Un tribunal del Vaticano condenó a cinco años y medio de cárcel al cardenal Angelo Becciu, tras ser declarado culpable de malversación de fondos. Además, se lo inhabilitó permanentemente para ejercer cargos públicos, y deberá abonar una multa de 8.000 euros. Becciu, de 75 años, ostentó el tercer cargo más alto en la Santa Sede durante más de siete años, siendo nombrado sustituto para los asuntos generales de la Secretaría de Estado del Vaticano en 2011, por el Papa Benedicto XVI.
En 2018, el Papa Francisco lo designó cardenal y, al año siguiente, lo nombró prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Durante su tiempo en la Secretaría de Estado, el Vaticano adquirió un edificio en una exclusiva zona de Londres, una transacción plagada de irregularidades que derivó en un juicio por malversación de fondos que se extendió desde julio de 2021 hasta diciembre de 2023.
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En 2019, un año después de asumir su nuevo cargo, la fiscalía del Vaticano allanó las oficinas de la Secretaría de Estado, suspendiendo a cinco de sus funcionarios. El Papa Francisco, en una medida sin precedentes, modificó el reglamento para permitir que los tribunales ordinarios juzgaran a cardenales, autorizando al tribunal vaticano a proceder contra Becciu.
El tribunal concluyó que Becciu era responsable de la compra irregular del edificio en Londres. También fue declarado culpable de malversación de fondos por transferir 125.000 euros de la Secretaría de Estado a una organización presidida por su hermano. Además, fue condenado por la transferencia de 570.000 euros del Vaticano a una mujer, sin cumplir los fines altruistas a los que debía destinarse el dinero. Por este ilícito la mujer recibió una condena de tres años y nueve meses de prisión.
La defensa del cardenal anunció ante la prensa que «sin duda apelará» el fallo. Este caso marca un hito al ser el primer cardenal sentenciado por un tribunal del Vaticano desde la creación del estado en 1929.