Aunque no existen antecedentes probatorios del momento mismo de los hechos, la enemistad que tiene el acusado con sus vecinos permite acreditar que cometió el delito de maltrato animal en perjuicio del perro de sus vecinos.
Los propietarios del animal afectado dieron cuenta de distintas agresiones del acusado por su condición de homosexuales, dentro de las cuales se encontraban amenazas de muerte a ellos y a su perro.