La Asamblea Nacional de Cuba aprobó normas que implican un reconocimiento de la eutanasia, como parte de una nueva ley de Salud Pública, convirtiéndose así en el segundo país de América Latina y el Caribe en dar este paso, después de Colombia. La nueva ley estará sujeta a futuros debates públicos que modificarán los borradores hasta obtener un documento final.
La medida fue respaldada por la Asamblea Nacional como parte de una actualización del marco legal de la salud en el país, que garantiza un sistema de salud gratuito y universal. El borrador de la legislación establece que se reconoce el derecho de las personas a acceder a una muerte digna, permitiendo determinaciones de fin de vida que abarcan desde la limitación del esfuerzo terapéutico hasta los cuidados paliativos y los procedimientos válidos para poner fin a la vida.
La eutanasia y el suicidio médicamente asistido, temas que generan intensos debates en todo el mundo y enfrentan oposición por parte de la mayoría de las religiones, ahora se abren camino en el marco legal cubano. Solo un grupo selecto de países permite estas prácticas, ya que algunos las equiparan con el asesinato.
Noticia Relacionada
La Iglesia Católica de la isla caribeña aún no ha comentado esta decisión. Mientras tanto, el Instituto de Oncología y Radiobiología de La Habana elogió la medida, considerándola un marco jurídico necesario para la eutanasia en sus diversas formas.
A pesar de la falta de debate público y la escasa cobertura mediática inicial sobre la aprobación de la eutanasia, se espera que el panorama cambie una vez que se establezcan las reglas y regulaciones correspondientes.
Al unirse a países como Suiza, los Países Bajos, Luxemburgo, Canadá, Australia, España, Alemania, Nueva Zelanda y algunos estados de EE. UU., Cuba marca un hito en la evolución de la legislación sobre la eutanasia, desencadenando preguntas sobre cómo la sociedad cubana y la opinión internacional responderán a este cambio significativo.
“Se reconoce el derecho de las personas a acceder a una muerte digna, mediante el ejercicio de las determinaciones para el final de la vida, que pueden incluir la limitación del esfuerzo terapéutico, los cuidados continuos o paliativos y los procederes válidos que finalicen la vida, dirigidos a personas con enfermedades crónicas degenerativas e irreversibles, con un sufrimiento intratable, que se encuentren en fase agónica o terminal de vida o que hayan sufrido lesiones que los coloquen en esta condición”, señala la normativa.