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Antes declaró inconstitucional prohibición en Cataluña.

TC español será convocado nuevamente a pronunciarse sobre ley que prohíbe expresamente maltratar y matar a los toros.

Según la ley balear, los toreros sólo podrán emplear el capote y la muleta, por lo que tendrán que renunciar a banderillas, estoques y puntillas.

26 de julio de 2017

El Parlamento balear aprobó una proposición de ley que prohíbe matar a los toros. Se trata de una norma que según sus detractores vulnera la doctrina del Tribunal Constitucional, que en su sentencia a raíz de la prohibición de los toros en Cataluña ya dejó claro que los parlamentos autonómicos no tienen competencias para abolir este espectáculo sino para regularlos. En este sentido, la ley de toros a la balear, como se la ha bautizado, supone en realidad un "fraude legal" como lo denunció la Fundación Toro de Lidia porque desvirtúa por completo su esencia, que es la muerte de los astados.

Según la ley balear, los toreros sólo podrán emplear el capote y la muleta, por lo que tendrán que renunciar a banderillas, estoques y puntillas. Esta práctica, que contradice por completo las normas clásicas del toreo, es el subterfugio con que se pretende sortear la doctrina constitucional, que cierra el paso expresamente a la posibilidad de que las comunidades autónomas mutilen la Fiesta, afirman los detractores.

Tras la anulación de la ley catalana que prohibía las corridas de toros, el TC sostuvo que el artículo 46 de la Constitución, que preserva el respeto y la protección de la diversidad cultural de España, "parte de la imposibilidad de prohibir, en una parte del territorio español, una celebración, festejo o una manifestación de una arraigada tradición cultural". Además, el Alto Tribunal señaló que el Estado ha dictado leyes declarando la tauromaquia como patrimonio cultural común de todos los españoles. Eso obliga a que el ejercicio de estas competencias por la comunidad autónoma deba someterse a las que la Constitución reserva al Estado.

Ciertamente prohibir la muerte de los toros, con todas las limitaciones que conlleva, supone de facto prohibir los toros en Baleares, y quien defienda lo contrario ignora por completo las bases de un espectáculo cuya esencia, precisamente, consiste en el sacrificio de los astados, no por morbo o por crueldad, sino en virtud del arte del toreo, sostienen quienes defienden estas tradiciones.

 

 

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