Entrevista

Andrea Lucía Pivcevic Cortese, candidata a constituyente por la Región de Magallanes y la Antártica Chilena (Distrito 8).
Regionalismo y mayor participación de la gente.

Andrea Lucía Pivcevic Cortese, candidata a constituyente por la Región de Magallanes y la Antártica Chilena (Distrito 28): “Lo que se quiere no es un Estado ausente pero tampoco un Estado omnipresente, lo que se quiere es mayor equilibrio; es un Estado que se haga cargo, sobre todo, de materias de derechos fundamentales”.

Pivcevic analiza que lo importante en una nueva Constitución es avanzar en una “descentralización real y efectiva, participación democrática deliberativa y directa de la ciudadanía, así como concretar tres enfoques: ecológico, digital y de género”

5 de abril de 2021

Por: Dr. Rodrigo Álvarez Valdés para Diario Constitucional (*)

 

Andrea Lucía Pivcevic Cortese, representa a uno de los extremos de Chile, la Región de Magallanes y la Antártica. Como ella se presenta en su página de Independientes No Neutrales, “es madre de cuatro hijos (dos niñas y dos niños); abogada, master en derecho de la UCL de Inglaterra y actualmente cursa un MBA en la Universidad Adolfo Ibáñez. Su carrera se ha desplegado, principalmente, en el ámbito privado, con un profundo compromiso de gestión con mirada social. Proviene de una familia apreciada en la región, la cual la candidata, la define como una familia emprendedora de origen inmigrante y que se ha dedicado incansablemente a crear valor para la región y su gente”.

 

1. Desde su perspectiva, ¿cuál es su principal análisis con respecto al proceso constituyente?

Yo creo que lo que está viviendo nuestro país es un proceso esperable en el contexto de una sociedad que ha ido madurando, que ha ido desarrollándose y en la cual las expectativas han estado muy distanciadas de la realidad. Cuando esto sucede, las sociedades no se reconocen en sus normas jurídicas y se producen estos quiebres. Creo que si bien el contexto que se da puede ser preocupante para muchos, no hay que tenerle miedo y hay que usarlo como una oportunidad de reestructurarnos y de acercarnos a la política, sobre todo los que no hemos participado activamente en ella.

 

2. ¿Usted cree que efectivamente tendremos un proceso que permita una Constitución desde cero?

El desde cero y la hoja en blanco es una metáfora; es una invitación a no sentirnos amarrados o atrapados a algo, pero no se trata que partamos de cero, nunca lo sostuve así y, personalmente, no lo creo en absoluto. De partida, tenemos una tradición constitucionalista mucho más allá de la de los 80s; incluso, tenemos cultura, jurisprudencia y mucho sobre lo cual basarnos. Además, tenemos los límites formales del acuerdo por la paz de 2019, el mismo que nos pone en el contexto de la convención. Estamos hablando de que se respeta el carácter de república democrática del país y se respeten los tratados internacionales vigentes de Chile, al igual que no se pueden modificar las sentencias judiciales ejecutoriadas. De este modo, tenemos varios contextos, varios márgenes y una historia que no podemos desconocer.

 

3. En este proceso hay una serie de temas que son considerados centrales como demandas; entre ellos el de las pensiones, el de la salud, la educación, la vivienda, la distribución. Sin embargo, ¿qué otros elementos y temas deberían ser considerados en la elaboración de una Constitución que podríamos definir moderna?

Efectivamente, lo que tú mencionas no parece moderno, porque es lo que venimos discutiendo  desde el principio de los tiempos. Sin embargo, es una oportunidad para hacernos cargo de todo aquello, donde lo central es que creo que sería imperdonable desechar esta oportunidad para incorporar cosas que son más modernas, como por ejemplo: el enfoque ecológico o el tema digital.

Del mismo modo, el enfoque de género no es moderno tampoco, estamos viendo muchas veces que las discusiones que tenemos y los derechos que estamos pidiendo, que no son privilegios, son bastante antiguos. Pero creo que estos tres enfoques van más allá que traducirse exclusivamente en derechos o modificaciones específicas; deben ser un enfoque completo que tiene que atravesar el texto constitucional.

 

4. A partir de su respuesta, me gustaría que profundizara y desarrollara tres ideas centrales de su candidatura y explicara ¿por qué estas podrían representar a un Chile distinto, nuevo?

Es difícil resumirlo en tres alternativas, sin embargo, con este tiempo de campaña uno ha ido priorizando ideas. Yo tengo mi cuenta en redes sociales, una página web donde doy más detalles de cada uno de los lineamientos que planteo.

Ahora, si tú me dices cuáles son tres ideas y porque estas nos cambian el país, te diría que son enfoques que hay que incorporar a este nuevo texto constitucional. Uno tiene que ver con la descentralización real y efectiva, que yo viniendo de una región extrema como lo es la Región de Magallanes, te puedo decir que he vivido toda mi vida acá y eso es un tema demasiado relevante. Al respecto, quiero creer que tiene apoyo transversal, porque he visto candidaturas de la zona central vestirse con la causa de la descentralización, pero vamos a tener pelear en la convención en términos de aumentar la autonomía para las regiones. Esto nos va a dejar un Chile con mucho más desarrollo, progreso y más equitativo.

 

5. ¿Cómo se entiende esa autonomía?

La constitución actual habla de descentralización administrativa del Estado; pero nosotros hablamos de una descentralización que también tiene que ser fiscal y política, que les dé a las autoridades regionales no solamente las funciones y las  facultades, sino que también los recursos para ejecutarlos.

Además, hay mucha confusión; por ejemplo, se ha visto en distintas candidaturas una mezcla de ideas entre lo que es regionalismo, entre lo que es Estado federal y lo que es centralizar. Por esto, es súper importante hacer esas distinciones. Desde mi punto de vista, lo que tenemos que hacer y lo que nos va a cambiar el país, es conseguir que las regiones tengan mayor autonomía y que puedan administrar recursos y determinar el desarrollo conforme a lo que requieren sus propios habitantes.

Otro tema que también nos va a cambiar el país, es propender a un sistema de gobierno más equilibrado. Con eso hago referencia a lo que hoy conocemos como hiper-presidencialismo, que al final lo que necesitamos es menguarlo. Necesitamos que el congreso tenga más facultades y que se incorporen instancias de participación democrática deliberativa directa. Con esto estoy diciendo que hoy tenemos un sistema de gobierno que es tan omnipresente y que es tan omnipotente en tantos aspectos: como legislador, como jefe de gobierno, como jefe de Estado y  como autoridad. Esto permite designar autoridades importantísimas en nuestro país, como miembros de la corte suprema, del tribunal constitucional, del banco central, etc. Entonces, definitivamente, necesitamos compensar aquello con mayor poder para el congreso; y, además, generando instancias de democracia deliberativa y participativa que sean más directas, no representativas.

 

6. Quisiera terminar esta conversación haciéndole una pregunta relacionada con una declaración que usted dio a la Prensa Austral de Magallanes el 07 de marzo de este año, y donde sostuvo que, “debemos informar a la ciudadanía que la nueva Constitución no nos va a dar el Estado que queremos, pero nos va a permitir construir ese Estado”. A partir de esta idea, ¿qué cree que la sociedad espera de un nuevo Estado y cuál es el verdadero Estado que la nueva Constitución debería ser capaz de construir?

Yo creo que efectivamente eso pasa por medir las expectativas respecto a una nueva constitución, basándome en un periodo de campaña que ha sido en terreno y donde se escucha mucho a la gente y a la ciudadanía de que quiere un Estado que sea menos paternalista en el sentido que permita mayor participación. Es decir, que la ciudadanía tenga la posibilidad de hacerse cargo de decisiones y que las autoridades se hagan responsables cuando estos no cumplen con sus promesas. Entonces, estamos hablando de un paradigma bien importante, porque estamos pidiendo mayor participación, lo que al mismo tiempo conlleva mayor responsabilidad. Significa que hay que informarse y que hay que participar, porque de lo contrario no tiene ningún sentido tener más atribuciones si no te informas del proceso realmente.

Así, lo que se quiere no es un Estado ausente pero tampoco un Estado omnipresente. Lo que se quiere es mayor equilibrio, es un Estado que de alguna manera, sobre todo, se haga cargo en materias de  derechos fundamentales. Aquí, es cosa de ver la realidad de la mayoría de la ciudadanía o ver lo que fue el estallido social, que aspectos de los derechos fundamentales son los que han gatillado este malestar profundo, esa distancia entre quienes son los representantes y los representados y esa falta de oxigenación que hay en la política y que nos ha generado estos enclaves, en los cuales es muy notorio que la misma gente que toma las decisiones se va rotando y va perdiendo contacto con los territorios.

Entonces ese Estado tiene que cambiar dándole mayor participación a la gente.

 

(*) Facultad Humanidades – Escuela de Periodismo / Universidad Mayor.

 

 

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