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Programa Asia Pacífico.

Acerca de la salud y bienestar gracias a los alimentos funcionales en Japón.

A través de la certificación Foshu los japoneses tienen acceso a más de mil alimentos capaces de modificar condiciones gastrointestinales, mejorar la presión arterial, la higiene dental, reducir los niveles de azúcar en la sangre, la osteoporosis, entre otros.

20 de diciembre de 2017

En una reciente publicación se da a conocer el artículo “Salud y bienestar gracias a los alimentos funcionales en Japón”.
Se sostiene que gozar de buena salud es uno de los propósitos más importantes en la vida de los japoneses. Es por ello que las enfermedades y cualquier otro mal que afecte a la salud es visto como un problema social a superar.
Bajo esta lógica, se recuerda, que en 1980 luego de un dedicado trabajo de la Sociedad Académica Japonesa sobre las propiedades medicinales de los alimentos, surgió el concepto de alimentos funcionales.
A continuación, el documento explica que los alimentos funcionales tienen el propósito de constituirse con un fin específico, es decir, no se elaboran solo por sus características nutritivas, sino por perseguir un propósito de salud.
Según Patricia Vera, nutricionista y magíster en trastornos alimenticios de la Universidad de Valencia, este tipo de alimentos se orienta en lograr beneficios en las personas a través de sus nutrientes, transformándose en el elemento de mayor importancia, por sobre otras cualidades como sabor, presentación o tradición.
Precisamente esta necesidad, se asevera en el texto, es la que ha venido desarrollando el país nipón desde más de tres décadas, razón por la cual la utilización de los alimentos funcionales no solo forma parte de una cultura medicinal, sino que está presente en la legislación nacional y en los programas de Gobierno.

Tipos de certificación para la identificación de funciones
Con respecto a este ámbito, se señala que la forma como la industria de los alimentos funcionales es regulada en Japón, fue descrita por el doctor Kazuhiro Fujita, jefe del Departamento de investigación científica del Japan Food Research Laboratories en el XIII seminario internacional Alimentación 3.0, el 24 de noviembre de 2017. Su exposición consistió en mostrar tres tipos de certificación Foshu -que en inglés quiere decir alimentos para usos específicos de salud-, dos realizadas por laboratorios como el que representa, y otra entregada a nivel gubernamental.
Así se detalla que la certificación de este alimento y su consecuente etiquetado con el logo respectivo, no solo anuncia la aprobación del producto, sino que sus efectos fisiológicos en el cuerpo humano han sido comprobados a través de la evidencia científica, por lo que la descripción es verdadera. Por ejemplo, si se quieren controlar la presión arterial o el colesterol en la sangre, el certificado Foshu valida la seguridad y efectividad del producto.

¿Cuáles son los requisitos para que un alimento funcional tenga la aprobación Foshu?
Según una publicación del Ministerio de Salud de Japón, se necesita el cumplimiento de cinco condiciones:
Que la efectividad en el cuerpo humano esté claramente probada
Ausencia de toxicidad o efectos negativos en casos de ingesta excesiva
Uso excesivo de sal u otros productos nutricionalmente inapropiados
Garantía de compatibilidad con las especificaciones
Calidad en los procesos de elaboración

Salud y bienestar en expansión

El documento afirma que en la exposición realizada en nuestro país por el doctor Kazuhiro Fujita, se resaltaron los beneficios de este tipo de alimentos en la vida de las personas. “Hay tres tipos de funciones. Una es la nutricional, la segunda es la regulación o equilibrio y la tercera es el control biológico. Este es el punto que más se aborda en la función alimenticia, pues hablamos de alimentos que mejoran la salud, disminuyen las enfermedades y mejoran la calidad de vida de las personas”, sostuvo en su presentación.
Es por estas características, detalla el texto, que a partir de 1991 el Ministerio de Educación de Japón comenzó a incentivar a que más investigadores comiencen trabajos para determinar las propiedades de estos productos. Para el 1999, la cantidad de alimentos funcionales con certificación Foshu en Japón era de 171 y, según Fujita, para 2017 alcanzó la cantidad de mil productos. Lo anterior ha llevado a que toda la región Asia Pacífico utilice la certificación Foshu, superando los 500 millones de dólares anuales.

Desafíos de la alimentación funcional en la realidad chilena

El documento plantea que en nuestro país aún no existen consensos en relación a un término unificado de alimento funcional, por lo que este concepto no está presente en nuestra legislación. De acuerdo a Patricia Vera “por más que algunas entidades públicas de salud han hecho esfuerzos en promover alimentos funcionales específicos, como es el caso del huevo, o los berries, pasa también que las industrias también están sacando provecho de los beneficios de algunos alimentos porque se está produciendo un cambio de conciencia en los consumidores, por lo tanto el consumo podría aumentar para obtener beneficios en su salud”.
En cuanto a las medidas que se podrían adoptar en nuestro país para incrementar la producción y consumo de alimentos funcionales, la nutricionista señaló que "la educación en las escuelas podría entregar más información sobre esta forma de alimentación, porque la propaganda que nos puedan entregar los entes públicos o la publicidad de las industrias no es suficiente".
Por último, la especialista se refirió a una de las principales dificultades que podrían tener los alimentos funcionales en nuestro país, afirmando que "los alimentos más saludables, o con mayor componentes saludables o incluso los menos modificados, traen dificultades económicas, ya que son más caros y no están al alcance de las personas". Fuente: www.bcn.cl

 

Vea texto íntegro del documento

 

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