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Escriben: «Una lectura social y política de la obra Un Enemigo del Pueblo de Henrik Ibsen».

El autor estima que Ibsen nos introduce en una temática que tiene una profunda vigencia global y en la cual el discurso público no suele corresponderse con acciones concretas.

21 de junio de 2019

Recientemente, el autor argentino Sebastián Sancari publicó un análisis sobre la obra “Un Enemigo del Pueblo”, de Henrik Ibsen.

En el documento, el autor comienza explicando que Ibsen pone de manifiesto la inexistencia de un “bien común” claramente determinado y discernible por todos. Una posible solución sería el logro de un desarrollo económico ecológicamente sustentable. Sin embargo, si cooperar significa el acuerdo común de actuar en contra del propio interés si ello beneficia a todos (Elster, 1990) en Un Enemigo del Pueblo la acción colectiva se torna problemática y no hay cooperación mutua posible.

Luego, indica que Su dramatismo aumenta por la contraposición in crescendo entre, por un lado, el interés de los propietarios de los molinos y valles linderos, junto con el de los sectores (económicos, políticos y mediáticos) ligados al uso y explotación del balneario y, por el otro, la posición del Dr. Stockmann, quien entiende que el bien común radica en la preservación de la salud pública.

Enseguida, expresa que, en cuanto a la fortaleza de la sociedad civil tanto frente al poder estatal como frente al mercado (Habermas, 1998), el escenario que plantea Ibsen es de un hondo pesimismo, porque la elite gobernante termina manipulando las opiniones para mantener el status quo, dejando en una posición marginal todo cuestionamiento al poder de las estructuras políticas tradicionales. Ello lleva a que, finalmente, el Dr. Stockmann termine enfrentado con sus propios conciudadanos, a quienes en un principio creía como sus aliados.

Al respecto, se agrega que otra cuestión remarcable de la obra -y que no es valorada por su protagonista- reside en la aparición de ámbitos participativos plurales y democráticos que surgen espontáneamente desde la sociedad. Más allá del voto y de la prensa, Ibsen introduce a la asamblea como un foro de discusión pública espontáneo en el que participan representantes de ámbitos políticos, sociales e institucionales en un pie de igualdad y sin represión estatal de las voces disidentes. Por lo demás, no aparece ningún cuerpo deliberativo instituido así como tampoco los protagonistas invocan normativa alguna para sustentar sus posiciones. También llama la atención la inexistencia de jueces que medien en la resolución del conflicto.

De ese modo, el autor concluye que Ibsen nos introduce en una temática que tiene una profunda vigencia global y en la cual el discurso público no suele corresponderse con acciones concretas. De este modo, en un sentido profundo, es una obra que nos desafía a repensar el rol del Estado en el diseño, implementación y control de algún paradigma ambiental. En Argentina existen diversas problemáticas relacionadas a la utilización de bienes escasos jurídicamente protegidos, en las que se entrecruzan múltiples actores sociales, poderosos intereses económicos, aspectos históricos, normativos, institucionales, y sociológicos. Las acciones estatales tendientes a la protección de las poblaciones afectadas y dirigidas a la preservación y/o recomposición del medio ambiente deben ser coordinadas y eficaces en todos los niveles de gobierno. Más allá de algunos momentos de sinergia entre instituciones y participación ciudadana –en especial en el caso de la cuenca Matanza Riachuelo- tales acciones, al igual que en la obra de Ibsen, aún distan de ser visibles como políticas públicas de Estado.

 

Vea texto íntegro de la publicación.

 

        

 

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