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Acerca del Decálogo de comunicación clara para los juristas.

La autora entrega unas breves sugerencias en el “oscuro océano de la expresión del Derecho”.

7 de abril de 2017

En una columna publicada en días recientes por la profesora española de Derecho Procesal y de Redacción y Oratoria, Cristina Carretero, se afirma que la claridad del Derecho y la mejora de su comunicación, está en las manos del jurista que trabaja día a día con ese Derecho. 

En el texto, se expone que distintos sectores se han organizado en la misma línea para llamar la atención sobre las dificultades de comprensión de un Derecho que va dirigido a toda la ciudadanía.

Por ello, la profesora entrega  unas breves sugerencias en  el “oscuro océano de la expresión del Derecho”:

1) Piense antes de hablar o de escribir. Tenga siempre presente:

a) quién será el destinatario de sus palabras. Recuerde cambiar de registro para adecuar su mensaje a dicho destinatario (si es técnico en la materia o no);

b) cuál es la intención que tiene su mensaje; y

c) qué temas va a tratar.

2) Ofrezca información completa de aquello que debe informar. Hay siete preguntas clave que pueden ayudar a no olvidar ciertas cuestiones al tratar un tema: qué, quién, cuándo, dónde, cómo, por qué y cuánto.

3) Forma del documento o del discurso. Una fórmula aplicable a numerosos discursos suele contener tres partes: 1) introducción, exposición inicial o encabezamiento; 2) cuerpo del mensaje y, finalmente, 3) pie con mensaje, petición o decisión, final.

4) No minusvalore el apoyo de información útil como gráficos o imágenes cuando procedan. Son utilísimos.

5) Orden en las frases. No falla: Sujeto, verbo y predicado (por ese orden). Además, resulta primordial nombrar al sujeto de cada acción y colocar las acciones en el orden en que se producen, sin esconder la información importante en mitad de la frase y reforzando el final de las frases.

6) Concisión y sencillez. Son aliados de la claridad.

7) Explique todo aquello que resulte complejo o con datos o cifras que no resulten bien conocidos.

8) Sea concreto y no abstracto. No divague y sea preciso.

9) Utilice preferiblemente la voz activa frente a la pasiva.

10) Olvídese de las subordinadas de las subordinadas. Solo producen cadenas de subordinación incomprensibles.

11) Evite los términos arcaicos así como los latinismos y extranjerismos en general. Si necesita introducirlos, hágalo con traducción.

12) Revise y compruebe el contenido de su discurso escrito u oral y ensaye su “puesta en escena”. Sea crítico con su intervención -ni muy severo ni muy condescendiente- y asegúrese, para finalizar, de que su mensaje está suficientemente claro.

 

 

Conozca textos íntegros de las guías sobre lenguaje claro y cómo escribir con claridad.

 

 

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