En respuesta a los informes según los cuales un presunto ataque aéreo ruso con armas incendiarias quemó vivos a 37 civiles, la mayoría mujeres, niños y niñas, que se ocultaban en un refugio antiaéreo de la ciudad siria de Arbin, Rawya Rageh, asesora general de Amnistía Internacional sobre respuesta a las crisis, declaró que “ya habíamos documentado cómo el uso de armas incendiarias está quemando vivos a civiles que literalmente no pueden esconderse en ningún lugar. Este ataque parece ser el último terrible ejemplo de esa constante”.
A continuación señaló que en zonas sitiadas por el Gobierno sirio, como Daraya y otras, la población civil les dijo que lo que les atemorizaba especialmente durante la última etapa del asedio, antes de tener que salir, era el uso de armas incendiarias.
Asimismo, agrega que “muchas personas nos dijeron que habían dejado de ir a los refugios por temor a morir quemadas vivas. Estos temores resultan hoy especialmente patéticos a la luz de las estas últimas y horrendas muertes".
Según Amnistía los medios de comunicación estatales rusos aseguran que el Ministerio de Defensa de Rusia niega toda responsabilidad en el ataque.

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