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Acerca del fenómeno de los niños-soldados y el límite de la tutela jurídica internacional.

Los niños soldados son parte integral de los ejércitos gubernamentales, los grupos paramilitares, las facciones armadas irregulares, incluidos los grupos rebeldes y los terroristas.

31 de agosto de 2018

Recientemente, María Stefanía Cataleta, especialista en Derecho Penal Internacional, publicó un estudio orientado a analizar el uso de niños en conflictos armados.

En primer lugar, la autora señala que la expresión “niños soldados” no se refiere sólo a quienes usan armas, sino también a aquellos que ocupan puestos de cocinero, transportista, mensajero, espía o que son reclutados para la explotación sexual o forzados a casarse. Asimismo, los niños soldados son parte integral de los ejércitos gubernamentales, los grupos paramilitares, las facciones armadas irregulares, incluidos los grupos rebeldes y los terroristas. Su edad promedio ronda en los 13 años.

Enseguida, hace referencia a este fenómeno en el panorama mundial, señalando que África es el continente más afectado por el fenómeno de los niños soldados. Asimismo, éste se ha extendido a otras regiones del mundo como América Latina, liderando esta clasificación Colombia. En este país el uso de niños no se limita a las fuerzas irregulares; incluso aunque una ley lo prohíbe, en el pasado reciente el ejército colombiano ha incorporado a sus filas a 800 menores de 18 años. Añade, que incluso en los Estados Unidos, la ley establece el mínimo de 17 años de edad para el alistamiento en el ejército y para la participación en operaciones de guerra, lo que hace que personas menores de edad puedan participar. Sin embargo, la situación más alarmante en Europa es la del Reino Unido, porque a pesar de la edad de 18 años, el gobierno de Londres es el único en Europa que envía a jóvenes de 17 años al combate. El reclutamiento se lleva a cabo a través de escuelas militares que reclutan niños y niñas de entre 12 y 13 años.

Luego, afirma el documento que las causas que subyacen a este fenómeno son numerosas e interrelacionadas. Así, señala que la naturaleza del conflicto armado ha cambiado considerablemente, a tal punto que niños y adolescentes terminaron involucrados en la lucha. Añade que uno de los factores que permitió el uso creciente de niños como soldados fue el cambio en las características técnicas de las armas de guerra. Hoy, el refinamiento tecnológico también permite que los niños participen activamente en guerras, debido a las mejoras en la fabricación. Debido al uso de piezas de plástico, las armas se han vuelto tan ligeras, manejables y baratas que pueden ser usadas fácilmente por un niño de 10 años. Asimismo, explica que los niños, como recurso, son valiosos en estas circunstancias, ya que es económico en términos de capacitación y remuneración, con una mínima inversión cuando no inexistente. Además, son más maleables y más receptivos al condicionamiento.

De ese modo, se concluye manifestando que la comunidad internacional ha intentado abordar este tema en su normativa. Así, ha codificado el uso de niños como combatientes como una violación específica, sin embargo, agrega, dista mucho de poder ser eliminada como práctica. En ese mismo sentido, apunta a la ineficiencia del sistema internacional en lo que respecta a la aplicación de normas, al cumplimiento de obligaciones asumidas por los Estados, a la consolidación del sistema de protección judicial de personas menores de edad y a los mecanismos de control relacionados.

 

 

Vea texto íntegro de la publicación.

 

 

 

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