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Sobre las cuatro series de televisión que deberían conocer nuestros políticos.

Las cuatro series citadas tienen algo en común: retratan la capacidad humana de aliarse con amigos y enemigos en función de los intereses para conseguir los propios fines, conseguir el poder. Algo que a los políticos reales les cuesta conseguir.

6 de agosto de 2018

En una reciente publicación del medio español Confilegal se da a conocer el artículo "Las cuatro series de televisión que deberían conocer nuestros políticos".
La periodista española Yolanda Rodríguez señala que las series tienen un gran poder de seducción sobre los políticos (y especialmente sobre el electorado), y por eso, muchos hablan de ellas en sus entrevistas, no dudan en identificarse con sus mensajes o personajes.
Sin embargo, advierte, han aprendido poco de esa política a la que admiran y de su amplitud de miras a la hora de negociar.
A su juicio, las series han cambiado y nos muestran una forma de hacer política más cruda, no sabe si más real.
En este sentido, plantea Rodríguez, ya no prima tanto el “buenismo de los personajes” que encarnaban el presidente Bartlet y su equipo en “El ala oeste de la casa Blanca”, donde la ética y la moral eran intachables, como una especie de cruzada contra el mal. Sus guionistas resaltaban el idealismo, el sentido del deber, de los límites del poder y, sobre todo, del trabajo en equipo.
Algo que también se refleja en “Borgen”, agrega, aunque de forma más real, más cruda.
Por el contrario, afirma,  “House of Cards o Juego de Tronos” funcionan casi como el reverso tenebroso de “El ala oeste de la Casa Blanca”. Detalla lo sencillo que es manipular a los políticos si alguien conoce sus puntos débiles y como éstos reciben su premio o su castigo si no responden a las expectativas. En el fondo, toda la política es como un gran castillo de naipes, donde puedes ir quitando y poniendo piezas. Eso sí, sin que el castillo caiga y pierdas el poder.
De acuerdo a la periodista,  las cuatro series citadas tienen algo en común: retratan la capacidad humana de aliarse con amigos y enemigos en función de los intereses para conseguir los propios fines, conseguir el poder. Algo que a los políticos reales les cuesta conseguir.
Y eso, le recuerda la escena de la aclamada serie danesa Borgen, donde su principal protagonista, Brigitte Nyborg, dialoga con su mentor Bent Sejrø, sobre las dudas que tiene para poder negociar con uno o con otros a la hora de lograr un acuerdo en Dinamarca para formar un Gobierno estable. Porque para ella, como debería ocurrirle a cualquier gobernante, lo más importante es el talante dialogante y el poder de persuasión.

Sobre las cuatro series:

1. Borgen (2010-2013), es una serie sobre política danesa que se emitió durante tres temporadas en la DR1(DK) y, en la BBC británica.
Borgen es el término coloquial con el que se conoce el Palacio de Christiansborg, –sede de los tres poderes del estado– y epicentro de las relaciones entre políticos y periodistas daneses; de ahí que resulte tan creíble la vinculación entre las tramas políticas y comunicativas que se reflejan en esta serie.
Narra la historia de la primera mujer que logra ser primera ministra de Dinamarca, Birgitte Nyborg, líder del Partido Moderado, un partido bisagra, que logra formar un Gobierno de coalición (verdes, laboristas y moderados).
Borgen muestra las intrigas políticas, las interioridades del poder y la relación entre la primera ministra danesa con sus adversarios políticos, sus asesores y sus ministros. Y refleja también lo difícil que es conciliar la vida política y la vida familiar.

 

2. House of cards
House of Cards (2013-…). Traslada al Estados Unidos actual, la serie del mismo título que emitió la cadena BBC a principios de los 90. Y lo hace a través de la plataforma Netflix. La serie norteamericana retoma, más de veinte años después, al personaje fundamental de los tres capítulos de la serie inglesa –Francis Urquhar–, pero ahora con el nombre de Frank Underwood (Kevin Spacey), el líder de la Cámara de Representantes del Partido Demócrata, quien aspira a convertirse en el nuevo secretario de Estado. Y, desde allí, ir escalando hasta la cima de la nación más poderosa del mundo.
Para ello, Frank Underwood no duda en manipular y mentir con tal de conseguir sus objetivos, destruyendo todos los obstáculos que se crucen en su camino. Maneja las piezas de la política estadounidense según su utilidad (nombramientos, votaciones, economía…), sin importarle demasiado las reglas.
En los 52 episodios de la serie (cuatro temporadas), emitidos hasta la fecha, pululan congresistas borrachos, empresarios corruptos, políticos mafiosos, hackers vendidos y controlados por Inteligencia, jueces, periodistas ambiciosos, lobistas, … En la serie, casi todos los personajes son complejos, con miserias y grandezas y con una gran ambición, capaces de vender su alma para incrementar su poder y su influencia política –con Underwood a la cabeza–, teniendo mucho cuidado con la opinión pública, que podría hacerles caer como un castillo de naipes.
Casi toda la estrategia política de Frank Underwood se basa en manipular y para ello, justificar cualquier acto que le permita alcanzar su objetivo: El Poder.

 

3. El ala oeste de la Casa Blanca
El ala oeste de la Casa Blanca (1999-2006), es un drama político de la NBC creado por Aaron Sorkin. A través de los 155 episodios que conforman sus siete temporadas, la serie narra las vivencias del presidente de los Estados Unidos, Josiah Edward ‘Jed’ Bartlet, y de su Gabinete.
Se centra en describir al detalle cómo es la estructura de un gabinete de Comunicación Institucional, las decisiones que tienen que tomar cada día, las negociaciones que deben realizar para conseguir sacar adelante algunas promesas electorales y los obstáculos que les plantea la oposición.
El presidente Bartlet es un líder carismático. Goza de popularidad y del cariño del electorado.
Cuenta con una sólida formación académica, que incluye un Nobel de Economía, y un máster en Teología Católica. Además le acompaña un gran equipo de profesionales de la comunicación y de la política dispuestos a renunciar a su vida personal en pro de los ideales demócratas defendidos por él.
El equipo presidencial de Bartlet, inspirado en el espíritu de Camelot de la era John Fitzgerald Kennedy, busca realizar grandes ideales, cumplir su programa (mejorar la educación, la sanidad, equilibrar el presupuesto, reducir la presencia de tropas en el extranjero, prohibir la venta de armas,…), aunque todos estos ideales, como suele ocurrir en la vida real, tienen un gran costo político.
Los personajes de esta serie nos muestran cómo en un estado democrático los políticos deben negociar para conseguir los objetivos marcados en el programa electoral. Y que, a veces, muchos de ellos se quedarán en el cajón. Una cosa es lo que un político promete en campaña y otra muy distinta lo que puede hacer durante un mandato presidencial.

 

4. Juego de Tronos
Juego de Tronos (2011-…), es todo un tratado de política ambientado en un mundo épico de ficción. Basada en una novela de fantasía escrita por el autor estadounidense George R. R. Martin narra las intrigas, luchas de poder, guerras, asesinatos y traiciones conseguir el ansiado Trono de Hierro por parte siete reinos, y la dificultad de mantenerse en él.
La muerte en Juego de Tronos está a la orden del día. Todos los personajes pueden morir por importantes o queridos que sean como se ha podido comprobar a lo largo de las seis temporadas emitidas hasta la fecha (60 episodios).
Sería complicado analizar uno a uno los planteamientos políticos que defiende cada uno de los cerca de 40 personajes principales que rodean la serie. Los más importantes son los siguientes:
Daenerys es una especie de adalid de la justicia. Es la persona más poderosa y temida fuera de Poniente. Hija de reyes destronados, resulta el personaje más atractivo de la serie por su bondad y, también, por su particular manera de hacer cumplir la ley. Es dura, es bella y, lo más importante, es dueña de tres dragones, lo que le confiere poder.
Uno de los personajes más completos de esta serie es el de Tyrion Lannister. Es un asesor político de manual. Es xtremadamente inteligente, equilibrado, lógico, con un gran sentido del humor…Sabe que sabe jugar con las reglas que implica el poder, adaptándolas a sus necesidades. Es un gran asesor político, capaz de negociar cualquier situación y ganarse el respeto de sus enemigos.
Cersei Lannister, es un animal político despiadado. Su único objetivo es el poder y es capaz de todo para conseguirlo. Por contraJon Nieve, que representa al líder absoluto, encarna al héroe por excelencia, pero desde un punto de vista noble y bondadoso.
A ellos habría que unir al inquietante Varys y el terrorífico Lord Petyr Baelish, Meñique; el primero basa todo en una premisa «la información es poder» –y por eso atesora los más íntimos secretos de todos los personajes–; el segundo está obsesionado con el dinero «ya que es lo único que te puede alcanzar al poder».
Lo mejor de esta serie, desde el punto de vista político, es que refleja a la perfección las diferencias entre el poder blando y el poder duro. Entendiendo el poder blando como aquel que se impone por la vía de la seducción (Daenerys Targaryen) y la confluencia de intereses, (que representan Varys, Tyrion y Meñique) en contraposición al poder duro, que se caracteriza por la fuerza bruta (los Dothraki, los salvajes,  la compañía de mercenarios de los Segundos Hijos, los Hijos del Hierro…) y la coacción (que simbolizan Cersei y los Lannister, el Gorrión Supremo). Y es que como asegura Cersei Lannister, «Quien pierde en el juego de tronos muere».

 

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