El gobernador de California, Gavin Newsom, promulgó la nueva ley de control de armas, tras su anuncio en febrero pasado. Su contenido refleja los desacuerdos que la autoridad demócrata ha mantenido con la Corte Suprema del país, que recientemente dictaminó que el derecho a portar armas fuera del hogar está protegido por la Constitución. Además, ha criticado la política de control de armas y de prohibición del aborto seguida por el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott. En una reciente alocución, señalo que “(…) Si Texas puede prohibir el aborto y poner vidas en peligro, California puede prohibir armas de guerra letales y salvar vidas. Si el gobernador Abbott realmente quiere proteger el derecho a la vida, le insto a que siga el ejemplo de California”.
Para su redacción, los legisladores californianos utilizaron como modelo la ley texana contra el aborto, que permite a los ciudadanos demandar a los proveedores que faciliten la interrupción del embarazo, o a cualquier persona que ayude a una mujer a abortar. En el presente caso, la normativa faculta a los particulares para recurrir judicialmente contra fabricantes y personas que distribuyan rifles de asalto prohibidos o cualquier tipo de arma que no esté debidamente serializada. Asimismo, la ley establece sanciones para aquellos que vendan armas a menores de 21 años.
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La nueva ley introduce incentivos para los ciudadanos que denuncien su infracción, pues contempla una recompensa de 10.000 dólares por cada arma identificada durante un litigio judicial, incluidas las fabricadas artesanalmente o, en su defecto, cualquier armamento que utilice un cargador de más de 10 rondas.
Si bien la ley ha sido aplaudida por diversos sectores de la sociedad estadounidense, tampoco ha estado exenta de polémica, pues ha sido duramente criticada por diversas asociaciones, como la Acción de California de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), que en un comunicado señaló lo siguiente: “Admiramos y compartimos el compromiso del gobernador con la libertad reproductiva, y no nos oponemos a su legítima preocupación por la mortal proliferación de armas ilegales. Pero no hay forma de aprovechar la lógica defectuosa de la ley de Texas. Ningún motivo es digno de justificar un asalto tan radical y peligroso a nuestra estructura constitucional. Replicar el reprobable modelo de Texas sólo sirve para legitimarlo”.