Cartas al Director

Bolivia conflicto permanente, tres ideas.

Víctor Nazar

8 de julio de 2014


Sr. Director:

Para una definición del problema:

 

La demanda boliviana en La Haya es una maniobra de una larga campaña de confrontaciones amplias y agresivas que por primera vez han provocado en Chile un debate, hecho inédito. En estas líneas preocupan las relaciones permanentes para las cuales no ha habido un debate conducente ni se han tomado medidas para cambiar una relación desventajosa. Las arremetidas de Bolivia persistirán, incluso si Chile le entrega un puerto, Arica; tradición de obstinada persistencia sostenida por mitos y maniobras para consumo interno, como mantenerse en el poder indefinidamente, además de tener a Chile y los chilenos como responsables de su atraso y de todos sus problemas. Para esta inusual demanda, inventada por Evo Morales, vale destacar con fuerza que Bolivia tiene el mayor narcotráfico del mundo, entonces, no es descartable un propósito no revelado de utilizar la soberanía marítima para proteger o acrecentar tráficos ilegales, que enriquecen a mafias poderosas. Por nuestra parte, una diplomacia tradicional sería parte del problema, afortunadamente se esperan acciones adecuadas y, por lo tanto, innovadoras.

 

Tres ideas:

 

Se presentan seguidamente tres ideas básicas que no se han mencionado hasta ahora, pero necesarias en las relaciones con el país conflictivo, también para la demanda y para la etapa posterior cualquiera sea el resultado, pues la situación no será apacible. La primera idea apela a decidirse a invertir mucho talento y dinero en un “Plan de larga duración”. Urge desmontar el mito y el provechoso juego político de la “deuda histórica”, ésta fue generosamente saldada en el Tratado de 1904 a costa del erario nacional. Asimismo terminar el mito que para Bolivia una salida soberana al mar es el factor faltante para el progreso y también la panacea para su atraso y dificultades. Como se desarrolla más adelante, interesa simultáneamente instalar en ese país instituciones con doctrinas favorables a la democracia y a la alternancia en el poder, más relaciones normales y productivas con sus vecinos.

En nuestro caso los bolivianos unilateralmente interrumpieron relaciones hace 60 años, a pesar de ello insisten en negociar; más exacto: exigen que se les ceda territorio chileno, puesto no se negocia con un resultado impuesto y sin compensaciones equitativas. Por último, conviene hacer siempre diferencia entre el gobierno -áspero adversario- y el pueblo boliviano, nuestros vecinos sudamericanos.

Segunda idea, “en la defensa hay que emplear todos los recursos disponibles”, afirmó del Canciller. Para completar nuestra propuesta agregamos, que se defina como un tema país con una regla permanente: siempre, en todos los casos, tanto en la defensa como en las iniciativas propias, emplear todos los recursos pertinentes, como notas de protesta, llevar a tribunales o denuncias a instancias internacionales sobre el narcotráfico, etc. Por otra parte, emplear todas las dimensiones: jurídicas, históricas, políticas, morales y comunicacionales, que sean convenientes. Dar vuelta la situación y no solo reaccionar a toda clase de recursos y artilugios.

La tercera idea es bien circunscrita, nunca las delegaciones chilenas ni los políticos ni la prensa han dado respuestas firmes y disuasivas que tiendan a finalizar mitos y juegos políticos bolivianos. Inaceptables agresiones de Morales y de otros mandatarios anteriores, vapuleos en reuniones internacionales y acciones semejantes, les han permitido a los agresores darse gustos y tener ventajas internas sin ningún costo. Nadie les ha dicho que no cederemos territorio, hasta hace poco la mayoría de los chilenos no tenían opinión sobre el tema y un porcentaje era favorable a atender las exigencias de Bolivia. No se ha aprovechado hacer participar a los ciudadanos de ambos países, de informar lo mucho que se ignora y así afianzar la posición de Chile y que se afecte políticamente a los repetidos reclamantes. Se insiste, lo importante es que se informe a los electores bolivianos que mientras los conflictos con Chile les sirvan para mantener el poder y sacudirse los problemas internos, insistirán en sus quejas urbi et orbi y para siempre.

Por nuestra tradición jurídica, comenzamos por invocar el Tratado de 1904, que citado sin informaciones adicionales da la idea de no querer negociar, que en ese Tratado nos hemos llevado la parte del león. En verdad ha sido lo contrario cedimos mucho sin compensaciones. Habría que preparar defensas explicativas amplias. En suma, frente a recursos y maniobras inaceptables responder de manera de informar y al mismo tiempo, desenmascarar intereses políticos, como la tercera reelección de Evo Morales.     

Sin embargo, en términos puntuales parece difícil que estas tres ideas sean llevadas a la práctica en ocasión de la demanda y en las relaciones posteriores con Bolivia. Frente a demandas nunca vistas se requiere una nueva diplomacia que supere conductas tradicionales y elitistas de círculos juristas, políticos y diplomáticos chilenos que suelen ser legalista con una concepción elevada de su rol en la acción diplomática, factores suficientes para perder la demanda frente a la artera, pero astuta embestida de Evo Morales, que incluye de todo, no se priva ni de insultar.

 

Una disquisición sobre la demanda actual:

 

La seguridad de ganar nunca se justifica del todo, la dos excepciones preli-minares para pedir que la Corte Internacional de La Haya acepte declararse incompetente tiene riesgos, sin embargo es una concesión graciosa de la ley a los demandados que no se puede desaprovechar. Ahora suponer que es fácil y que la Corte va a mandar a los jueces a sus países es optimismo puro.

Evo Morales deja afuera el Tratado de 1904, no le conviene incluirlo, sus asesores jurídicos deben haber influido. Además Bolivia arriesgaría tener perjuicios financieros si se afectan las facilidades y beneficios vigentes, empezando a pagar por los servicios que le otorga ese Tratado gratuitamente. Chile podría pedir también la devolución las fuertes indemnizaciones que se acordaron en 1904, por las cuales nuestro gobierno pagó una suma enorme, 4,5 PIB de ese tiempo. Evo Morales hábilmente pide muy poco, que se cumplan las ofertas chilenas de antes y después del año 1948. Nos deja como país que no respeta su palabra. En todo caso, en tiempos históricos hubo negociaciones, pero en la actualidad 2014 ¿Qué pueden entregar esos generosos políticos fuera de mantener las ilusiones de los bolivianos y dificultar las respuestas chilenas? Quizás ofrecer Arica, Iquique, Tocopilla o Antofagasta. Entonces, Morales no cuestiona el Tratado y disimula bien la veta emocional con que espera conseguir avanzar en sus objetivos.  En la práctica es una guerra que la enfrenta con rudeza y actuaciones directas, no muy tradicionales ni respetuosas de nada. Utiliza hasta los foros de organismos internacionales, actuando con actividades paralelas, contactos personales, entregando libros y artesanías, más otras actividades que estima útiles para sus fines que son de largo plazo.

Las maniobras de estos vecinos crean situaciones no habituales en Chile, poco gratas para nuestra diplomacia que, como se han dicho, se maneja a niveles más honorables y, por lo mismo, menos perentorios.  Las debilidades de la posición chilena podrían estar en esos aspectos. La Corte se ha mostrado sensible a ciertos tipos de quejas y ha procedido con un afán de justicia más allá de lo estrictamente legal. Como ya se dijo, teniendo lo anterior en cuenta Evo Morales no cuestiona el Tratado de 1904, oculta las ventajas que le da, tampoco los chilenos las han mencionado. Se ha dicho que la demanda subrepticiamente sobrepasa el Tratado, pero en la Memoria no lo toca, sólo piden negociaciones que conduzcan a una pequeña reparación del despojo que denuncian haber sido víctimas, en la que llaman Guerra del Salitre. Construyen una perspectiva muy convincente, denuncian que se les arrebató parte de su territorio y la salida al Pacífico, perdieron tanto y ahora su petición es mínima. Apelan a la moral de los jueces que probablemente busquen o-torgar algo que, sin embargo, será muy molesto y desgastador por años para Chile.

Es pertinente ver la opinión del abogado Samuel Fernández: “¿Entonces? Queda lo político, donde conocemos que prevaleció lo equitativo con Perú. En esta campaña Bolivia tiene camino adelantado e iniciado una amplia y agresiva acción internacional, victimizándose. Chile aparece en ella    como el país que usurpó el mar histórico que tuvieron, que no cumple a cabalidad con lo pactado, ni tiene voluntad de honrar sus propios ofrecimientos, que invocan como obligaciones jurídicas vinculantes, emanadas de actos unilaterales chilenos, varias veces fallidos. Ciertamente podemos contrarrestarla, como se está haciendo, aunque sólo ahora, como reacción”. Columna de 27 de junio de 2014, tomada de Diario Constitucional, Informativo N° 307.

Sólo se puede recusar con impugnaciones emocionales y morales, aunque actuar de esa manera no les guste a nuestros defensores, acostumbrados a ejercer una diplomacia más legal y respetable, sienten que rebajan su dignidad profesional si utilizan elementos no habituales, como los emocionales y morales. Desde este punto de vista ¿Cuál es la mejor carta de Chile?

Una opción es hacer presente, por ejemplo, que el gobierno boliviano rechaza toda clase de ofertas de ampliar facilidades financieras y portuarias muy ventajosas para ellos, costosas para nosotros. Insisten en una salida soberana.  El carácter irrenunciable que le otorgan a la soberanía permite una defensa moral y emocional de la posición chilena, podría ser una carta importante, puesto que la soberanía hace posible el incremento del narcotráfico, ya enorme. Negocio oscuro que no favorece a los bolivianos, solo enriquece a las mafias que lo manejan. Esta contra denuncia influirá con fuerza en el criterio de las autoridades internacionales, sean gobernantes o jueces. Por mucho que queramos jugar con altura de miras, al parecer no podemos obviar el narcotráfico, tal vez nuestra mejor carta en los niveles sentimental y moral.

Finalmente, sería bueno estudiar y aplicar una idea interesante del profesor José Rodríguez Elizondo. En efecto, el art. 53 del Estatuto de la CIJ, en un primer trámite, permite llevar la información de la defensa a Naciones Unidas, hay que hacerlo luego, antes que Evo Morales lo haga en su tercero, cuarto o posteriores períodos.

El distinguido académico mencionado propone invocar el ya citado art. 53 del Estatuto de la CIJ, que contiene la legitimación de la no defensa procesal, cuando los demandados perciben la demanda como aberrante (que sería el caso). Por tanto, no se trata de simple rebeldía sino de otra manera de defenderse, pues obliga a la CIJ a pronunciarse de oficio sobre su competencia y, si el demandante insiste, la Corte debe estudiar si su petición es conducente. En lo fundamental, evita comprometerse con el acatamiento de un fallo favorable a una petición aberrante. Por cierto, usar ese artículo [53] como un téngase presente, acompañando toda nuestra argumentación jurídica, histórica, económica, política y comunicacional. Luego, a mayor abundamiento, enviar toda la información al Secretario General de las Naciones Unidas y al Consejo de Seguridad. El profesor José Rodríguez Elizondo nos advierte que es difícil que un abogado litigante, que es contratado, recomiende el uso de este recurso (definitivo y no preliminar) pues los deja fuera del juego. Los abogados criollos tienen mucha fe en los que se especializan en litigar ante la CIJ.

 

Trasparencia en dimensiones financieras, históricas y políticas:

 

1.-    Evo Morales y sus asesores estudiaron varios meses todos los aspectos relacionados con la demanda que preparaban. Para enfrentar esta larga contienda, en Chile hacen falta estudios e investigaciones, pues se necesita disponer de informaciones, ideas y datos relevantes. Publicaciones sobre la historia, la política y la especial democracia de nuestro vecino belicoso y así sucesivamente. Una de las funciones de esta información será la trasparencia, comunicarlas constantemente a otras naciones y a los ciudadanos de ambos países.

2.-   Bolivia ha perdido territorio desde su independencia. Según datos de ese país: con Brasil 38.76%, con Perú 19.77%, con Argentina 13.44% y con Chile 9.49% el más bajo de todos.  Pregunta: ¿Por qué reclamar solamente a Chile con insistencia? ¿Paranoia anti chilena?

 3.-     Bolivia no está enclaustrada, tiene salida por los puertos nacionales, con excelentes vías y ferrocarriles con costo alto para los chilenos. No estamos seguros, pero parece que tiene acceso al Atlántico.  Publicar los datos de las compensaciones y facilidades que gozan, son sustantivas. Las usan, pero no las mencionan ¿US $ 100 millones al año? ¿Qué compensaciones recibieron la población y los firmantes del Tratado de 1904? Un 4,5 del PIB nacional de aquellos años, es una suma enorme.

4.-    De los 40 países que no tiene acceso propio al mar, Bolivia es la que está mejor dotada a costa de Chile.

5.- Investigar e informar al máximo sobre el narcotráfico del altiplano, el más grande del mundo.  Patrocinar la confección de libros, boletines, reportajes y de otros medios que divulguen la enorme cuantía de los negocios ilícitos con que tiene que lidiar nuestro país. Inversión en policías de fronteras. Se insiste que es el tema que da más ventajas a Chile.

6.- Mostrar la conducta arbitraria e infantil al extremo de los gobiernos bolivianos. Exigen recibir y no dar nada en retribución. Usar las facilidades que les otorga Chile y en retribución prohibir exportaciones que podrían beneficiarlos a ellos y a Chile. Se quedan con las aguas del Silala y graciosamente les ofrecen beber a los delegados internacionales. Las fuerzas armadas están dirigidas por un almirante, tienen escuela naval de guerra, día del mar, marchas y juegos similares. Nada que sirva al desarrollo de Bolivia.

7.- Insistir en la falta de garantías democráticas y baja calidad de las instituciones.

a)  No hay alternancia en el poder, una secuencia inaceptable de mandatarios.

b)  60 años sin relaciones diplomáticas con Chile. ¿Record mundial? En estas condiciones ¿Puede pedir buena voluntad y cesión territorial?        

c)  Abusos unilaterales de los gobiernos bolivianos:

– Embolsicarse las compensaciones del Tratado 1904 ¿Cuánto?

– Usar las facilidades que otorga Tratado de 1904, pero prohibir exportaciones (gas, petróleo y otras) para perjudicar a Chile.

Apoderarse de las aguas del Silala, tenemos los derechos de rio abajo.

El  FF. CC. de Arica a La Paz su construcción y costo de mantención para el Estado de Chile. Tema y gastos ignorados u ocultados.

 

Plan de larga duración:

 

Para conseguir información estratégica oportunamente y efectuar acciones para prevenir y, en lo posible, cambiar todo a favor de Chile, se necesita un sistema institucional fuerte como los que tienen los países desarrollados, especialmente Israel. Gastar para prevenir antes que gastar para defenderse. Se trata de un desafío ineludible para terminar con el acoso de gobiernos bolivianos, que tiene visos de ser permanente si no hacemos algo relevante, como se hace hincapié a continuación.

En este complejo panorama, se proponen tres ideas, la primera, no seguir reaccionando tardíamente al actuar de los gobiernos bolivianos. Contrariamente programar acciones permanentes sistematizadas en un Plan de larga duración. No habrá fecha de término si no hacemos algo inteligente y firme por el tiempo que sea necesario, significa crear instituciones adecuadas con funciones específicas y no sólo en territorio nacional.

Segunda idea, en la defensa de los intereses chilenos emplear la totalidad los recursos posibles, ejemplo, demandas por las aguas del Silala, suprimir toda ventaja que no esté expresamente contemplada en el Tratado de 1904, crear organizaciones en Bolivia favorables a la democracia y buenas relaciones con los vecinos. Usar todas las dimensiones: fácticas, jurídicas, diplomáticas, históricas, políticas, emocionales y morales, más todo lo que sea eficaz para reducir los perjuicios de nuestro país. Así dar vuelta la situación e igualar la destreza, persistencia y astucia de nuestro insistente vecino.

Finalmente, la tercera idea, frente a la repetición de acciones hostiles con costo cero para los bolivianos, en esta larga guerra –subrepticia, pero guerra, no hay ni relaciones – causar al gobierno inamistoso de turno contrariedades políticas y electorales internas, una manera de terminar con las ventajas que les proporcionan los conflictos con Chile. Será arduo y ajeno a nuestras tradiciones, pero puede ser un camino para lograr algún día, tal vez lejano todavía, una relación normal de países vecinos (Santiago, 7 julio 2014)

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