En un reciente documento, LyD escribió sobre la posibilidad de que se fijen precios durante la pandemia del COVID-19.
En el referido artículo, se indica que la pandemia del Covid-19 no sólo ha impactado nuestra vida diaria, sino también la trayectoria de la economía global, precipitando al mundo a una recesión profunda. Uno de sus efectos fue el alza significativa de los precios de los bienes que se hicieron repentinamente más deseados, como es el alcohol gel y las mascarillas. Dado que la escala de producción y logística de reparto estaba adecuada a una demanda normal, ante el cambio radical de los pedidos se generaron alzas de precios y cortes de la cadena de reparto, con la consiguiente carestía en los puntos de ventas.
Enseguida, el documento argumenta que, una propuesta que afloró, incluso a través de una moción parlamentaria que aún se tramita en el parlamento, fue la fijación de precios máximos para resolver el problema, entre otras que tienen el mismo objetivo. Lamentablemente, la teoría y evidencia empírica ha demostrado que nunca la fijación de precios ha aumentado el stock del producto que escaseaba. Por el contrario, genera un incentivo a ocultar los productos y venderlos en el mercado negro.
A continuación, los autores agregan que, de esta manera, si hay escasez de un producto es necesario analizar las herramientas que permitan aumentar la oferta de manera radical. Para ello es fundamental que si, por ejemplo, una empresa cervecera desea producir alcohol gel, pueda obtener rápidamente la autorización sanitaria para poder vender su producto. Casos como el anterior son incontables, y es así como el emprendimiento  suele resolver la escasez de manera mucho más eficiente que la burocracia estatal, la cual, si cede a la presión facilista de fijar precios, se dará cuenta de que con posterioridad al anuncio, la oferta se reducirá en lugar de aumentar, convirtiendo la fijación de precios en lo que es: una falsa promesa de solución que se traduce en que finalmente el bien o servicio deja de estar disponible.
Conforme a lo anterior, LyD concluye manifestando que por ello, el Estado más que fijar precios debe apoyar el acceso de la población a los bienes necesarios para enfrentar, como es en este caso, una pandemia más bien con herramientas focalizadas en los grupos de la población que por sus propios medios no pueden acceder a ellos, en vez de distorsionar los precios con el consiguiente desabastecimiento que ello genera.

Vea texto íntegro del documento.

RELACIONADO
* "Plan de Protección del Ingreso: Al rescate de los trabajadores independientes", escribe Libertad y Desarrollo…