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Acerca de «¿Qué tan ajustadas están las finanzas públicas?»

A juicio de LyD, dada la restricción en el crecimiento del gasto total para lograr esta convergencia serán necesarias nuevas reasignaciones de gastos para dar espacio al programa de Gobierno.

11 de junio de 2018

En una reciente publicación del Instituto Libertad y Desarrollo se da a conocer el informe “¿Qué tan ajustadas están las finanzas públicas?”. Se sostiene que en la Ley de Presupuestos del sector público para el año 2018 (LP 2018) la autoridad fiscal presentó tanto el escenario fiscal para el 2018 como una proyección financiera para el período 2019-2021. El escenario expuesto era uno extremadamente estrecho en términos del crecimiento del gasto para todo el período, al circunscribirlo a la necesidad de retomar la responsabilidad fiscal.
Adicionalmente, recuerda LyD, la administración entrante anunció una serie de iniciativas nuevas que es necesario financiar en ese mismo período (2019-2021), las que están valoradas en torno a US$ 26.500 millones.
La preocupación que surge, se plantea, es cómo se compatibiliza este mayor gasto con el cumplimiento de la meta de balance estructural recientemente anunciada por el Ministro de Hacienda en este contexto de responsabilidad fiscal.

PUNTO DE PARTIDA: ELEVADO DÉFICIT EN 2017

LyD detalla que en 2017 el gasto fiscal creció 4,7% real, superior al crecimiento tanto del PIB efectivo (1,5%) como del PIB tendencial (2,6%i ). Como resultado, el balance tanto global como estructural volvieron a reflejar déficits importantes: -2,8% y -2,0% del PIB, respectivamente. Este último fue similar a los déficits observados en el bienio previo (-1,9% y -1,8% del PIB en 2015 y 2016, respectivamente) lo que refleja el incumplimiento del compromiso de la autoridad fiscal de reducir el déficit estructural en 0,25% cada año entre 2015 y 2017.

LO QUE VIENE

El texto explica que en la LP 2018 se presentó la proyección del gasto para el período 2018-2021, considerando los gastos comprometidos. Para recuperar la responsabilidad fiscal, la misma autoridad de ese momento evaluó como escenario posible una reducción sostenida del déficit estructural (-0,25% del PIB por año) hasta el 2021, de forma de alcanzar ese año un déficit de -0,7%.
Este escenario, continúa, era coherente con un gasto creciendo en torno a 2,5% real promedio en el período 2019-2021. Ahora, a pesar de este esfuerzo, durante todo el período continuarían observándose déficits efectivos, aunque decrecientes hasta llegar a -0,9% en 2021. En este escenario, la misma autoridad estimó reducidas holguras positivas de gasto, es decir, el gasto comprometido para este período resultaba menor que el requerido para cumplir con la meta autoimpuesta de reducción del déficit estructural, dando espacio para aumentar marginalmente el gasto. Estas holguras se estimaron en 0,2, 0,1 y 0,3% del PIB para 2019, 2020 y 2021, respectivamente, lo que sumaría algo más de US$ 2.300 millones. Posterior a la aprobación de la LP 2018, destacan los siguientes hechos que afectaron el escenario fiscal hasta el 2021: i) La autoridad fiscal entrante anunció un ajuste al gasto en estos cuatro años en torno a US$ 4.600 millones, principalmente con el objeto de cubrir los gastos detectados con posterioridad a la LP 2018 que no cuentan con financiamientoiii (mayo 2018). ii) El lunes 4 de junio, y en el contexto de la reciente Cuenta Pública, se anunciaron mayores gastos coherentes con el programa de gobierno por US$ 26.500iv . iii) Luego, el miércoles 6 de junio, la autoridad fiscal presentó su estrategia fiscal para estos cuatro años, la cual sostiene que se reducirá el déficit estructural en 0,2% del PIB hasta llegar a 1% en 2022. Una reducción anual de 0,2% del PIB del déficit estructural implica que el gasto total tiene que crecer menos -en casi un punto- que los ingresos estructurales, los cuales crecen en torno al PIB tendencialv . Según el último Comité de Expertos citados el 2017 por la misma Dipres, el PIB tendencial de este año crecería sólo 2,6% e iría aumentando paulatinamente su dinamismo hasta llegar a crecer 3% recién en 2022. En consecuencia, el cumplimiento de la consolidación paulatina del balance estructural obligaría al gasto a crecer algo por sobre 2% en todo este período, es decir, un crecimiento reducido muy similar al ya contenido en el escenario presentado en la LP 2018. En consecuencia, implementar el programa de gobierno recientemente anunciado requerirá generar más ingresos estructurales (por ejemplo, por mayor crecimiento tendencial) y/o reasignar gastos en forma importante.
Luego, LyD arguye que a pesar del cumplimiento de este escenario restrictivo, el balance global continuaría siendo negativo, lo que implicará que la deuda neta seguiría aumentando en un monto similar.
En los últimos años, añade el informe, todas las proyecciones financieras contenidas en las respectivas leyes de presupuesto respecto de la trayectoria del balance estructural de los siguientes cuatro años, han planteado escenarios de reducción del déficit estructural. Más aún, en el compromiso adquirido en el decreto N° 1378 del 2015 por la administración pasada, se asumió que a partir del año 2016 y hasta 2018 se reduciría el déficit estructural en aproximadamente un cuarto de punto porcentual del PIB cada año, medido este último con parámetros estructurales comparables de un año a otro, lo cual finalmente no se cumplió.
Así, plantea LyD, dada la historia de incumplimientos de los compromisos fiscales de los últimos años respecto de retomar un comportamiento decreciente del déficit estructural, lo cual afectó en parte nuestra percepción en el exterior, el cumplimiento de la actual meta es fundamental. En este sentido, la presentación del proyecto de ley para crear un Consejo Fiscal Autónomo con un grado de autonomía mayor al Consejo Fiscal Asesor que hoy funciona por decreto, apunta en la dirección adecuada como organismo independiente de la evaluación de la política fiscal.
En definitiva, concluye el documento, el incremento que ha experimentado el déficit estructural en los últimos años, el cual llegó a alcanzar a 2% del PIB en 2017, exige un manejo responsable de las finanzas públicas, especialmente considerando que la evaluación internacional de nuestra responsabilidad fiscal ha cambiado.
Así, se propone, considerando las restricciones con que la presente administración cuenta en términos de expansión del gasto, en un contexto del compromiso de reducción del déficit estructural, la implementación de los gastos adicionales anunciados en la Cuenta Pública, de no existir un aumento de los ingresos tendencial, requerirá de nuevos ajustes y reasignaciones en el gasto para todo el período 2018-2021.

 

Vea texto íntegro del documento

 

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