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Escriben «Desarrollo humano: Chile líder en la región y entre los países de mayor desarrollo».

Al ajustar este índice por desigualdad en las dimensiones evaluadas, nuestro país se mantiene en el primer lugar de Latinoamérica y el Caribe, aunque empeorando su posición en el ranking.

29 de septiembre de 2018

En una reciente publicación del Instituto Libertad y Desarrollo (LyD) se da a conocer el artículo “Desarrollo humano: Chile líder en la región y entre los países de mayor desarrollo”.
Se sostiene que en la actualización estadística del año 2018 de los Indicadores e Índices de Desarrollo Humano (IDH), publicada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), hay buenas noticias para Chile.
Nuestro país se encuentra en el primer lugar de la región de Latinoamérica y el Caribe y dentro de los países con desarrollo humano muy alto, compartiendo así la categoría con Estados Unidos, Suiza y Dinamarca, entre otros.
Este indicador, se explica, tiene por fin determinar el nivel de desarrollo y progreso a largo plazo que tienen los países del mundo a través de la medición y ponderación de tres dimensiones: disfrutar de una vida larga y saludable, acceso a educación y nivel de vida digno. La primera dimensión se estima según la esperanza de vida, la segunda por el promedio de años de educación para adultos de 25 años o más y la esperanza de años de educación para los niños en edad escolar, y la tercera, por el PIB per cápita.

IDH EN CHILE

LyD expone que en el informe recientemente publicado con datos al año 2017, Chile presentó un coeficiente de IDH de 0,843 (de un máximo de 1), que lo ubicó en el lugar 44 de 189 países y territorios. Desde 1990 hasta la fecha, el índice para nuestro país pasó de 0,701 a 0,843, lo que equivale a un crecimiento de 20,2%. En concreto, esto se traduce en un aumento de 6 años en la esperanza de vida al nacer; de 2,2 años más en los años de educación promedio de personas mayores de 25 años, de 3,5 años adicionales en los años de educación esperados para niños en edad escolar y un PIB per cápita ajustado que ha crecido 165,5% en el período.

LÍDER EN DESARROLLO HUMANO DENTRO DE LA REGIÓN

A continuación, se destaca que los avances exhibidos por nuestro país en las últimas décadas nos han permitido ubicarnos como líderes dentro de la región, superando incluso a Argentina y Uruguay, los otros dos países de Latinoamérica que también se sitúan entre los de desarrollo humano muy alto.
Se compara nuestro país con los mencionados anteriormente, así como con el promedio mundial, el de Latinoamérica y el Caribe y el promedio de los países con IDH muy alto. Se observa el alto nivel en que se encuentra Chile, que incluso tiene una expectativa de vida por sobre el promedio de los países con muy alto desarrollo humano y la misma esperanza de años de escolaridad que éstos.
En cambio, en escolaridad promedio entre la población mayor de 25 años nos encontramos por debajo de la media de los países con los IDH más altos. Esta cifra refleja que las generaciones mayores cuentan con una escolaridad promedio menor a la que se espera para las generaciones más jóvenes. Asimismo, es importante destacar que los países en ese tramo tienen una media de PIB per cápita de US$ 40.041, en contraste con Chile que tiene una de US$ 21.910.

IDH AJUSTADO POR DESIGUALDAD (IHDI)

Además del IDH tradicional, se detalla, el PNUD calcula un índice ajustado por desigualdad, o Inequality Adjusted Human Development (IHDI). En este índice se toma en cuenta la desigualdad presente en cada una de las tres dimensiones del IDH, “descontándose” a cada valor promedio de cada dimensión su nivel de desigualdad.
Ajustado por desigualdad para Chile, el IDH pasa de 0,843 a 0,710. Es decir, el valor del índice se reduce en un 15,7% por concepto de desigualdad, bajando así 7 posiciones respecto al ranking sin ajustar. Esta reducción es menor que la del promedio de Latinoamérica y el Caribe y del mundo. No obstante, luego de los ajustes por desigualdad Chile sigue siendo el líder en desarrollo humano de la región.

DESIGUALDAD Y MOVILIDAD SOCIAL

LyD puntualiza que el mayor ajuste de desigualdad corresponde al de ingresos. Afortunadamente, existen datos complementarios que muestran las mejoras experimentadas por nuestro país en este sentido, y que nos permite ser optimistas respecto al futuro.
Se ejemplifica, un reciente informe publicado por la OCDE que presenta una serie de cálculos relativos a la movilidad intergeneracional dentro de los países miembros. Se muestra una medida de movilidad intergeneracional, que corresponde a la probabilidad que un niño con un padre del cuartil (25%) -más bajo de ingresos- ascienda a un cuartil superior.
De acuerdo a esta medida, se explica, Chile evidencia una movilidad intergeneracional superior a la de países como Dinamarca y Estados Unidos, estando ambos en el segmento de países con desarrollo humano muy alto. Del mismo modo, se añade, Sapelli (2017) encuentra que las generaciones más jóvenes de nuestro país han ido reduciendo cada vez más la desigualdad de sus ingresos, lo que atribuye principalmente al acceso más equitativo a educación. Así, si bien esto no se refleja de manera inmediata en los indicadores de desigualdad medida por ingresos promedio de toda la población, es esperable que con el tiempo sí se observe una mejora en este indicador. En forma complementaria, una mayor movilidad social también es reflejo que la retribución por el trabajo se basa en condiciones de mérito y que en un contexto de una mayor igualdad en el acceso a la educación ello también se traduce en mayor igualdad de oportunidades.
LyD concluye que en la última actualización estadística del IDH, Chile se mantiene en el ranking 44 de 189 países, permaneciendo como líder en la región de Latinoamérica y el Caribe y en la categoría de países con desarrollo humano muy alto. Esto sigue cumpliéndose al ajustar el IDH por desigualdad (IHDI), aunque hay un retroceso de 7 lugares en el ranking general en tal caso.
Gran parte de esa desigualdad, se asegura, proviene de la desigualdad medida por ingresos. Pero ello se da en el contexto de un Chile con una alta movilidad intergeneracional desde el primer cuartil hacia uno superior, y generaciones que son cada vez menos desiguales en cuanto a acceso a educación, siendo éste un factor importante en la capacidad de generar ingresos de los más pobres y que por ende, es de esperar que se traduzca también en una menor desigualdad en materia de ingresos.

 

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