Un jurado de Pittsburgh (Estados Unidos) declaró culpable a Robert G. Bowers, autor de una masacre que provocó la muerte de numerosas personas de confesión judía. La fiscalía solicitó la pena de muerte en virtud de los 63 cargos que pesan en su contra, entre los que se incluyen delitos de odio con resultado de muerte y obstrucción del libre ejercicio de la religión. El veredicto final se conocerá en las próximas semanas.
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En 2018, Bowers se dirigió a una sinagoga armado con un fusil de asalto AR-15 y abrió fuego contra los feligreses que se encontraban en el lugar, causando la muerte de 11 de ellos. Además, 5 policías que acudieron al lugar de los hechos fueron heridos a bala. Las autoridades calificaron la masacre como el peor ataque antisemita en la historia de Estados Unidos.
Las pruebas reunidas contra Bowers fueron abrumadoras, pues la fiscalía presentó los testimonios de docenas de testigos, muchos de ellos sobrevivientes del ataque. Por su parte, la defensa se limitó a señalar que el accionar del imputado no estuvo motivado por un odio antisemita, sino que por la “creencia sin sentido e irracional de que tenía que atacar a los judíos por su apoyo a los esfuerzos para ayudar a los inmigrantes y refugiados, personas que él consideraba invasores”.
“Estas no son personas que estaban involucradas en la asistencia a los refugiados. Estas eran personas que están practicando su fe. Buscó maximizar la devastación, aumentar el daño de sus crímenes e infundir miedo dentro de las comunidades judías locales, nacionales e internacionales. Y siguió cazando, buscando judíos para matar”, aseguró el fiscal durante el juicio.