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Por las molestias y el sufrimiento

Corte de Rancagua condena a Multitienda indemnizar a cliente agredido al interior de un local.

La Corte de Apelaciones de Rancagua condenó a una Multitienda a pagar una indemnización de $15.000.000 (quince millones de pesos) a cliente que sufrió agresión y detención en local de la empresa, luego de haber sido confundido con el supuesto autor de un ilícito.
En fallo unánime el Tribunal de alzada confirmó la sentencia dictada por el 2° Juzgado Civil de Rancagua, elevando la indemnización a pagar, que en primera instancia se había fijado en $2.000.000.

4 de julio de 2013

La Corte de Apelaciones de Rancagua condenó a una Multitienda a pagar una indemnización de $15.000.000 (quince millones de pesos) a cliente que sufrió agresión y detención en local de la empresa, luego de haber sido confundido con el supuesto autor de un ilícito. En fallo unánime el Tribunal de alzada confirmó la sentencia dictada por el 2° Juzgado Civil de Rancagua, elevando la indemnización a pagar, que en primera instancia se había fijado en $2.000.000. En su sentencia, la Corte de Apelaciones de Rancagua expresa, en esencia, que “se ha probado en la causa, sin una negativa ni tan siquiera tímida de contrario, y mucho menos prueba de descargo, que guardias de la tienda atacaron a un cliente que avanzaba por las escaleras del local, lanzándolo violentamente al suelo, golpeándolo, insultándolo y esposándolo para llevárselo luego a una dependencia dentro del mismo recinto, como detenido, sin que se acreditara haber siquiera formulado un cargo o efectuado una denuncia en su contra. Advirtamos que los tachados testigos de la demandada no se refieren en absoluto al incidente, de modo que tampoco hubo un intento de prueba para desvirtuarlo. El actor nos dice que luego, una vez en una habitación cerrada sin acceso para el público, llegó otro sujeto, al parecer empleado del lugar, y señaló que había una equivocación, por lo que fue liberado. Esa parte del relato no consta, pero no necesita constar tampoco, porque probada la agresión violenta de los guardias y la detención del demandante, era la demandada la que tenía que acreditar que hubo razones para un actuar que, desprovisto de ellas, resulta irracional, ilícito y altamente atentatorio contra derechos esenciales del atacado. Un acto que afecta así tanto la libertad como la honra, y que puede perjudicar tanto la salud física como la síquica de cualquier persona, es de una gravedad suficiente como para generar daños morales muy serios y profundos, que no se pueden satisfacer con una indemnización de dos millones de pesos. Es claro que la indemnización de que hablamos no tiene una naturaleza punitiva, y por ende no se trata de castigar ni la insolencia de los guardias, ni la pasividad de sus superiores, ni la mala fe de la Multitienda al dilatar la causa y pretender ocultarse en la maraña de nombres similares con que quiere protegerse; es igualmente cierto que la mayor capacidad económica del responsable, en sí misma y en principio, no debe influir en el monto que se conceda, porque lo que se valora es el daño causado, y no el poder del agresor o responsable. Pero todo ello, prosigue el fallo, es así salvo en cuanto tal poder o tales actitudes y dilaciones no hayan influido en la profundidad y prolongación del mal. Porque es también claro que el sufrimiento causado se agrava cuando se dilata la reparación injustamente, sin haberse efectuado jamás un intento para morigerar los efectos del hecho ilícito, y todavía más cuando quien lo causa o quien disponía del mando sobre el hechor, y elude su responsabilidad prolongando el mal, es una empresa que por su magnitud, capacidad y publicidad, debiera ser prioritaria cumplidora de sus obligaciones de respeto al público, de control de sus empleados y agentes, y de reparación de los errores o abusos que en su dependencias se cometan. Todo ello es así porque el dolor de verse sometido a un vejamen es mayor si proviene de quien no se espera; es decir, en este caso, de quienes se dicen preocupados del bienestar sus clientes. El dolor de verse sometido a un vejamen también aumenta si la reparación demora injustamente, y todavía más si esa demora proviene, de nuevo, de quien no se espera; es decir, de una empresa que se supone seria, y que tiene capacidad para responder con prontitud, de lo que la ley le obliga a reparar. Es ese daño, así aumentado, concluye la sentencia de la Corte de Rancagua, el que cabe valor aquí, y por todas esas razones -esto es, por las severas molestias, sufrimientos y dolores que el suceso innecesariamente prolongado en sus efectos ha causado al actor- la indemnización se regulará en la suma pedida en la demanda; es decir, en quince millones de pesos ($15.000.000)”. 

Vea el texto íntegro de la sentencia Rol N° 1726-2012.

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