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Derechos Humanos.

CIDH advierte sobre el impacto que tiene la discriminación en las mujeres afrodescendientes.

La Comisión solicita a Estados a reafirmar su compromiso con la igualdad de género, la no discriminación y garantizar los derechos de las mujeres afrodescendientes.

9 de agosto de 2017

Debido al Decenio Internacional para los Afrodescendientes, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) solicita a los Estados de la región a reafirmar su compromiso con los principios de igualdad de género y no discriminación, así como a seguir combatiendo el racismo estructural.
En esta ocasión, la CIDH destaca el impacto singular y específico que tiene la discriminación en las mujeres afrodescendientes, reconociendo la estrecha relación entre discriminación racial, pobreza y derechos humanos de estas mujeres.
A continuación, la Comisión explica que la situación de pobreza que afecta de manera particular a las mujeres afrodescendientes en la región impacta de forma directa sus derechos a la no discriminación, al acceso a la educación, a la salud y a la justicia.
Agrega, que tienen también dificultad para obtener un empleo formal y decente, así como para ascender a puestos labores de toma de decisión.
Asimismo, la CIDH observa que las mujeres afrodescendientes siguen enfrentando profundos desafíos en el ejercicio de sus derechos civiles y políticos y, en comparación con el resto de las mujeres, se encuentran notoriamente sub-representadas en instancias de decisión como en los senados y parlamentos de la región.
Estos problemas, arguye, afectan a las mujeres afrodescendientes de forma acentuada en distintos países del hemisferio y exigen una atención diferenciada y medidas especiales para su superación.
Cabe señalar, que por medio de su monitoreo sistemático, la Comisión ha recibido informaciones de la sociedad civil acerca de los efectos agravados sobre las mujeres afrodescendientes de problemas como la violencia doméstica, sexual, obstétrica, y obstáculos en el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva.
También, añade, la imposibilidad de acceso a mecanismos de denuncia y reparación, ya sean administrativos o judiciales, son factores contribuyentes a la persistencia del racismo en la región.
La Comisionada Margarette May Macaulay, Relatora sobre los Derechos de las Mujeres y Relatora sobre los Derechos de las Personas  Afrodescendientes y contra la Discriminación Racial, afirmó que “en América, las mujeres afrodescendientes sufren una doble discriminación, por el hecho de ser mujeres y por su origen racial y étnico. A pesar de que varios países han avanzado en la implementación de programas para combatir la discriminación racial, las mujeres siguen enfrentando grandes barreras para gozar plenamente de sus derechos fundamentales”.
En varias oportunidades, la CIDH ha advertido sobre la ausencia o falta de incorporación de la variable “afrodescendencia” en los censos u otros mecanismos de relevamiento de la población en varios países de la región, lo que contribuye a invisiblizar sus demandas y necesidades.
De acuerdo a la Comisión, según lo previsto en el Artículo 6 de la Convención de Belém do Pará, las mujeres tienen el derecho a vivir una vida libre de violencia, incluyendo el derecho a ser libres de toda forma de discriminación y racismo. Además, los Estados miembros de la OEA tienen la obligación de actuar con debida diligencia para prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres, incluyendo el racismo estructural y social prevalente en la región.

 

Vea texto íntegro del comunicado

 

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