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Publican “Turquía: Triunfo Constitucional para el Presidente Erdogan”.

El documento concluye reiterando que el triunfo del Sí en el referendo turco devuelve la estabilidad política al país.

30 de mayo de 2017

El Instituto Libertad y Desarrollo (LyD), en su sección Economía Internacional al Instante, publicó recientemente el documento “Turquía: Triunfo Constitucional para el Presidente Erdogan”.

El texto recuerda que el 16 de abril recién pasado se desarrolló un referendo constitucional convocado por el Presidente Recep Tayyip Erdogan para modificar varios elementos de la Constitución y transformar un régimen parlamentario en uno presidencialista. El referendo estuvo marcado por el recuerdo del intento de golpe de Estado, que mantiene hoy a más de 50.000 turcos en la cárcel por cargos de sedición y terrorismo, además de 100.000 otros que han pasado por procesos de detención. El ajustado triunfo por 51,6% del Sí a los cambios constitucionales ofrece un panorama prometedor para Erdogan y el Partido Ak, pero bastante sombrío para los opositores.

Se señala que, más allá de la compleja situación política del país, el Presidente Erdogan ha logrado en la última década enmendar el rumbo económico. Tras la crisis de 2000-2001 logró retomar una senda de crecimiento, tras el apogeo del Fondo Monetario Internacional (FMI). Gracias al respaldo adicional de la UE se redujo la inflación (que se encontraba cercana al 100%), se aumentó la inversión extranjera y se consolidó Turquía como un polo de inversión manufacturero para Europa occidental. Los logros económicos fueron complementados con políticas sociales orientadas a la clase media baja  musulmana de Turquía, quienes se han transformado en la masa de respaldo electoral de Erdogan, y consideran que las acusaciones de abuso de poder, transgresión de derechos humanos y el intento de debilitamiento de la oposición política, son justamente estrategias de los mismos para debilitar al gobierno.

Enseguida, se sostiene que el triunfo en el referendo devuelve la estabilidad política al país, sobre todo considerando que el estrecho margen con el cual ganó el Sí, descarta por ahora la posibilidad de adelantar las elecciones de noviembre de 2019, cuando entrarían en vigencia las nuevas potestades constitucionales. Esto significó el regreso de la estabilidad al mercado interno y la promoción de inversiones desde el exterior. Así, en su último informe semestral, el FMI mejoró la proyección de crecimiento de Turquía aludiendo a la sustancial reducción de inestabilidad política. Esto también se ha reflejado en la mejora de Turquía en el ranking de competitividad del Foro Económico Mundial.

Políticamente, agrega LyD, Turquía si bien está en una situación geopolítica de gran valor estratégico, entre Europa y Asia, es cierto también que tiene riesgos considerables, tanto internos como externos, incluido el terrorismo, de modo que para preservar su estabilidad, requiere de una institucionalidad vigorosa. Particularmente, para Europa y teniendo en cuenta la crisis de refugiados, la estabilidad de Turquía es fundamental.

De esa forma, el documento concluye reiterando que el triunfo del Sí en el referendo turco devuelve la estabilidad política al país por un lapso de tiempo. Las atribuciones del nuevo Presidente entrarán en vigencia luego de la próxima elección, que se espera para noviembre de 2019. Mientras tanto Erdogan tiene una oportunidad de devolver algunas libertades civiles y rebajar el nivel de represión política que ha estado ejerciendo. Es poco probable que los países occidentales le exijan más de lo que ya han hecho debido a la importancia estratégica de Turquía como aliado en ese sector y a la crisis de inmigrantes, que hasta el momento ha logrado contener Turquía en parte gracias a la sanidad de su economía. Al mismo tiempo, la influencia de Rusia sobre este país hace que los miembros de la OTAN deban tolerar y hacer la vista gorda a varios hechos repudiables. Habrá que ver hasta qué punto puede seguir estirando su crédito diplomático el actual presidente y futuro “dictador electo” Recep Tayyip Erdogan. A diferencia de Rusia o Hungría, Turquía depende del comercio e inversión extranjera. La situación política y profundización del nepotismo o la corrupción, podrían implicar que, sin control o sanciones, los inversionistas occidentales se alejen de ese mercado, generándose inesperadamente una crisis que la popularidad actual del gobernante no podrá contener.

 

Vea texto íntegro del documento.

 

 

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