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Acerca de “John Marshall, el juez que dio sentido a la Corte Suprema de Estados Unidos”.

Consiguió convertir al Tribunal Supremo como el máximo intérprete de la Constitución e hizo que la doctrina del recurso de inconstitucionalidad (judicial review) fuera aceptado tanto por el legislativo como por el ejecutivo

28 de agosto de 2018

Recientemente, el sitio español Confilegal publicó el texto “John Marshall, el juez que dio sentido a la Corte Suprema de Estados Unidos”.
En el documento se expone que cuando los “padres fundadores” de los Estados Unidos hicieron la Constitución en ningún lugar dejaron escrito cuál tenía que ser el papel exacto y las funciones del Tribunal Supremo. Esa tarea fue obra de John Marshall, su presidente entre 1801 y 1835; 34 años. Y no fue nada fácil.
Marshall consiguió convertir al Tribunal Supremo como el máximo intérprete de la Constitución e hizo que la doctrina del recurso de inconstitucionalidad (judicial review) fuera aceptado tanto por el legislativo como por el Ejecutivo, poniendo en pie de igualdad con ellos al poder judicial.
En cuanto a la trayectoria personal, antes de llegar a juez del Tribunal Supremo, se indica que John Marshall fue, antes de convertirse en presidente del Tribunal Supremo, o Corte Suprema -se puede decir de las dos formas- de los Estados Unidos, soldado. Participó en la guerra de la independencia, fue miembro de la Cámara de Representantes de su Estado natal de Virginia, en la que participó en la ratificación de la Constitución, ejerció como abogado, diplomático y secretario de Estado, equivalente a nuestro ministro de Asuntos Exteriores.
Marshall fue nombrado presidente del Tribunal Supremo el 31 de enero de 1801, cuando era secretario de Estado, con casi 45 años, a propuesta de Adams y con el visto bueno del Senado, tal como se hace hoy en día.
Juró su cargo de presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos ataviado con una toga negra simple, siguiendo la tradición de su estado natal, Virginia, y abandonando la toga de los jueces británicos, de colores, pieles de armiño y pelucas.
Con ello hizo toda una declaración de principios de lo que quería que fuera su mandato, que luego todos los jueces estadounidenses imitaron. Y lo llevó a cabo en la sala de vistas de la sede del Tribunal Supremo, que entonces estaba en un sótano del Capitolio.
En cuanto al caso Caso Marbury VS Madison, el texto expone que Estados Unidos tenía, en aquel año, casi 25 años de edad como país. La política había impregnado todo. Para los “republicanos jeffersonianos”, como eran llamados los miembros del Partido Democrata-Republicano, la judicatura había perdido la independencia y la imparcialidad que debía regir su conducta y se había convertido en un instrumento político más en la lucha por el poder.
Prueba de ello habían sido las últimas decisiones tomadas por los federalistas en el Congreso, por las mismas fechas en que Adams nombró a Marshall, aprobando la modificación de la Ley de la Judicatura de 1789 por la que se modificaba la planta judicial, ampliándola en 16 jueces de Circuito y en 42 jueces de Paz.
El presidente Adams firmó todos los nombramientos, los selló y ordenó que fueran comunicados a todos los nuevos jueces, el 3 de marzo, un día antes de que Jefferson tomará su testigo en la Presidencia.
Sin embargo, a uno de ellos, William Marbury, no le llegó su nombramiento de juez de Paz para el Distrito de Columbia.
Marbury respondió de la forma que sabía: de forma legal. Solicitó formalmente al Tribunal Supremo que emitiera una orden ejecutiva (writ of mandamus) al secretario de Estado, John Madison, para obligarle a que le fuera comunicado el nombramiento de un modo oficial, para poder tomar posesión de su puesto por un periodo de cinco años.
Respecto del fallo, el Tribunal presidido por Marshall le dio la razón a Marbury en 1803. El juez de paz tenía derecho a que se le comunicara su nombramiento -que había sido firmado y sellado por el anterior presidente, lo cual era válido- y, en consecuencia, a tomar posesión de su destino.
En relación a al control de constitucionalidad, según el presidente-ponente del caso, John Marshall, la sección 13 de la Ley de la Judicatura de 1789 era inconstitucional porque ampliaba la jurisdicción del Tribunal Supremo más allá de lo que permitía el artículo III de la Constitución, al conferir al Tribunal Supremo el poder de emitir, precisamente, órdenes ejecutivas como la que había solicitado Marbury.
Así, fue la primera vez que la Corte Suprema estadounidense se arrogó la capacidad de declarar inconstitucional una parte de una ley aprobada por el Parlamento.
Asimismo, y en otros de los aportes de Marshall, definió el estatus jurídico de las tribus americanas. La Corte Suprema también levantó el marco fundacional para las relaciones entre los Estados Unidos y las tribus indias del país en los casos Johnson vs M’Intosh, Cherokee Nation vs Georgia y en Worcester vs Georgia.

El final de su carrera

El texto arguye que a pesar de ser el presidente del Tribunal Supremo, Marshall siguió siendo leal a las ideas del Partido Federalista, desaparecido en 1823.
Los jueces, por el hecho de ser jueces, tienen ideas políticas. Y las de esta figura, influyeron de forma determinante en lo que hoy es Estados Unidos.
Precisamente en ese año de 1823, los que habían sido sus rivales en su época política, los miembros del Partido Demócrata-Republicano, le ofrecieron ser su candidato a la Presidencia en las elecciones que iban a tener lugar al año siguiente. Aunque le agradó, porque suponía un reconocimiento a su trabajo al frente de la Corte Supremo, Marshall lo rechazó.

 

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