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El Ministerio de Cambio Climático neozelandés y sus medidas para reducir las emisiones de carbono.

El Ministerio identifica problemas y recomienda medidas para la adopción de políticas cuyo impacto se evidencia en el corto plazo.

11 de abril de 2019

En una reciente publicación de la Biblioteca del Congreso Nacional se da a conocer el artículo “El Ministerio de Cambio Climático neozelandés y sus medidas para reducir las emisiones de carbono”.
La BCN sostiene que además de recomendar medidas para simplificar el proceso de medición de emisiones por parte de las compañías, gracias a su trabajo en la identificación de problemas, el gobierno neozelandés limitará la cantidad de unidades disponibles para las compañías con el fin de incentivar la reducción de emisiones en vez de comprar nuevas.

Preocupación de Nueva Zelandia por el cambio climático

El texto asegura que el cambio climático es considerado por Naciones Unidas como el desafío más grande de nuestro tiempo. Más que identificar este problema como un gran desafío, el organismo mundial considera que nos encontramos en un momento decisivo, no solamente por la creciente cantidad de catástrofes naturales, sino por el hecho de que si no se toman medidas drásticas hoy, en un futuro la adaptación será difícil, principalmente para aquellas personas en situación de vulnerabilidad social, pues son directamente afectados por los cambios radicales de temperaturas, cambios en los patrones de lluvias, sequías, entre otros efectos.
A continuación, la BCN expone que una lectura de esta realidad permitió que el gobierno neozelandés, a través de la Ley de Medioambiente, creara en 1986 el Ministerio de Medioambiente que, tal como sucede en un régimen parlamentario, es conformado por legisladores y encabezado por un Comisionado, quien provee una mirada independiente en relación de los procesos administrativos relacionados con el ambiente y, además, tiene la autoridad legal necesario para gestionar acciones con el resto de las autoridades de gobierno.
Sin embargo, añade, las decisiones no se quedaron allí. A raíz de las negociaciones realizadas en el marco de la Conveción de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Unfccc) y sus dos acuerdos más importantes -el Protocolo de Kyoto, sobre todo del Acuerdo de París el año 2015 que estableció un marco de acción para que los países tomen acciones concretas en relación al cambio climático- Nueva Zelandia reforzó su ya existente Política de Cambio Climático con el fin de cumplir con los compromisos internacionales, por una parte, pero también ser responsable de guiar, desde una óptica medioambiental, el desarrollo a futuro del país.
Para ello, destaca la BCN, una de las medidas iniciales fue reforzar su institucionalidad, a fin de sumar a más actores que ayudaran a cumplir con los compromisos del Acuerdo de París. Esto se concretó con el fortalecimiento del Ministerio de Cambio Climático, creado el 2005 para guiar la política de cambio climático. A partir de 2017 en manos del parlamentario James Shaw, proveniente del Partido Verde de Aotearoa, es el principal órgano responsable de todas las áreas que se involucran con el cambio climático, ya sea en lo doméstico con empresas, instituciones públicas y sociedad civil, como en lo internacional con los organismos internacionales. Es decir, que además de velar por asuntos políticos al interior del país, es el representante del gobierno neozelandés en las negociaciones internacionales sobre la materia.

Comité de expertos para la toma de decisiones

La BCN relata que en abril de 2018, el Ministerio reconoció como uno de sus órganos asesores, al Comité Interino de Cambio Climático (ICCC), integrado por el ministro y conformada por expertos que han desarrollado una larga experiencia en las áreas claves de la mitigación de los efectos del cambio climático. El presidente del comité es David Prentice, quien tiene una dilatada trayectoria en negocios internacionales para el desarrollo de infraestructura sostenible. Le sigue la vicepresidenta Lisa Tumahai, quien es líder de la comunidad maorí. A ellos se suman expertos en investigación sobre gases de efecto invernadero, legislación ambiental, comercio de emisiones, entre otros.
La designación de este comité tiene como objetivo brindar asesoramiento al gobierno sobre cómo transitar a un futuro de bajas emisiones de carbono y generación de electricidad 100 por ciento renovable para el 2035. De tal manera, los hallazgos realizados por este comité permiten al gobierno saber cuáles son los pasos siguientes y cómo avanzar. Un ejemplo de esto se puede ver en la recomendación que realizó al gobierno para modificar el Esquema Neozelandés de Comercio de Emisiones (Nzets por sus siglas en inglés) con el fin de aumentar los incentivos para que más actores se sumen a reducir las emisiones.

Modificación del mercado de emisiones

Luego el texto define ¿Qué es el intercambio de emosiones? Se trata de un mercado de derechos de emisión como el que existen en países de la Unión Europea y otras partes del mundo, es decir donde los gobiernos establecen límites a las compañías sobre la cantidad de gases contaminantes que pueden emitir. Es por ello que aquellas empresas que debido a los montos de producción requieren aumentar la emisión de carbono, se ven en la necesidad de comprar bonos. En este esquema, las compañías que aumentan sus emisiones deben pagar por ellas, mientras que las empresas que reducen sus emisiones y pueden vender sus bonos, obtienen más capital para su re inversión.
Este sistema de intercambio se construye con reglas aplicadas a la realidad neozelandesa. Es por ello que el ICCC propuso entre sus primeras recomendaciones, realizar modificaciones para que más compañías y sectores industriales se sumen a la reducción de emisiones. La primera fue establecer menos unidades a las empresas, a modo que tengan más incentivos para reducir sus emisiones que para comprar unidades a otras compañías. Esta recomendación se realizó porque el mercado neozelandés era el único que no tenía límites, por lo que su implementación se haría de manera gradual para no interferir radicalmente en las proyecciones de crecimiento.
Aunque, arguye la BCN, el esquema neozelandés de intercambio está vinculado a los mercados internacionales de carbono -razón por la cual puede importar unidades de emisión- el Comité propuso la creación de una unidad doméstica, la Unidad Nueva Zelandia (NZU), que inicialmente se emitirá de manera gratuita y que equivale a una tonelada de dióxido de carbono. Una de las características novedosas de esta unidad es que se le asignará a sectores que actualmente tienen baja participación, como por ejemplo en el pesquero, o la industria forestal, donde se establecen nuevas disposiciones para medir el promedio de emisiones de carbono y aumentar los incentivos para la reforestación.
De esta manera, el Ministerio de Cambio Climático a través del ICCC es una de las instancias donde se pone de manifiesto la preocupación del país oceánico por mitigar los efectos perversos del cambio climático, pues es allí donde se identifican problemas y se recomiendan medidas para la adopción de políticas cuyo impacto se evidencia en el corto plazo.

En Chile la Cámara de Diputados planteó su preocupación por el cambio climático

El texto señala que a propósito del informe emitido por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, donde se alerta a los países acerca de las graves consecuencias de las emisiones de gases efecto invernadero en el 2030, 61 diputados citaron a una sesión especial el 2 de abril de 2019 donde se dio a conocer el informe y se hizo un llamado a adoptar acciones y definir políticas públicas oportunas y de consenso.
Uno de los oradores en la ocasión fue el diputado Jaime Tohá, para quien las conclusiones del informe son dramáticas. “Las metas de emisiones de CO2 no se están cumpliendo, la última evaluación señala que si de aquí a 12 años no se producen cambios significativos en esto, quizás ya sea muy tarde para enmendar rumbo. Esto significaría que quizás las nuevas generaciones no puedan habitar el planeta. Considero que este es un tema tremendamente importante. Me parece curioso como seguimos priorizando asuntos como la reforma tributaria o las isapres, para qué, si posiblemente tengamos un planeta donde no puedan vivir los seres humanos. Entonces resulta difícil entender como no se aborda. Lamentablemente la reflexión que se hace es que alguien se encargará de eso, o alguien velará por eso, mientras tanto seguimos contaminando, señaló.
En relación a la responsabilidad de las grandes potencias y el papel de economías emergentes como Chile, sostuvo que sería un grave error decir que son las únicas responsables. “Aunque el 80 por ciento de las emisiones proviene de países como Estados Unidos, Rusia, China e India. Sería un grave error si Chile sostiene que es total responsabilidad de esos países. Es responsabilidad de todos. Para gritar fuerte en los foros internacionales hay que decir “yo hice el trabajo”. Independiente de que China esté haciendo esfuerzos y Estados Unidos no lo haga, nosotros tenemos que hacer lo nuestro y golpear la mesa con fuerza, sobre todo porque aquí tenemos trabajos importantes. Entonces unámonos a Costa Rica en la realización de la Cop25 para ser las dos grandes voces en América que golpeen fuerte la mesa”, añadió.
Sobre medidas concretas que podrían tomarse en el corto plazo para comenzar a mitigar los efectos del cambio climático en nuestro país, valoró algunas de las políticas adoptadas en los últimos años, aunque cree que aún nos queda mucho camino por recorrer. “Medidas como el transporte público eléctrico o la prohibición de bolsas plásticas son acciones que contribuyen, no cabe la menor duda, pero aquí los grandes temas son más que eso. Por ejemplo, la industria pesquera que está agotando los recursos, o los bosques nativos que han desaparecido de millones de hectáreas, o el agua que está en manos privadas. Esos son los grandes temas”, sentenció.

 

Vea texto íntegro del documento

 

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