caso va a estar en las manos de la juez Mariana de Marco, juez titular del juzgado de primera instancia e instrucción de San Pedro del Mar, acompañada de la guardia civil. Una recién llegada que debe hacerse cargo del crimen más relevante en años en esta colonia.

¿Quién va a querer acabar con la vida de un juez? Un juez era entonces una figura de mucho respeto, una fuerza viva que para ser dominante no necesitaba más que pasear su figura por la calle con la pomposa gravedad propia de aquel tiempo servil.

Ya en este primer capítulo como lectores tenemos absoluta certeza de quién es el asesino del juez Medina, dando un giro inesperado, la historia no apunta a dilucidar la interrogante de quién es el asesino, sino que el autor provoca un vuelco en la trama y a lo largo de la novela tenemos que descubrir cuál fue el motivo de este asesinato, acompañados de la juez de Marco y posteriormente del fiel grupo de vecinos reunidos en la operación caza al asesino.

A medida que nos adentramos en las páginas, nos vamos enterando de las diligencias que se han ido realizando en relación al esclarecimiento de los hechos de este delito, comenzando desde la base que solo se encuentra un cuerpo sin arma homicida, ni sospechoso, ni motivo.

La tarea de la juez comienza con los interrogatorios a los miembros de la villa marinera de San Pedro, abarcando las posibilidades de búsqueda del sospechoso incluyendo que este sea un miembro de la misma comunidad. Esta afirmación toma mayor firmeza tras encontrar en un radio mucho más amplío una parte del arma homicida, llevando a la conclusión de la juez que este es el primer error que comete el asesino fue esparcir las piezas en un territorio limitado, dando a la juez el primero de pequeños indicios que pueden llevarla a el o ella.

 

José María Guelbenzu es un autor madrileño nacido el 14 de abril 1944, entró al mundo editorial con la revista Cuadernos para el diálogo. Desde ese momento hasta la fecha de publicación de esta novela había publicado más de 6 otros textos, donde en el año 2001 es publicada por la editorial punto de lectura, la novela que es motivo de esta reseña.