Entrevista

Sobre el uso de la inteligencia artificial en el ámbito jurídico.

Carlos Amunátegui Perelló, profesor titular de Derecho UC. El Derecho y la Inteligencia Artificial: “Un abogado con herramientas jurídicas poderosas puede ser más sagaz, más experto y razonable que sin ellas. Es un potenciador de tus habilidades».

Para Amunátegui, si bien la introducción de mecanismos de inteligencia artificial puede traer grandes ventajas, se debe tener una conducta responsable en la creación y empleo de estos por el peligro de utilizar modelos entrenados en datos sesgados.

5 de febrero de 2023

Por Fernanda Basualto, Pontificia Universidad Católica de Chile

En el contexto de la Cuarta Revolución Industrial o Industria 4.0, impulsada por el impacto de la tecnología digital y el procesamiento de datos, la inteligencia artificial está emergiendo como una tecnología disruptiva y transversal, con el potencial de transformar la sociedad moderna. En este sentido, el abogado, doctor en Derecho y profesor titular de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Carlos Amunátegui, se refiere a los posibles usos de estas tecnologías en el mundo jurídico y reflexiona sobre el futuro de la profesión del abogado.

1. ¿Qué es la inteligencia artificial?

La inteligencia artificial no es una cosa. Es algo parecido a una marca comercial. Es el nombre que le damos a un conjunto de tecnologías que logran ciertos resultados, esto es, realizar actos para los cuales los seres humanos requieren de un proceso cognitivo. Lo que hace que califiquemos como inteligencia artificial a un dispositivo es que realiza algo que, si lo realizara un ser humano, requeriría de un acto de pensamiento.

Estos son los términos más básicos en los que se definió por el año 1956 en proyecto de Dartmouth College, que es más o menos cuando se dio origen al nombre. Eligieron el término “inteligencia artificial” porque resultaba vendedor. Había una competencia en esa época con otras escuelas de pensamiento y la idea era tener un nombre que lograse capturar más recursos en investigación.

Existen dos aproximaciones. La inteligencia simbólica, que hoy en día ya no llamamos inteligencia artificial, se refiere a programas que realizan actos para los cuales nosotros requeriríamos de un acto de pensamiento, pero que en verdad son todos frutos de una programación específica. “Si haces esto, haz esto otro”, “Si se presenta esto, reacciona de esta manera”.

Lo que normalmente denominamos inteligencia artificial es el producto de redes neuronales. Esto se refiere a un modelo matemático, es básicamente multiplicar matrices. La idea es que se une una serie de puertas lógicas que pueden dar una señal de “sí” o “no”, y la manera en que estas se entrelazan produce que se llegue a ciertas predicciones. Lo que se arma es simplemente una arquitectura, se establecen, por ejemplo, cuatro niveles de estas puertas lógicas, que se llaman neuronas -porque fueron diseñadas a partir de como se pensaba que eran las neuronas por el año 1943- y se multiplican las conexiones.  Ahora, el punto es que estas redes no se programan, sino que simplemente se diseñan.

Estas redes aprenden a partir de ejemplos. Lo único que aprenden realmente es un coeficiente de multiplicación, pero el resultado es que, si tienes muchos datos y una red lo suficientemente amplia, puedes llegar a predicciones muy precisas sobre distintas cosas como, por ejemplo, lo que hay una fotografía, sobre lo que hace un ser humano, sobre lo que hará un ser humano, sobre el significado de algo, etc. Así funcionan todas las inteligencias artificiales de hoy en día, con redes neuronales.

Son increíblemente efectivas. Son entrenadas, pero nadie comprende realmente lo que pasa dentro de estas redes. Entendemos que lo único que están haciendo es multiplicar matrices, pero los resultados son muy sorprendentes, sobre todo por lo precisos que son. El problema es que es imposible determinar por qué una inteligencia artificial decide una cosa o decide otra.

Lo interesante es que la efectividad de estas redes está aumentando mucho. El otro día estuve chateando con GPT-3 y le pude plantear casos jurídicos y encontré que en Derecho romano contestaba con no poca precisión y que podía tomar el mismo caso y convertirlo al Derecho inglés, e incluso comparar el resultado con el Derecho alemán. Estamos hablando de un modelo que no fue entrenado para ser jurídico, y que tiene razonable precisión al comparar tres sistemas jurídicos distintos en un caso tan complejo como la transferencia del riesgo en la compraventa.

2. ¿En qué áreas del Derecho podría aplicarse la inteligencia artificial?

En muchísimas, en algunas ya se aplica. Básicamente, la inteligencia artificial es una forma de automatizar actos rutinarios y podríamos decir que el 90% de lo que los abogados hacen es completamente rutinario, por lo que hay un 90% de las funciones que puede automatizarse fácilmente. Por ejemplo, la redacción de escritos típicos, la redacción de buena parte de los contratos, predicción de resultados, el análisis de jurisprudencia, incluso la recomendación de fallos. Hay mucho que es relativamente automatizable y está siendo automatizado.

Es muy probable que en los próximos diez años la profesión de abogado cambie más que los doscientos anteriores. Cuando yo estudiaba Derecho mis profesores hacían lo mismo que hacía José Clemente Fabres, por decir algo. Su conocimiento venía de libros, redactaban escritos en máquinas de escribir, atendían personas, respondían por carta. Hoy día es cierto que la profesión ha cambiado, pero no tanto. Lo que espera ahora es un verdadero cambio, y este es desafiante porque quedará atrás el abogado especialista, ese que no sabe nada más que lo que él sabe. Ese tipo de abogados yo creo que está un poco condenado, porque hay áreas específicas, como el Derecho tributario, que son muy rentables y muy fácilmente automatizables, pues dependen de la interpretación de pocas reglas y, además, tienen un intérprete oficial.

Fusiones, due diligence, hay un montón de cosas que son muy fácilmente automatizables. Lo que no es automatizable es el juicio de un experto, la aproximación de un experto a un resultado, que requiere de cultura jurídica, sentido común y dogmática.

Hoy en día necesitamos abogados que tengan una cultura general amplia. Esos serán los grandes abogados del futuro. Los grandes casos serán casos de principios fundamentales, de teoría general, no tanto de materias específicas. En ese sentido creo que la profesión va a cambiar. Va a ser mucho más importante conocer los fundamentos del Derecho que el Derecho positivo en sus detalles.

3. En la actualidad, ¿qué usos se les ha dado a estas tecnologías?

Muchísimos. Hay apps que redactan contratos que no son malos, están bien hechos. Ahora, el trabajo que no puede ser reemplazado es el del jurista que revisa lo que se está haciendo, pero en redacción de contrato ya existe mucho avance.

Predicción, también hay mucho. Análisis de material jurídico, es decir, de jurisprudencia, también hay bastante. Hay buscadores especializados como el de Tirant lo Blanch o el de Vlex que tienen capacidades bastante profundas en este respecto.

Probablemente en el futuro cercano avancemos hacia la automatización del proceso, es decir, que buena parte de las cosas que hoy día hacen los tribunales van a estar automatizadas. No todo, por supuesto. Hay cosas que requieren juicio, que requieren sentido común, y las inteligencias artificiales carecen de sentido común. Pero las más rutinarias son fácilmente automatizables.

4. ¿Cuáles son las ventajas de utilizar la inteligencia artificial en el ámbito legal?

La primera y más importante es que potencia la inteligencia humana. O sea, depende como la uses, pero si eres una persona inteligente va a potenciar esa inteligencia. Un abogado con herramientas jurídicas poderosas puede ser más sagaz, más experto y razonable que sin ellas. Es un potenciador de tus habilidades. En este sentido, y esta es la segunda ventaja, va a aumentar la capacidad de trabajo de los abogados.

Un abogado con medios tradicionales puede hacerse cargo de un número limitado de causas. Probablemente esto va a multiplicar la capacidad de trabajo de los abogados. Puede que un abogado que hoy en día se ocupa de cincuenta causas termine ocupándose de quinientas en un futuro, porque su labor va a ser distinta.

En tercer lugar, tiene el potencial para democratizar la justicia. Si te deben una suma inferior a $5 millones eso es prácticamente incobrable, no puedes demandar por ella y la gente normal tiene problemas jurídicos por menos. Va a salir más caro el abogado que el pleito. Es decir, hay una inmensa área que está de alguna manera desnuda de protección jurídica. Toda la gran clase media. Este tipo de tecnologías pueden acercar el Derecho a las clases medias.

Cuando vino el Estallido Social un tema, un leitmotiv, era la idea de un abuso generalizado. Y claro, ¿qué puedes hacer si una multitienda te tima por una cifra de $200 mil? es una cifra importante, pero es imposible demandar por ella. Entonces, ¿qué haces? Te tragas el abuso. ¿Qué haces si una compañía te mal cobra una suma pequeña de dinero? Te tienes que tragar el abuso. De alguna manera, el ciudadano común y corriente hoy día está fuera del amparo del Derecho. El potencial de estas tecnologías es justamente proteger al ciudadano común, a la inmensa clase media que compone a la mayoría de los chilenos.

Hay un experimento que habían anunciado para el 2020, pero se ha ido postergando. El famoso juez algorítmico de Estonia. Se planea someter todos los casos de mínima cuantía -esto es, los casos de menos de siete mil euros- a un procedimiento automatizado de cuyas resultas se puede apelar ante un juez humano. Esto no es una mala idea. Un procedimiento fácil, automatizado, sin necesidad de recurrir a abogados o con costos legales muy pequeños, podría ser la solución para muchos litigios que hoy día simplemente no tienen cobertura jurídica.

Ya usamos esto. Cuando se ocupa un Marketplace como Amazon y se tiene un conflicto con el vendedor, se recurre un mecanismo de resolución de conflictos que es completamente automatizado. Y es rápido, en dos días ya tienes el problema solucionado. La gente tiende a estar satisfecha con esto, de hecho, confía en que habrá algún tipo de mecanismo de reclamación automatizada que la va a proteger.

5. ¿Cuáles son las desventajas?

No te diré una desventaja, te voy a decir un peligro. Las redes neuronales se entrenan con datos, y los datos no son limpios, revelan lo que nosotros hacemos. Si tu sociedad tradicionalmente ha discriminado a las mujeres, tu modelo aprenderá a discriminar a las mujeres. Si tu sociedad ha discriminado a minorías étnicas, sexuales, o las que quieras, el modelo que sea entrenado con los datos de esa sociedad aprenderá a discriminar. Ahora, con un añadido, una persona muy malvada en 1950 podía discriminar a cinco o diez personas al día. Un algoritmo completamente neutro y sin ninguna mala intención puede discriminar a diez mil, veinte mil, cien mil personas en un día. El daño puede ser mucho más grande.

De hecho, hay un peligro serio de re-etnificación de la pobreza en nuestro país si es que estas tecnologías no son domadas. Con esto me refiero a que se auditen y que tengamos un mecanismo, ojalá proveído por una entidad semipública o pública, que certifique que un algoritmo no contiene este tipo de sesgos. En la medida en que tengamos una conducta responsable respecto a la creación y empleo de estos algoritmos, puede traer grandes ventajas. Si no la tenemos, tendremos problemas.

Generalmente se menciona otro peligro, que es el peligro del desempleo tecnológico. Este lo mencionó John Maynard Keynes por el año 1930, en un artículo (“Posibilidades económicas para nuestros nietos”) en el que planteaba que, si la tecnología seguía avanzando, nuestros nietos posiblemente se quedarían sin empleo. En la década de los sesenta, cuando hubo un serio intento de crear tecnologías de inteligencia artificial, existió una comisión en Estados Unidos creada por orden del Presidente Lyndon Johnson, que intentó establecer si es que había realmente un peligro de desempleo tecnológico. Concluyeron que no, no de momento. Hoy día probablemente no quedemos desempleados por el uso de máquinas, pero eso no significa que debamos quedarnos tranquilos. No es que los seres humanos vayamos a ser inútiles, pero hay trabajos que se van a volver absurdos de realizar.

6. ¿Pueden emplearse estas tecnologías en áreas del Derecho más sensibles, como el Derecho de Familia o el Derecho Penal?

De momento es una mala idea. La Corte Suprema jugueteó con la idea de utilizar en el Derecho de Familia, por el gran volumen de causas, mecanismos de inteligencia artificial. La Corte ha obrado muy bien en esto, por cierto, no tengo nada más que admiración por su trabajo. Exploraron la posibilidad y no lo hicieron, justamente por el problema de los sesgos que puede tener un modelo entrenado en datos sesgados.

Creo que estas son las áreas donde yo lo aplicaría al último, cuando ya se tiene la tecnología muy afianzada. ¿Dónde deberíamos aplicarlo? En Consumidor. Hoy día lo tenemos radicado en Policía Local, lo que no es muy útil. Deberíamos intentar establecer mecanismos automatizados de resolución de conflictos que después puedan ser reclamados ante un Juez de Policía Local. Muchos de estos conflictos se solucionarían mucho antes y más rápido.

7. ¿Pueden todas las labores humanas ser, eventualmente, reemplazadas?

Creo que no. Pienso que en los próximos veinte años no vamos a ver un reemplazo total de los seres humanos, pero sí vamos a ver profesiones que desaparecen y otras que se crean. En un futuro más largo, tal vez.

En todo caso, hay un valor en el trabajo humano. Por ejemplo, a pesar de que cualquier compañía puede producir tazones, eso no ha hecho que las tazas que se hacen en Quinchamalí o en Pomaire decaigan en valor. Al contrario, el trabajo artesanal, del ser humano, tiene un valor propio. Aunque haya música envasada, no por eso deja de haber músicos y, de hecho, que un músico toque tiene también un valor propio. Creo que un efecto similar también va a ocurrir con el trabajo humano.

8. ¿Cómo va a cambiar el rol del juez y el abogado tras la introducción de la inteligencia artificial?

Yo creo que lo importante va a ser el elemento humanista de la formación jurídica, tanto para el abogado como para el juez. Lo que vamos a necesitar para administrar justicia -y para ganar litigios, también- es humanismo. Necesitarás a alguien que sepa más filosofía, que sepa más historia, que pueda comprender más profundamente las instituciones. Esto dado a que para el trabajo automatizable ya va a existir un algoritmo.

 

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  1. Que mala definición, que mal concepto tiene también, es como que yo opinara de las propiedades de las moléculas del combustible de los cohetes, no tengo idea.