El progreso de toda sociedad se funda en la educación, por tanto, uno de los mayores desafíos que enfrenta Chile es mejorar el acceso y la calidad de esta. Frente a la grave deserción escolar, la deficiente infraestructura y la falta de condiciones de seguridad en los establecimientos educativos, el ministro de educación, Marco Ávila, considera cómo prioridad la alfabetización sexual.

Más allá de las discusiones morales y del deber preferente de los padres a educar a sus hijos, me parece que priorizar la alfabetización sexual, en un contexto donde se suspenden las clases por amenazas de balacera, representa una desconexión por parte del gobierno con la realidad y las necesidades que urgen a los chilenos.

El ministro Ávila ante el anuncio de una acusación constitucional por parte de la oposición, declara en favor de la alfabetización sexual que urgen “espacios de acogida para todas y todos los estudiantes”. Me pregunto ante la jerarquización de prioridades del ministro, ¿Puede existir un espacio de acogida para nuestros estudiantes donde se garantice la alfabetización sexual, pero no la seguridad, infraestructura, y docentes de calidad?

No podemos permitir que la ideología se sobreponga a la realidad, más aún, en el aspecto más determinante para construir un futuro esplendor, la educación.

Fernando Cartes Martínez

Estudiante de Derecho